"Fernando, amigo, el pueblo te quiere y llora" (II)

Fernando Villavicencio, fue asesinado en pleno centro de Quito, la capital de aquel país, el 9 de agosto

El candidato presidencial de Ecuador, Fernando Villavicencio, fue asesinado en pleno centro de Quito, la capital de aquel país, el 9 de agosto. Ofrecemos la segunda parte de la “crónica-reflexión” de nuestro colaborador sobre el tema.

VENGO A OFRECER UN CORAZÓN

SE ESCUCHAN GRITOS DE CARIÑO y de reconocimiento. Se escuchan porras ante el cadáver resguardado en el ataúd. Se mira la impotencia popular. Dos de sus hijas en el foco de la cámara, la esposa y otros hijos fuera de ella. Se mira cómo sus hijas, entre los 25 y 30 años, reciben el cariño de las personas que desfilan ante el féretro. La abrazan, le dan el pésame. En uno de los momentos les pasan el micrófono y cantan: "¿Quién dijo que todo está perdido? ¡Yo vengo a ofrecer mi corazón!" Y los corazones ecuatorianos están dolorosos e indignados. La barbarie sigue imponiéndose, como en la mayoría de países latinoamericanos. Se siguen escuchando las porras: "¡Fernando, amigo: el pueblo está contigo!", "¡Fernando, amigo, el pueblo te quiere!".

TANIA VILLAVICENCIO, hija: "hace una semana vi a mi papi. Le hicimos masaje en sus pies mi hermana y yo. Era muy alegre en casa. ¿Cómo estás, le pregunté? ¿Cómo te sientes? "Muy bien" ¿Pero cómo te sientes tú en tu interior? Y empezó a llorar. Hijas, nunca me había dado cuenta de lo fuerte que soy". Y continúa la hija: "Creo que este es el legado de mi papi: el saber que somos más fuertes de lo que creemos. Ese es nuestro poder. Y si todos nos juntamos, lograremos que este país cambie".

LOS ATENTADOS EN LA LUCHA POR EL PODER no son nuevos. Parece que está en la esencia del poder mismo. Sean candidatos o presidentes. Sean de la república o municipales o regionales. El poder seduce y atrae. El poder es como una droga, que causa adicción. El poder de servir es bueno. Siendo virtud de pocos en el ejercicio del poder, en la mayoría son máscaras con sonrisas y apapachas a la población. Un breve atisbo a la historia de magnicidios: Jhon F. Kennedy, presidente de EEUU, en Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963; Patricio Lumumba, Primer ministro de la república de El Congo, el 17 de enero de 1961 fue fusilado. El 6 de septiembre de 1966, fue apuñalado por un ujier del parlamento, el primer ministro de Sudáfrica, Hendrick WerWoerd. El 27 de diciembre de 2007, fue asesinada Benazair Bhutto, la primera presidenta mujer de Pakistán. Más cercanos: Salvador Allende, presidente de Chile, el 11 de septiembre de 1973. Y entre tantos otros, Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial (casi seguro presidente) el 23 de marzo de 1994. Y sin olvidar el asesinato de Julio César al entrar al Senado, cuando fue abordado por el grupo sicario, entre ellos su hijastro Marco Junio Brutus, y que se recuerda por la expresión famosa: "Tú también, Brutus?", que según el historiador Suetonio fue lo que dijo.

ESCUCHO A LAS HIJAS de Fernando Villavicencio cantar"¿Quién dijo que todo está perdido?/ Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Tanta sangre que se llevó el río/ Yo vengo a ofrecer mi corazón/ No será tan fácil, ya sé qué pasa/ No será tan simple como pensaba/ Como abrir el pecho y sacar el alma/ Una cuchillada del amor/. Luna de los pobres siempre abierta/ Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Como un documento inalterable/ Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Y uniré las puntas de un mismo lazo/ Y me iré tranquilo, me iré despacio..." (FIN)