Mirada de estudiante que nadie leyó

"Cuando el dolor se parece a un país/ se parece a mi país. Los sin nada se envuelven con/ un pájaro humilde que/ no tiene método./ Un niño raya con la uña/ lluvias que no cesan./ Ésta desnudo en lo que va a venir./ Una ilusión canta a medias/ un canto que hace mal."

UN ADOLESCENTE DE 13 AÑOS se quitó la vida en esta ciudad. Esta ciudad que bien puede ser la tuya: conglomerado de panales cercanos a tu corazón. Edificios altos o chaparros. Con vecindades. Casas de interés social. Calles sin drenaje. Lámparas públicas fundidas en algunas áreas. Luces de neón. Casas vacías, dejadas por quienes se fueron al Norte o a Cancún. Ventas clandestinas. Residencias con puertas automáticas. Pluma que se levanta y baja para dar y cerrar el paso a los autos. “identificación, por favor”. El día fue lunes. Y según las estadísticas es el día especial del vacío, de la repulsa por antonomasia: Inicio de la semana de obligaciones, sea laboral o de estudios. Otro día es el miércoles. 

UNA FOTOGRAFÍA DE ESE CHICO la construyo con todos los rostros de mis alumnos. Rostros del velo y desvelo. Rostros de mirada ausente. Con todos los lamentos. Con todas las lágrimas. Con toda la incertidumbre de esa edad. Y me digo: "pudo ser mi hija, mi sobrino,  hijo o hija de mis amigos y amigas, o de los vecinos a quienes no saludo ni miro". “Estoy ahorita ocupado. Te llamo más tarde”. 

JUAN GELMAN, POETA argentino, poema PAÌS: "Cuando el dolor se parece a un país/ se parece a mi país. Los sin nada se envuelven con/ un pájaro humilde que/ no tiene método./ Un niño raya con la uña/ lluvias que no cesan./ Ésta desnudo en lo que va a venir./ Una ilusión canta a medias/ un canto que hace mal."

ME DIGO: "ESA MIRADA de ayer de él ¿fue la de mi alumno, de mi alumna? ¿Le rehuí la mirada? ¿Me buscó cuando ya iba yo de salida, abriendo la portezuela de mi auto? ¿Le dije que no tenía tiempo? ¿Has visto a los chicos y chicas que están en el juego y a quienes se quedan solo mirando? ¿Has visto a quienes deambulan solitarios en el recreo y quienes se quedan dentro del salón mientras todos andan afuera? ¿Crees que están seguros dentro de su habitación jugando maquinitas? ¿En serio crees que están seguros allí? ¿Crees que realmente ya no podemos hacer nada? ¿No te interesa? ¿Reconoces esa expresión: “ni de mi familia es?” ¿La dices? ¿La escuchan tus hijos? ¿La aprendieron de ti? ¿Se la has escuchado ahora a ellos? “Le falta malicia”, dicen. Y no, la verdad es que nos falta bondad. 

ME DIGO: "ÉL REPRESENTA a todos los adolescentes del mundo". Entre ellos a todos mis alumnos y alumnas. Niños y adolescentes. A todos los vecinos que pasan rumbo a la escuela. A los callados, ensimismados. A todos quienes ha tocado o no un libro. A quienes miramos como pequeños en crecimiento, a los que “hay que domesticar”, dice una canción. “Esa pelota cayó en mi patio. Ya no se las doy”. Aunque no lo creas hay quienes así lo dicen. Y lo hacen.

MIRO LA FOTOGRAFÍA. La miro muy dentro de mí. La miro con mi dolor. La miro con las lágrimas de todos. La indiferencia de todos. E imagino que es mi espejo. Y lo es de todos. Es el pasado de todos nosotros, adultos, sobre el que decimos que “todo pasado fue mejor”. Y me miro a mí mismo en esa edad. Yo también estoy muriendo allí donde el cortó de tajo la vida propia. Es mi pasado que da un paso al frente y me reitera que sigue estando conmigo, moviendo mis ansias, asomándose a mis preocupaciones, atisbando o tratando de atisbar hacia el futuro. El incierto futuro de todos.

ES UN PROBLEMA de salud pública. La ocurrencia más alta es en jóvenes. Y más frecuencia de hombres que mujeres. Chihuahua tiene la mayor cantidad de suicidios. Guerrero, menos. Un dato frío: 6.2 suicidios por cada 100 mil habitantes. Hay causas. Hay señales. Hay modos de prevenir. Hay indicios para detectar a quien tiene tentaciones suicidas.  Hay números telefónicos para llamar. ¿Y si todo esto hay por qué aumentan los casos?

MIRO A MIS AMIGOS y amigas en esa edad que tuvimos. Escucho sus risas. Miro su asombro. Miro su lucha interior. Me platican de su familia. De la presencia o ausencia de sus padres. De lo que hacen los fines de semana. De que los busco por las tardes y los encuentro. De que me buscan y me encuentran. Y reímos y leemos juntos.

ME DIGO: "ESTE SUICIDIO es muestra del fracaso como sociedad". Y sí, es un enunciado fórmula. Y puede utilizarse para toda ocasión. Como un monumento de oro al lugar común. Pieza de discurso. Pero es a la vez  un reproche. Una espada con demasiado filo para su familia. Para todas las familias que han pasado por algo así: violaciones, desapariciones, bulling, discriminación, golpes en casa y en la calle.

ESTE NIÑO ADOLESCENTE tiene mis lágrimas. Yo soy culpable. No como Antonio, sino como ser humano. Como ente social. Yo debí buscarlo. Yo debí encontrarlo. Yo debí decirle una palabra. Yo debí sacarle una sonrisa. Debí de escribirle una carta. Un texto. Yo debí  derretir mi corazón de hielo.

NO OLVIDES -NI NUNCA- estos versos de Juan Gelman: "Un niño raya con la uña, lluvias que no cesan. Está desnudo en lo que va a venir..."