La pelea por el senado y Centro en MORENA

La pelea por el senado y Centro en MORENA

Son muchos los que dicen encontrarse en excelente disposición para sacarnos del atasco en el que ellos nos han metido. Habrá que escucharles con atención, porque el tiempo, a pesar de la edad que tiene, sigue sin parar y sin tropezar y corre que se las pela. Evaristo Hernández se ha ofrecido al mesías AMLO, con su “estructura” de unos escasos mercenarios a sueldo, para ser candidato a Presidente Municipal de Centro, cosa que ahora diluye al declarar que “todavía no me he planteado de qué forma participar en las elecciones de 2018. Es que las condiciones de cuando se formalizó ese acuerdo, y las de ahora, son muy diferentes. Evaristo está viendo el peligro de ese acuerdo envenenado porque si bien Andrés Manuel López Obrador tiene asegurado el voto mayoritario tabasqueño para ser Presidente de la República y Adán Augusto muy buenas expectativas para llegar a la gubernatura, la presidencia municipal es otra cosa. Dos derrotas seguidas serían un golpe demasiado fuerte para quien ya fuera en su momento presidente de la capital política tabasqueña. Evaristo quiere gobernar, cualquier cosa, cueste lo que cueste, pero no ha hecho números más que de circo. El último, que no es malabar, sino verbal, es abrir una vía para buscar la candidatura al Senado, lo que ya está comprometido con Javier May, que es el afectado de los miedos de Evaristo. Además de poner toda la carne en el asador de su ambición cuando se fugó a MORENA al no ser beneficiado con la candidatura priista a Centro, Evaristo  pidió a cambio ser presidente municipal de Centro de MORENA cosa que quien lo decide es el ciudadano, que posiblemente cruce su voto y deje para el cambalache al municipio. Y ahí es donde Evaristo, por múltiples razones de todos conocidas, lo tiene negro. Además es evidente la molestia de Manuel Rodríguez, uno de los primeros en Tabasco en afilarse a MORENA y que desde siempre se ha preparado para ser candidato para Centro y ve como, por pactos de dudosa rentabilidad electoral, tuvo que ceder el paso a un recién llegado. No hace falta ser un pesimista antropológico o un avezado oculista para distinguir el color negro, pero el padre Rubén Darío nos dijo que abomináramos de la boca que predice zodiacos funestos. Tiempos mejores vendrán, y usted, Evaristo figurará en los libros, pero a pie de página y en letra tan pequeña que no la lea nadie.