Estas manos
07/06/2022
Es el cerebro el que ordena. Las manos obedecen
UNO
Es el cerebro el que ordena. Las manos obedecen. Por eso amo orden y cumplimiento. Es entonces que las manos cumplen la caricia, hacen nudo, señalan, aplauden, escriben.
DOS
Las manos se relacionan directamente con el verbo hacer. El cerebro reconoce el asa y la mano toma la taza con precisión; reconoce el mango de la herramienta y los ojos de la tijera. Y las manos ejecutan las actividades que el hombre requiere.
TRES
Se sabe del dedo pulgar que se opuso a los otros cuatro dedos en la noche del tiempo, para amanecer recogiendo el fruto, asiendo la vara para la pesca, moviendo las piedras y luego friccionando el pedernal para la chispa que incendia la pradera y el rostro de todo los seres vivos. Nada es casual en este transitar por las especies, nebulosa de la biología, hasta encontrar el trabajo buscado, a la vez que el trabajo paciente buscó al hombre.
CUATRO
Solo que no bastaba todo eso. Era necesario ocupar el dedo para dibujar en la arena el sol, la luna y dar brillo a las estrellas. Miró el infinito en lo alto, para luego reconocer el mismo signo y saber que allí dice sol, luna y estrellas y lograr que todos los reconozcan.
CINCO
La mano sujeta al hombre, y este queda sujeto a la mano. Sí, desde el cerebro. Sí, lo mismo que los pies en otro sentido de la función. Y más aún, cada una de las partes para el conjunto del ser con el objeto de hacer. Precisamente ese es el motivo, lo que da sentido a la existencia. Si bien el conjunto funciona a la perfección, las manos tienen parte relevante en el hacer.
SEIS
Lo mismo para levantar, para cortar, para equilibrio en el correr, para golpear y acariciar. Lo mismo para indicar y señalar. El indiciado, se dice, en relación al señalado con el índice. Y el ciego sabe lo que existe en función de su oído, y también de sus manos, sobre todo cuando toma de la mano, cuando acaricia, cuando reconoce un rostro al palpar, al deshojar la margarita, al acariciar piel y durazno. Las manos necesarias para el abrazo, para caminar tomados de la mano. Para asir.
SIETE
Nuestras madres nos tomaron de la mano para llevarnos a algún lado. Con sus manos nos peinaban. Nos vestían. Con sus manos nos alimentaban. Y desde esa vez, mano con mano, nunca nos soltaron.
OCHO
Los animales tienen patas, pezuñas, garras, aletas. El hombre tiene manos. Algunos especímenes de mi especie parece que tienen garras con uñas largas. Eso es común más de lo que uno se imagina. A cambio, me tocó conocer un peluquero que cortaba el cabello solo con tijeras, no usaba máquina. Con el ágil movimiento de sus manos y dedos al manejar la tijera, parecía como si uno viera una Mariona volar por nuestra cabeza. Se lo dije y sonrío. Ya grande de edad, se puso nostálgico.
NUEVE
He visto asimismo la destreza del carnicero para desollar un animal, generalmente vaca, cerdo o cordero. Le hunde el estilete directo al corazón, luego respira y en ocasiones suspira mientras le va quitando la piel, y poco a poco corta la carne en pedazos. Me dicen que hay carniceros-hienas que lo mismo hacen con otros hombres o mujeres, como si lo hicieran con gatos o perros.
DIEZ
Con estas mismas manos, dice Roberto Fernández Retamar: "Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo una escuela./ Llegué casi al amanecer, con las que pensé que serían ropas de trabajo./ Pero los hombres y los muchachos que en sus harapos esperaban/ todavía me dijeron "señor"/ están en un caserón a medio derruir,/ con unos cuantos catres y palos: allí pasan las noches./Ahora, en vez de dormir bajo los puentes o en los portales,/ uno sabe leer, y lo mandaron a buscar cuando supieron que yo tenía biblioteca./...Y, fatigado, pensé en ti, en aquella vez/ Que estuviste recogiendo una cosecha hasta que la vista se te nublaba,/ como ahora a mí.../ No hay momento/ en que no piense en tí. / Quizás más. / Y mientras ayude a construir esta escuela/ con las mismas manos de acariciarte".
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