El gas licuado de petróleo, dudas razonables (II)
22/11/2025
SEGUNDA Y ÚLTIMA
La logística del gas licuado de petróleo (GLP) en México enfrenta desafíos significativos que requieren inversiones estratégicas en infraestructura, el fortalecimiento de la competencia, la implementación de controles de seguridad más rigurosos y una regulación eficiente. Superar estos retos resulta esencial para asegurar un suministro seguro y eficiente de este combustible indispensable para millones de personas en el país. A continuación, se presentan los principales problemas logísticos asociados al GLP en México.
· Infraestructura insuficiente y obsoleta
· Una parte significativa de las plantas de almacenamiento y distribución de GLP en México presenta antigüedad considerable y carece de procesos adecuados de mantenimiento o modernización. Esta situación restringe la capacidad de atención a la creciente demanda y provoca cuellos de botella en el suministro.
· Dependencia de la importación.
· La producción nacional de GLP no satisface los requerimientos internos, lo que genera una alta dependencia de importaciones —principalmente provenientes de Estados Unidos—. Cualquier alteración en la cadena internacional de suministro, como incidencias en puertos o restricciones comerciales, puede repercutir directamente en la disponibilidad del producto a nivel nacional.
· Distribución geográfica desigual.
· El acceso al GLP difiere según la región dentro del territorio mexicano; las zonas más distantes de los principales centros de acopio enfrentan desafíos logísticos adicionales, reflejados en incrementos de precios e incluso episodios de desabasto.
· Falta de competencia y concentración del mercado.
· El sector de distribución de GLP en México está caracterizado por una alta concentración, con pocas empresas predominantes, lo cual limita la competencia e incrementa el riesgo de prácticas anticompetitivas como el control de precios o la exclusión de nuevos participantes.
· Inseguridad y robo de combustible.
· El robo de gas, conocido como "huachigas", constituye una problemática en aumento. Las tomas clandestinas y el transporte ilegal de GLP no solo ocasionan pérdidas económicas, sino que también representan riesgos significativos para la seguridad de las comunidades y del personal del sector.
· Regulación y burocracia.
· Los procedimientos asociados con permisos, certificaciones y cumplimiento normativo suelen resultar lentos y complejos, generando demoras en la apertura de nuevas rutas, instalaciones, o en la entrada de nuevos actores al mercado.
· Problemas de transporte y logística interna.
· El traslado de GLP se basa en una red de autotanques y ferrocarriles. Las deficiencias en la infraestructura vial y ferroviaria, así como la presencia de bloqueos o incidentes de inseguridad en las rutas, impactan negativamente en la entrega puntual del producto.
El gas licuado de petróleo (GLP) representa un combustible cuya autosuficiencia resulta compleja de alcanzar para el país, debido al incremento sostenido en la demanda y a la consecuente dependencia de importaciones. En caso de una interrupción súbita en la importación de GLP, México afrontaría una crisis energética con graves consecuencias sociales, económicas y medioambientales. Por ello, es indispensable implementar una estrategia integral que permita disminuir la dependencia externa, diversificar las fuentes energéticas y proteger a la población ante posibles escenarios de desabasto.
México cuenta con la capacidad necesaria para seguir regulando los precios de mercado, debido a que las empresas enfrentan limitaciones o desinterés para invertir en la mejora logística, ante la inexistencia de un mercado que favorezca la generación de inversiones.
Por lo tanto, invertir en la infraestructura necesaria de ductos para el transporte de GLP hacia las plantas de distribución podría reducir los costos asociados al envío desde refinerías o a la importación mediante logística terrestre. Esta reducción de costos potencialmente se reflejaría en un menor precio para el usuario final. Sin embargo, ante la ausencia de políticas públicas orientadas a la transición energética, es posible que el mercado continúe operando bajo el mismo esquema durante las próximas décadas. Surge la interrogante de si México podrá migrar en el futuro hacia el uso exclusivo de estufas eléctricas, lo cual dependería de la implementación de un plan sólido para dejar de utilizar combustibles fósiles en la generación eléctrica y apostar por fuentes renovables y sostenibles.
¿Cuál es su opinión al respecto? (– Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos)

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