Libertad de prensa bajo la lupa
El Día Mundial de la Libertad de Prensa se celebró el miércoles 3 de mayo
El Día Mundial de la Libertad de Prensa se celebró el miércoles 3 de mayo. De nueva cuenta, la conmemoración fue propicia para que la asociación francesa Reporteros Sin Fronteras diera a conocer la clasificación mundial de la libertad de prensa, es decir, el estudio que evalúa las condiciones en las que se ejerce el periodismo en 180 países y territorios. Algunos de los resultados que se presentaron son los siguientes:
En términos generales, las condiciones para el ejercicio del periodismo son "muy graves" en 31 países, "difíciles" en 42 y "problemáticas" en 55, mientras que son "buenas" o "bastante buenas" en 52 naciones. En otras palabras, en siete de cada diez países se presentan situaciones adversas para la práctica periodística.
Un factor preocupante que desde hace algunos años se ha venido observando con el auge de Internet y, por supuesto, de las plataformas virtuales, es el fenómeno del aumento de los rumores y los engaños en el ecosistema digital. En dos de cada tres países han sido notorias las campañas de propaganda o de desinformación masiva, con la implicación de actores políticos. Reporteros sin Fronteras señala que los afanes de manipulación suelen “debilitar a quienes encarnan el periodismo de calidad, al tiempo que debilitan el propio periodismo”.
Por si fuera poco, a los mensajes manipuladores que difunde la industria de la desinformación, se suma el desarrollo de la inteligencia artificial que sacude al ya de por sí enclenque universo mediático. Lo hace al digerir contenidos y luego arrojarlos con tremendos grados de simplificación que son susceptibles de faltar al rigor y a la fiabilidad.
Al margen de la alta volatilidad de los datos estadísticos —subidas y bajadas muy pronunciadas en las posiciones de algunos países con respecto a años anteriores—, el caso de México merece un tratamiento especial. Reporteros sin Fronteras revela que nuestro país ocupa el lugar 128 de 180 en el Índice 2023 sobre la Libertad de Prensa, definido a partir del análisis de cinco contextos: político, legal, económico, sociocultural y de seguridad. Pero más allá del lugar en el ranking, es alarmante que desde hace mucho tiempo —incluso desde antes del inicio del actual gobierno— sea el país con más reporteros desaparecidos en el mundo.
Este difícil contexto se acentúa por la tremenda polarización informativa que hemos atestiguado en los últimos años. En medio de una desatinada guerra de acusaciones entre políticos, funcionarios públicos, empresarios y representantes de organismos no gubernamentales, el clima para el ejercicio pleno y seguro de la libertad de prensa se ve enrarecido. Es cierto que tres décadas atrás era difícil observar este escenario, pero hay que recordar que en aquellos tiempos el ominoso control del gobierno sobre una gran cantidad de medios de comunicación —o, mejor dicho: la complicidad entre ellos— socavaba el ejercicio de la libertad de expresión.
Hoy, en la arena de los medios convencionales o de las redes sociales la libertad tiende al libertinaje y los actores instauran el reino de la desinformación. No cuestiono la falta de libertad de expresión, sino la calidad con la que este derecho se ejerce. Un ejemplo es que el mismo presidente de México ha dicho en reiteradas ocasiones que a nadie se le censura por expresar lo que piensa, que nunca se había insultado tanto a un presidente como en su caso y que, en atención a su legítimo derecho a expresarse, lanza consignas para replicar y no para insultar. Su postura, sin embargo, desata polémicas un día sí y el otro también.
Reitero: lo que termina siendo debatible no es la existencia de las libertades de prensa y de expresión, sino la calidad de su ejercicio para construir una sociedad mejor informada, reflexiva y madura. Desde la mirada de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tales libertades son decisivas para fortalecer la democracia. Lo puntualiza así:
“El concepto de orden público reclama que, dentro de una sociedad democrática, se garanticen las mayores posibilidades de circulación de noticias, ideas y opiniones, así como el más amplio acceso a la información por parte de la sociedad en su conjunto. La libertad de expresión es una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática. Es indispensable para la formación de la opinión pública. Por ende, es posible afirmar que una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre”.
La premisa anterior guarda congruencia con lo que George Orwell dijo sobre el tema, allá por 1943: “Si la libertad intelectual ha sido sin duda alguna uno de los principios básicos de la civilización occidental, o no significa nada o significa que cada uno debe tener pleno derecho a decir y a imprimir lo que él cree que es la verdad, siempre que ello no impida que el resto de la comunidad tenga la posibilidad de expresarse por los mismos inequívocos caminos”. Aprendí con Voltaire que se llama tolerancia y es oxígeno para la existencia de la pluralidad, e incluso para la convivencia multicultural y el reconocimiento de las minorías.