“La urgencia feroz del ahora”

Ha llegado el momento de que quienes legislan, quienes procuran justicia

Ha llegado el momento de que — tal y como lo dijo Martin Luther King el 28 de agosto de 1963 — todas las instituciones del Estado mexicano, todos los actores políticos, toda la sociedad sientan “la urgencia feroz del ahora”.

Ha llegado el momento de que se entienda, en nuestro país y fuera de él, que el pueblo de México no concibe la democracia sólo como un instrumento para elegir, cada tres o seis años, a quienes han de gobernarlo.

Ha llegado el momento de que quienes legislan, quienes procuran justicia, quienes juzgan, quienes nos gobiernan entiendan que están ahí no solo porque “el pueblo pone y el pueblo quita”, sino también para lo que el pueblo decida. 

Ha llegado el momento de que les ordenemos —con nuestros votos— el rumbo que ha de tomar el país para que obedezcan, sin dilación ni pretexto, nuestro mandato.

“Este no es tiempo para entrar en el lujo del enfriamiento o para tomar la droga del gradualismo”, decía el Dr. King. Si hoy queremos justicia, si queremos desterrar la impunidad de nuestra tierra hemos de actuar ya, firme y radicalmente, ejercer nuestro derecho y alzar con fuerza la voz; hemos de votar masivamente en la consulta popular.

Miente quien dice que se trata solo de un circo, que es el capricho de un hombre, un gasto innecesario, una venganza enmascarada. La consulta —un instrumento habitual en cualquier democracia— es una conquista, un derecho ganado al que no habremos de renunciar jamás; es la oportunidad de salir del atraso, de la barbarie política en la que el régimen corrupto nos mantuvo por décadas.

Aquí, en el 2018, no decidimos solo cambiar de Presidente y de partido; decidimos cambiar de régimen y transformar al país. Decidimos hacerlo pacífica y democráticamente preservando, garantizando, ampliando, todas las libertades.

De eso están conscientes, aunque hacen un esfuerzo consistente por desvirtuar y minimizar la victoria del 2018, su significado y sus consecuencias, tanto los partidos de la derecha conservadora como el formidable aparato financiero y mediático que sobre ellos manda y que los apoya.

Saben muy bien que esta consulta es el tiro de gracia para el antiguo régimen. Que si se toca a los ex presidentes todo se les viene abajo. Por eso se empeñan a fondo en que este ejercicio democrático fracase. Tienen la plata, tienen los medios de comunicación y sus cómplices del crimen organizado tienen el plomo. Tienen también al árbitro electoral en el bolsillo.

¿Y si ellos tienen tanta fuerza, tanto dinero, tanta prensa, qué tenemos quienes queremos barrer con la impunidad de la cabeza a los pies? Tenemos conciencia y dignidad, nos asiste la razón, queremos la verdad, obedecemos un imperativo ético, exigimos justicia y estamos decididos a que nunca más asesinos y ladrones que tuvieron secuestrada la democracia vuelvan a hacer uso de la misma y nos gobiernen.

Tenemos también a la Constitución de nuestro lado; la consulta es Ley de la República. De barrio en barrio, de pueblo en pueblo, de puerta en puerta habrá que ir diciéndole a la gente que su hora ya llegó. Será imposible —dicen— que reunamos los 37 millones de votantes. Lo mismo dijeron en 2018.

“¿Cuándo te cansarás de golpear con la cabeza el mismo muro?”, me preguntó una periodista. “Cuando se caiga el muro”, le respondí. Y así estamos muchas y muchos mexicanos que, como Martin Luther King, tenemos un sueño y como él —citando sus propias palabras— sabemos que “… ahora es el tiempo de elevarnos del oscuro y desolado valle de la segregación (impunidad, habría que decir en México) hacia el iluminado camino de la justicia”. 

@epigmenioibarra