Los tigres sueltos
12/04/2021
Candidatos de partidos e independientes encarrilados en campañas electorales tienen ante sí la oportunidad histórica por honrar a la genuina competencia por los cargos de gobernanza, que son electos por el voto mayoritario de la voluntad popular igual comprometida por ejercer el derecho político de elegir de manera informada y reflexionada. Inédito, los 32 estados tendrán elecciones locales, sumando la federal.
La legislación es clara cuando se trata de derechos y también de obligaciones, inclusive para la postulación de sus candidaturas a cargo de elección popular, en donde mujeres y hombres deben abstenerse en su propaganda política electoral, de cualquier expresión que denigre a las instituciones y a los adversarios o que calumnie a las personas.
En el ideal de lo que se debe y no hacer durante el proselitismo, los contendientes deben privilegiar la promoción de la plataforma electoral, que como partido y/o independiente registraron por obligación legal del requisito previo, este instrumento en el que se inscriben los compromisos sustentado en su declaración de principios y programa de acción inherentes a los documentos básicos ideológicos.
La obligación de sus candidatos y candidatas para diputaciones para 30 congresos locales, excepto Coahuila y Quintana Roo, así como a presidencias municipales igual en 30 entidades, excepto Hidalgo y Durango; además de 15 gubernaturas, y a 500 legisladores federales, que se suman a más de 29 mil cargos, es de sostener y difundir la plataforma electoral durante la campaña electoral en que participen.
En el idealismo que nada de romántico debe tener sino que tiene que ser una constante por moral y decoro, todos los candidatos y candidaturas tendrán sus argumentos para convencer al electorado de ser la mejor opción de representarle en su intereses, de modo que sean una realidad en pro del anhelo por un bien común.
Aun cuando sean los mismos rostros y apellidos, además de los heredados en segunda línea y hasta tercera, en cuando menos de los recientes 50 años, frente a los verdaderos independientes, nada está decididos por las encuestas que son sólo la fotografía del momento.
Cada uno como en el hipódromo debería ir en su carril, eso sí olvidados de demeritar al adversario para anteponer la hoja de ruta que ofrezcan a la sociedad para cumplirles con hechos, pasar de la desgastante retórica a la realidad de los satisfactores de bienestar para las colectividades cansadas de escuchar lo ismo cada que hay campaña.
Claro que de entre la roedora fauna de falsos políticos siempre hay garbanzos de a libra que tengan la vocación de asumir la representación popular, en el legislativo y/o en la administración pública, con el único compromiso de cumplir lo pactado con aquellos que votaron en pro o en contra de su propuesta, pero igual en la eventualidad de ser electos en voluntad popular buscan el beneficio social.
Ejemplos hay varios aun cuando las escuelas de cuadros forjadoras de políticos profesionales están extintas, hay quienes desde su temprana militancia y los independientes que desafían a la élite, optando por abrirse camino con el capital de la reputación por sus acciones que marcan diferencia.
Los 93 millones 983 mil 599 ciudadanos registrados en el listado nominal del INE con corte al 2 de abril de este 2021, preliminar a la cifra oficial de mediados de mayo, tienen ante todo la oportunidad todos de elegir ya no sólo por el partido ni por el candidato sino aún más por solvencia de la palabra empeñada y lo sustantivo de cada uno de los compromisos, que correspondan con la realidad de la solución a los satisfactores de bienestar relejados en una integral calidad de vida.
Los prejuicios de los abstencionistas de dar por hecho que su voto es inútil a sabiendas de conocerse quién ganará, deberían igual por obligación a las urnas para ejercer esta prerrogativa de sus derechos políticos, es la forma de manifestar su apoyo por aquella propuesta afín, elegir participar en voluntad popular puede marcar la diferencia en que gane aquel por quien cruzó la boleta.
Sería un error quedarse en la apatía acomodaticia por mitos que antes eran recurrentes, pero que en la institucionalización de una organización autónoma a cargo del INE el entramado de la democracia es real para bien del país.
Justo porque las decisiones que adopta el árbitro en cumplimiento de una legislación originara del legislativo, hay una tiranía en desacreditarle porque no aquellos que eran oposición y con vehemencia impulsaron la autonomía, ahora que ejercen el mando monopolizador no les agrada la aplicación cuando con evidencia violentan lo preceptuado por la constitución y la legislación electoral.
Con el precedente de referencia como en la actualidad en la rancia ralea marcadas por su deshonestidad que se basan en el juego sucio, nada hay seguro en estudios de tendencia electoral por partido y/o candidato es distinta una respecto de otra.
Nada está escrito ni nadie puede preciarse en estos tiempos de tener seguro de un triunfo en las urnas por una cultual dádiva, sino que en el riesgo que les representan esos garbanzos de a libra tentados igual a comprarle su candidatura o bien se les amenaza, en la pretensión de que pasen desapercibidos.
En el discurrir del tiempo esta proclividad de quienes se aferran a mantenerse en la élite de esa mafia se burlan de la voluntad popular, para continuar beneficiándose junto con las facciones con quienes hurtan al patrimonio, de inicio con el botín y demás prerrogativas que perciben como clase de cogobierno.
Bitácora
¿De qué se ríen?
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