Mujeres

CÓMO NO ESTREMECERSE

CÓMO NO ESTREMECERSE. Con la Adelita verdadera, no la que siguió a su Juan, sino que siguió su ideal, soldada, guerrillera, que al fragor de la batalla murió o vivió, para seguir luchando en la paz y que sus gobernantes emanados de la revolución, de su inmanente lucha, cumplieran con los ideales. Y no se decepcionó al ver que fallaban ya adictos al poder, y siguió luchando, como imprescindible, toda la vida, por las utopías.

CÓMO NO ESTREMECERSE ante la doctora en la pandemia que arriesgó su vida para salvar a decenas, cientos y miles del viru; sobreviviendo con secuelas, desfalleciendo de cansancio, o falleciendo ante la imposibilidad de librarse del microscópico bicho, aún contra todas las precauciones. La doctora, sí, la enfermera y el personal de limpieza, sí, de los hospitales privados o públicos y de las comunidades más apartadas.

CÓMO NO ESTREMECERSE e indignarse cuando toda la sociedad está sostenida no por los políticos, ni por los académicos, sino por los y las trabajadoras del campo y la ciudad, y aún más, las mujeres ponen hombro y espaldas, con sacrificios, esfuerzo, abnegación, servicio, solidaridad, entrega, entusiasmo, esperanza. Puede parecer anacrónico este planteamiento. Pero que cada quien recuerde a su madre, a su abuela, alguna tía, y repasen el papel que significan, significaron y siguen significando, en la vida de los hijos, sobrinos, nietos, etc.

¿HAY PAPEL SOCIAL específico para la mujer o el hombre? Arriesgo a equivocarme, al afirmar que no. Esos son roles impuestos por las estructuras ya mencionadas. Hay funciones biológicas, sí. Eso es muy diferente. Los cuidados para con los niños corresponden a ambos por igual. Madre y padre. ¿Hay situaciones que no encajan con estas afirmaciones? Sí, pues. Pero están solo planteadas de manera general. No en lo específico. Hay de circunstancias a circunstancias.

DA CORAJE VER, constatar, leer el trato que se les da a las mujeres. A muchas de ellas, a la mayoría. En la sociedad. En el trabajo. En la familia. Se les juzga si abortan. Si se rebelan. Si se divorcian. Se les juzga si pintan un monumento. Si rompen un vidrio. Si se van y no vuelven. Si cambian de pareja. Si usan maquillaje. Si no lo usan. Si se gana el pan para sus hijos con otra parte de la frente. Se les señala. Se les aparta. Y se voltea la mirada si se les golpea, se les rebaja, se les tira ácido, se les asesina, se les mutila.

YO ACUSO A LOS PERPETRADORES de estos crímenes y a los indiferentes. Yo acuso a quienes perpetúan este trato. Hagamos un alto. Y este 8 de marzo, y todos los demás días, pensemos sobre qué hacer. Sobre qué más hacer. Y actuemos en consecuencia. Esto no puede seguir así. Los discursos este están bien. Solo que en congruencia pasemos de los dichos a los hechos. (FIN)