Leer de manera libre es gozar, no sufrir

DICHOSO EL NIÑO CUANDO aprende a leer y a escribir en primero de primaria o a más tardar en segundo

DICHOSO EL NIÑO CUANDO aprende a leer y a escribir en primero de primaria o a más tardar en segundo. Anda leyendo todo lo que encuentra, hasta los anuncios cuando va caminando por la calle con su madre o padre. Dichoso su maestra o maestro. Y dichosos sus padres y tíos. Si uno mira el rostro del niño que ya aprendió a leer, el de sus maestros y el de sus padres, miraría rostros de satisfacción, dicha y alegría. 

EL NIÑO NO LO SABE y a veces sus maestros ni padres tampoco: aprender a leer y a escribir, es como adquirir la llave para abrir la puerta del entendimiento general del universo y comprender la vida esta que tenemos. Pero si no escribimos ni leemos después de que aprendimos, es como tener la llave para abrir la casa nuestra y nunca abrirla, nunca entrar. "Tengo la llave, sí, pero me da flojera entrar". "Es que no tengo tiempo para entrar"  ¿Qué hay dentro de la casa figurada? Conocimiento, mejor dominio del lenguaje, tener mayor cantidad de palabras para darnos a entender, para decir lo que sentimos y lo que queremos. 

APRENDER A LEER y a escribir y no leer como hábito ni escribir textos, es como tener la invitación para entrar a una fiesta, pero no utilizarla. ¿Qué fiesta es esta? La fiesta de la vida. Con el uso de la lectura y la escritura, nuestra mirada se fija en otros detalles que las personas que no leen ni escriben no lo pueden hacer. Pero en referencia, como un símil,  a no entrar a la fiesta de la vida, significaría querer escuchar la música de adentro, disfrutar los platillos que se sirven, los refrescos, y saber que hay personas estimadas  allí dentro del salón de fiestas, y no saludarlas. Tenemos la invitación a la fiesta. Sabemos que adentro está todo muy chévere, pero no entramos.

SABER LEER Y ESCRIBIR a como aprendimos en la primaria y no leer ni escribir años después, es como tener las llaves de un auto, saber manejar inclusive, y no utilizarlo. Tenemos que ir a nuestro trabajo e ir a pie, o en camión o en taxi, y mirar el auto allí, y decir que tenemos auto, como decir "yo sé leer y escribir", orgullosos, pero no utilizarlo. Es cierto que la vida se va de todas maneras, que el tiempo corre muy rápido. Pero ser lector es vivir la vida sabiendo que la estamos viviendo.

YO SÉ QUE EXAGERO. O puede ser que exagere. Pero uno quisiera tener los ejemplos de lo que significa saber leer y escribir y no leer ni escribir en la vida diaria, y utilizo estos símiles. Lo que significa. Y quizá uno exagere. Pero en lo que no se exagera es en decir que la vida es bella, maravillosa, y que para poder apreciarla y disfrutarla se requiere cada vez más tener conocimientos sobre la vida misma, sobre lo que somos, sobre dónde venimos y a dónde vamos.

EN LA SOCIEDAD -aunque pocos- hay aún quienes no saben leer y escribir; hay otras personas que saben leer y escribir a como aprendieron en la escuela primaria, principalmente en primero y en segundo, pero que ya no escriben ni leen nunca más más en la vida, porque no lo creen necesario, incluyendo en estos quienes estudiaron solo la primaria, la secundaria, o la preparatoria, e inclusive la universidad, es decir que leyeron por obligación de las materias, pero tan pronto terminaron ese grado, nunca más vuelven a leer y a escribir como hábito, estos son la gran mayoría. Y por último están quienes tienen el hábito de ser y escribir. Pocos, pero los hay. A qué grupo quiere pertenecer uno. He allí una diferencia. Pero que además hace la diferencia en la vida.