La educación gratuita tiene un costo; necesitamos un modelo democrático

En nuestra revisión de los modelos económicos (y políticos) que prevalecen en el mundo –el imperial y el democrático-, abordamos el tema de la educación

En nuestra revisión de los modelos económicos (y políticos) que prevalecen en el mundo –el imperial y el democrático-, abordamos el tema de la educación. Mi anterior colaboración la refería a una experiencia personal en India y luego en Estados Unidos. Trabajé y estudié a la vez, casi de tiempo completo en las dos actividades. Aprendí así que la educación debe ser guiada por el esfuerzo y no por el dinero. Decía  que me consta que en México pocos quieren escuchar esta diferencia.

Prosigo mi reflexión y aprendizaje. El acceso a la educación y la entrega de la educación, ambos deben ser estratificados. Acceso es cuántos potenciales pueden entrar aquí, y cuántos reales están ahí. Entonces el acceso y la entrega de la educación en el nivel básico deben ser totales. México tiene que hacer un esfuerzo para terminar con todos esos pretextos y darle educación básica a todos. Gratuita donde evidentemente la Nación la paga. No me gusta llamarla gratuita por que tiene un costo y se me hace demagógico el término. Proviene del modelo imperial en donde el emisario del Modelo, o el emperador mismo, hacen que el ciudadano está recibiendo algo gratuito gracias a ellos. Creo que es la educación básica para todos que paga la Nación. Y como la paga la Nación, el responsable no es solo el gobierno federal, sino los estatales, los municipales más las comunidades, los padres, los maestros, los administrativos y los alumnos, como parte del federalismo de nuestra Nación. 

DERECHOS Y OBLIGACIONES

En el federalismo cada quien tiene que cargar con sus obligaciones también; pero se puede pasar a un sistema de pagos mediante la vinculación de ciertos impuestos a cubrir eso. Tú puedes decir que la mitad del predial cubre el 20 por ciento o el 10 por ciento de la educación de cada municipio. Entonces vinculas la educación y su financiamiento a la comunidad para que sepa que esa comunidad también es dueño de su educación. 

Una comunidad muy pobre va a tener un indicador de pago muy bajo, mientras que en la comunidad rica puede pagar todo. En Polanco (zona lujosa de la Ciudad de México) puedes tener 100% de la educación básica financiada por sus habitantes, pero en las comunidades pobres tal vez puedes tener el 5% o el 3% o el 1%, pero tiene que haber un porcentaje para que la comunidad sepa que está pagando su propia educación. Es una cuestión de dignidad, no tanto del monto de dinero aportado. Ese porcentaje se tiene que estudiar, ver, conocer y negociar. 

Así, la comunidad estará involucrada pagando su propia educación en un monto que no es onerosa a la comunidad, pero que sí es significativa para que ellos pongan atención en los servicios. O sea, necesitamos un modelo democrático que no quieren crear, y no lo quieren crear porque va en contra de sus poderes. Si hay un cambio radical no se tendrá al Secretario de Educación con el poder absoluto aspirando a ser el siguiente presidente del país; las comunidades podrán pararse frente a él y decirle: “estas escuelas efectivamente son del gobierno, pero también son de mi comunidad. Y mi comunidad tiene esta carta de derechos y obligaciones en materia educativa y exige que Usted la respete, así como a la comunidad, a nuestros maestros, administradores y estudiantes.”

Una carta que diría a las comunidades: “Señores comunidades, ustedes saben que la educación absoluta ha sido un desastre, necesitamos que los estados y los municipios se comprometan y vigilen a la educación de sus ciudadanos. La manera como las comunidades lo van a hacer es vigilar que el maestro cumpla, que trabaje por la calidad de la educación, también que sus hijos vayan a la escuela, y que ustedes los apoyan al máximo posible. Además van a aportar un porcentaje de la recaudación colectiva, como una distribución de responsabilidades y derechos. Simultáneamente van el derecho y las responsabilidades parejas.” 

No se tiene que hacer en todo el país. Pero hay que cambiar si queremos mejorar. El modelo tiene que ir cuajando poco a poco y extenderlo a otras partes por medio de su propio éxito, no porque alguien desde el poder centralizado dice que es el mejor tiene que serlo. Necesitamos valorar las experiencias de las comunidades y los individuos comprometidos. (El autor es economista, especialista en planificación, los apuntes de México y su modelo revisan las limitaciones del modelo imperial frente al democrático. Director del Centro de Estudios de Investigación del Sureste. Colaborador de Presente)