Educación. Una asignatura pendiente (II)

En su Informe 2016, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) dio a conocer que más de 263 millones de niños y jóvenes de entre 6 y 17 años no asistían a clases en todo el mundo

En su Informe 2016, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) dio a conocer que más de 263 millones de niños y jóvenes de entre 6 y 17 años no asistían a clases en todo el mundo.

Organismos como UNICEF y UNESCO recomiendan invertir en la primera infancia desde una perspectiva intersectorial que responda al contexto y necesidad de las familias, garantizando estabilidad; entornos seguros; acceso a servicios de salud y alimentación; acceso a oportunidades de aprendizaje, juego y socialización; y asegurar que niñas y niños logren desarrollar su potencial al máximo.

Según datos de la UNESCO, en 2018, la tasa de matriculación bruta en educación superior a nivel mundial era del 38%, lo que representa un aumento significativo en comparación con el 19% registrado en 2000.

No obstante, este crecimiento significativo que la matrícula en educación superior ha experimentado en todo el mundo en las últimas décadas, persisten retos para nuestro país en aspectos como acceso, calidad y desigualdad.

Este aumento en la matricula en ES genera mayor demanda de espacios educativos y recursos, no obstante, la calidad sigue siendo el desafío principal. Se han hecho esfuerzos para fortalecer la investigación, la vinculación con la industria, el fomento a la movilidad e internacionalización estudiantil, pero, al desafío persistente de la calidad se suma la desigualdad. Las disparidades podemos encontrarlas en lo relativo al acceso, calidad y resultados en los distintos niveles educativos, que, dicho sea de paso, en el desempeño estudiantil en pruebas estandarizadas no es el deseable para una economía emergente como la mexicana que requiere con urgencia más profesionales en áreas de conocimiento estrechamente relacionadas con la inercia del concierto global, es decir, hacia dónde se está moviendo el mundo, qué industria debemos impulsar y fortalecer como país a partir de observar las necesidades de un mundo cada vez más interconectado y globalizado.

En contrasentido, la desigualdad en el acceso, combinada con la calidad y en ocasiones la falta de cobertura en algunas zonas del país, impactan profundamente en los distintos estratos socioeconómicos, desigualdades que son más notorias en comunidades rurales e indígenas, donde el acceso a la educación se ve limitado por barreras geográficas, culturales y por supuesto económicas, puesto que cuando la cobertura de la educación pública no alcanza las posibilidades de cubrir los pagos de una matrícula privada se desvanecen para muchas familias.

Y si bien el acceso es un reto, evaluar la calidad de la educación superior es aún más complejo, hay indicadores para medirla, algunos parten de la reputación de la Institución; su infraestructura; la cantidad de matriculados; la experiencia de sus profesores; la probada empleabilidad de sus egresados; hasta la producción de investigación aplicada. Según el Ranking Mundial de Universidades QS 2022, algunas de las mejores universidades del mundo se encuentran en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Alemania. Para nuestro país sigue siendo una asignatura pendiente.

Concluyendo, hay tendencias emergentes en la educación superior que incluyen la expansión de la educación en línea y los programas de aprendizaje mixto, el enfoque en el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico y la resolución de problemas, la internacionalización de la educación superior y el aumento de la colaboración entre las instituciones educativas y la industria; quienes deseen participar de la economía de su Ciudad o región, Estado o país, o simplemente aspiren a la movilidad social no pueden ignorar esto, deberán subirse al redil o de otra manera quedarán a la orilla del camino en un momento de la historia que ha quedado atrás después de la pandemia por la Covid19.

“La innovación tecnológica es, básicamente, transformar la educación y actualizar las habilidades necesarias para los lugares de trabajo contemporáneos. La construcción de sistemas de educación preparados para el futuro exige que los programas escolares se ajusten al siglo XXI, además de la entrega uniforme de educación básica para todos, que construya una base sólida para una vida de adaptar y desarrollar nuevas habilidades. La educación especializada debería proporcionar las habilidades más solicitadas y abordar la desconexión entre las necesidades del empleador y la instrucción necesaria para poder aprovechar el talento global.” Foro Económico Mundial.