Manipulación detrás de la Constitución de 1917

Estas reflexiones surgen con motivo del 5 de febrero, fecha en que se conmemora la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

Estas reflexiones surgen con motivo del 5 de febrero, fecha en que se conmemora la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Y de los artículos surgidos en el constituyente de Querétaro en 1916, nos parece que los más radicales y controvertidos han sido el artículo 27 y el 123.

El primero que se refiere al reparto agrario y a la expropiación de los grandes latifundios, nacionales y extranjeros, nos parece más delicado aún cuando se refiere a la expropiación de las compañías petroleras y mineras en manos de extranjeros. El 123 que norma las relaciones obrero-patronales y los derechos de los trabajadores también ha tenido sus bemoles.

Desde antes del constituyente de Querétaro ya habían surgido antecedentes del artículo 27. Y ese antecedente fue precisamente la Ley del 6 de enero de 1915 y que sería luego el fundamento legal del reparto agrario contenido en la Constitución. 

Sin embargo, ni Carranza, ni Obregón, jefes del constitucionalismo, simpatizaban con el reparto agrario, pero ante la inminencia de un enfrentamiento armado contra la poderosa División del Norte liderada por Francisco Villa, los constitucionalistas vieron la conveniencia, sobre todo Obregón, de allegarse el apoyo de los campesinos y obreros para usarlos como carne de cañón contra las tropas de Villa. No fue casual que los días previos a ese enfrentamiento, que muchos califican como lucha de facciones, Carranza les regaló a los campesinos la Ley del 6 enero de 1915. 

Insisto, el objetivo de esa ley no pretendía el reparto agrario, sino ganarse a los campesinos para usarlos como carne de cañón para enfrentarlos a Villa. Carranza no simpatizaba para nada con el reparto agrario, él era un viejo latifundista y político porfiriano; recordemos cuando Lucio Blanco y Francisco J. Múgica realizaron el reparto de la hacienda “Los Borregos” el 30 de agosto de 1913, Carranza no aprobó el reparto. Esa hacienda era una fracción de la hacienda “La Sauteña” de 800,000 hectáreas, una décima parte de Tamaulipas. Como jefe del constitucionalismo Carranza echó abajo el reparto. En la ceremonia del reparto se cantó La Marsellesa y Múgica dio un excelente discurso. Esa hacienda estaba a nombre de un prestanombre de Porfirio y Félix Díaz.  

Tampoco es casual que en esos mismos días de enero en que se decretó la Ley agraria del 6 de enero, Obregón creó la Confederación Revolucionaria de obreros y entregó a los líderes de la casa del Obrero Mundial el templo y el ex convento de Santa Brígida y el Colegio Josefino. 

Simultáneamente, y por iniciativa de Obregón se dictaron decretos en torno a los salarios mínimos para los estados de Hidalgo, Querétaro, Guanajuato y Michoacán. En Veracruz fue Cándido Aguilar, yerno de Carranza, quien dictó el decreto de los salarios mínimos.

Dentro de los propagandistas que estaban a favor de que los miembros de la Casa del Obrero Mundial se sumaran a la lucha armada a favor del carrancismo estaba el famoso pintor Gerardo Murillo, más conocido como el Dr. Atl que en náhuatl significa Agua. El Dr Atl fue maestro de pintura en la Academia de San Carlos de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Clemente Orozco.

El grupo mayoritario de los líderes obreros, encabezado por Aurelio Manrique, estaba en contra de que los obreros de la Casa del Obrero Mundial se sumaran a las filas armadas del carrancismo. En esa ocasión Manrique afirmó:

“… tomar las armas en una revolución política equivale a ser instrumento de una nueva casta … que, llevada al triunfo… servirá… para aumentar el predominio y la fortuna de nuevos ricos” . Y Aurelio Manrique no se equivocó, la historia le daría la razón. 

Y aunque la mayoría estaba en contra de ser usada como carne cañón contra las tropas villistas, se impuso la minoría encabezada por el Dr. Atl. El 17 de febrero de 1915 se firmó el Acta de Santa Brígida o Pacto de la Casa del Obrero Mundial en que, dentro de otros puntos, se acordó integrar los “Batallones Rojos”. 

Derivado del Pacto de Santa Brígida se conformaron seis Batallones Rojos que precisamente fueron usados como carne de cañón contra la poderosa División General del Norte encabezada por Francisco Villa y en el sur contra las tropas de Zapata. 

Una vez derrotadas las tropas villistas y zapatistas, y triunfado el carrancismo, los obreros que apoyaron a Obregón en la lucha armada, fueron remunerados con la moneda de la traición. Carranza y Obregón no sólo no cumplieron a los obreros las promesas ofrecidas, sino que los reprimieron, encarcelaron y asesinaron algunos líderes.