La educación: importancia de la filosofía, lógica y matemáticas

La falta de acceso a las proteínas en el México precolonial tuvo consecuencias en el desarrollo humano y por lo tanto en la educación

La falta de acceso a las proteínas en el México precolonial tuvo consecuencias en el desarrollo humano y por lo tanto en la educación. Ocurre en todas las sociedades, porque esto nos tiene que ilustrar los hechos básicos de la vida, y sirve para dar una manera de abordar la verdad, una manera de pensar, armar la verdad para que luego la verdad nos guíe hacia la realidad, o cuando menos un acercamiento más contundente con la realidad. De ahí se toman las decisiones. Puede ser geografía, matemáticas, cualquier materia. Esto no hay en México, porque nuestra educación está sumamente burocratizada y fracturada en partes aisladas y no conectadas.

Filosofía, Lógica y Matemáticas

Otra observación que quiero hacer es que no se explica, y en México no se estudia extensamente, muchas veces ni mínimamente, a la Filosofía, la Lógica y las Matemáticas, cada una de las cuales son las madres del conocimiento humano. La Filosofía te hace el primer arreglo de la vida misma y de su contenido. Como economista, necesito una filosofía de la Economía para guiarme a través de los muchos laberintos que existen. Como diseñador de plantas de tratamiento de aguas residuales mediante pantanos, es igual. Necesito entender y luego conformar una filosofía de la Naturaleza y su productividad real antes de diseñar y construir a esas plantas. Si asesoro a un gobierno o a una universidad, necesito una filosofía de ellos antes de comenzar mi trabajo de consultoría. En fin, todo comienza con una filosofía adecuada al problema que queramos abordar. 

La Lógica te enseña cómo proceder en forma congruente, consistente, completa. Sin ella, el pensamiento definitivamente es erróneo. El problema de errar en la lógica es que el individuo o país que se equivoca no tiene claro en qué consiste su error ni tiene idea de las consecuencias, a veces desastrosas. Mínimamente, una persona educada debe de contar con un esquema lógico de pensamiento por etapas, y debe de saber cómo ubicar cualquier postulado, afirmación o dato dentro de ese esquema. De otra manera, es evidente que el individuo o el país van a concluir su ensayo ilógico en enormes confusiones de toda clase.

Y las Matemáticas cubren las partes cuantitativas de nuestros pensamientos. Todo en el Mundo es cuantitativo. Un individuo tiene sus características. Nos esforzamos a cuantificarlos para darnos una mejor idea de la realidad con la que vamos a tratar. Lo mismo pasa con una empresa, una secretaría federal, o nuestro país. Evitar a las Matemáticas es evitar a la realidad, es andar en un mundo de imprecisiones de todo tipo. Se sustituye el conocimiento cuantitativo no por una aproximación, sino por el cualitativo. “¿Cuántos personas atendieron al mitin?” “No sé, pero eran muchos.” La información que se transmite es poca y confusa. Si el individuo se preocupara en cuando menos contar los dos lados del rectángulo de personas quienes atendieron y multiplicar los números obtenidos, ya tendría una primera estimación. Pero la indolencia mental le prohíbe hacer esa operación. Y esa indolencia afecta a la productividad de un individuo o de un país. Si México quiere mejorarse, un excelente punto de partida seria el estudio de las Matemáticas, y desde luego la Filosofía y la Lógica.

Ahora bien las tres áreas se relacionan intensamente y no hay límites claros entre la una y las otras. No he visto, a través de muchos años de estar involucrado con la educación universitaria y de posgrado en México el uso intenso de las tres áreas que luego forman al resto de nuestros conocimientos. En nuestra educación, porque el mismo maestro o no sabe o peor no quiere saber nada de la Filosofía, la Lógica y las Matemáticas, no existen las herramientas indispensables que puedan permitir al mexicano integrar su conocimiento y checar que ésta es la vertiente más veraz para la solución de su problema. Gran parte de la confusión nacional se debe a proceder con total falta de respeto a los consejos invaluables de estas tres áreas de esfuerzo humano. 

De hecho, nuestra educación ha propiciado creencias súper dañinas para nuestro pueblo. Existe un gran sesgo, en el corazón de nuestra sociedad misma, en contra de estas tres áreas. Cuántas veces he escuchado a los padres de los alumnos “aconsejarlos” no estudiar estas áreas “porque no hay trabajo para un matemático”.  

Permítame una de muchas anécdotas relacionadas con las tres áreas descritas párrafos arriba de mi vida en México. Cuando tuve mi primer trabajo con un gobernador, un ingeniero civil, él preguntó en voz alta: “¿Cuánto sería 23 veces los 32 grupos?” Sus ayudantes se fueron a buscar una calculadora (afortunadamente todavía no había celulares y relojes con calculadoras). Mientras, contesté yo: “736, señor.” Cuando regresaron los ayudantes con la calculadora, todavía indagando cuales eran los números que quería multiplicar el gobernador, ya estaba resuelto el problema, y yo había hecho clic con el gobernador a través de las matemáticas, estimado por mi habilidad matemática y por ello no cuestionado por mis consejos económicos y financieros. (El autor es economista, especialista en planificación, los apuntes de México y su modelo revisan las limitaciones del modelo imperial frente al democrático. Colaborador de Presente)