La pica. Un trastorno de la alimentación

Se define como el consumo persistente de sustancias no nutritivas o no comestibles durante un período de por lo menos un mes, de forma inadecuada evolutivamente y siempre que su práctica no esté sancionada culturalmente.

La Pica es un trastorno de la ingestión y de la conducta alimentaria de la infancia o la adolescencia. Se define como el consumo persistente de sustancias no nutritivas o no comestibles durante un período de por lo menos un mes, de forma inadecuada evolutivamente y siempre que su práctica no esté sancionada culturalmente.

Muchas especies animales, incluidos primates, presentan este comportamiento. Documentado desde la antigüedad, en la mayor parte de los casos, se ha considerado más como síntoma de otro trastorno o estado que como entidad independiente.

No se conoce con claridad la prevalencia, pero algunos estudios identifican que es relativamente común. Se describe sobre todo en discapacitados intelectuales, embarazadas, autistas, trastornos del desarrollo, niños y conductas obsesivas. Se ha observado con mayor frecuencia la ingesta de tierra, hielo, pelo, yeso, almidón, cuerdas, madera, y otros productos, incluyendo algunos autores en este contexto el consumo obsesivo y reiterado de sustancias comestibles (comer desenfrenada o constantemente, no como atracones, ciertos alimentos,).

La geofagia (comer tierra) ha sido vista como un fenómeno cultural y aunque a veces ocasiona enfermedades, es considerada como una forma de paleomedicina o paleonutrición. Se desconoce la causa de la Pica como trastorno y no existen marcadores de la misma, el diagnóstico es clínico.

Se han relacionado con la Pica, algunos factores sensoriales, digestivos, nutricionales, psicológicos y psiquiátricos que se han implicado en su origen y mantenimiento, como ciertas carencias nutricionales, pero no son claramente determinantes. Aunque la morbi-mortalidad es desconocida y difícil de estudiar, destacan las intoxicaciones, parasitosis y el abdomen quirúrgico como complicaciones graves.

Al igual que el resto de los trastornos de la alimentación, el manejo global de esta entidad requiere la intervención coordinada de diversos profesionales de la salud, terapia cognitivo conductual y tratamiento médico, quirúrgico y psiquiátrico. (Psiquiatra/Paidopsiquiatra)