Por mi raza hablen los próceres

ERA UN JUEGO de imaginación. Y era buen juego. Me refiero a realizar entrevistas a personajes de la historia

ERA UN JUEGO de imaginación.Y era buen juego. Me refiero a realizar entrevistas a personajes de la historia. Entrevistas ficción, por supuesto. Era hacerlos hablar sobre temas de hoy. Como entrevistar a Emiliano Zapata quien hizo suya la proclama de Tierra y Libertad, y escribir, como si él lo dijera, sobre la actualidad en el caso de los latifundios, y de que los hijos de los campesinos huyen del campo por lo difícil que es sacar fruto de la tierra y los bajos precios a como lo compran los coyotes. Y por cierto ni tan original era el juego, en virtud de que ya nos habíamos asomado a Diálogos en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, escrito por el escritor y periodista francés Maurice Joli en 1864

ES MASA CON EXCELENTE levadura para hacer buen pan literario. Es arcilla para hacer buena escultura literaria. Imaginemos a Diógenes caminando por la Ciudad de México, Guadalajara, Villahermosa o Monterrey. Imaginemos a Sócrates diciendo verdades en la plaza pública de hoy, detenido y condenado al ostracismo. Imaginemos a Ricardo Flores Magón viendo como las trasnacionales hacen su agosto todo el año, y viendo a la realeza sentado en primera fila en eventos del palacio londinense. Todo ello lo puede hacer la literatura,

HAY UN LIBRITO AMARILLO que quiero mucho, comprado en los puestos de libros viejos, cuyo autor es Karel Capek, y se llama "Apócrifos". Su nombre lo dice todo o casi para saber lo que contiene. Son cuentos basados en pasajes bíblicos e históricos, pero con un sesgo de crítica social. Ejemplo el de "Los diez justos". Dios ha decidido desaparecer de un tajo a Sodoma y Gomorra por los tantos excesos orgiásticos y la bebedera de vinos. Mas Abraham ha logrado hablar con Él y le fue concedida la promesa de no destruir ambas ciudades si le muestra una lista de diez justos. Solo diez. Al principio de la negociación eran cincuenta. Pero  gracias a los buenos oficios de Abraham, bajó la cuota a diez. Tan solo con encontrar diez justos se salvan las dos ciudades metidas en una dinámica de juerga, sexo y todo exceso habido y por haber.

COMO DIGO EN MULETILLA: "el caso es" que ambos, Sara, la esposa, y Abraham mismo, se disponen a hacer la lista de los diez, y en cada propuesta de nombres que hace él o ella, ambos se las descalifican. Ejemplo: dice Sara, "¿qué te parece Nesha?" Y Abraham airado le responde: "Nesha no, es una buscona y casi trae medios senos de fuera". Y él propone a Batya. Y ella: "ay, no, esa mueve mucho el trasero cuando pasa delante de los hombres". Y ella: ¿y a ti qué te parece Absalón: "¿Ese? Ese tiene esposa y dos amantes, no, ese no." Y así siguen hasta que cansados solo tienen cuatro nombres de justos: el de ellos dos y dos de sus hijos. Entonces Sara le pide a su esposo que regrese ante el Señor y le pida rebaja de justos y lo deje en cuatro para no destruir Sodoma y Gomorra.

SON JUEGOS de la literatura. Y acaso toda la literatura lo es. Mediante parte de ella se dicen verdades, solo que disfrazadas en una especie de te lo digo a ti, puerta, para que lo escuche la ventana. Imaginemos las peripecias que tuvieron que hacer los escritores en los países mal llamados socialistas, en los que a través de la ficción hacían críticas que los censores avezados, pero poco lectores, no se daban cuenta de que a través de esta estrategia de personajes ficticios, los hacían hablar de críticas al modo de vida socialista. Y en todo caso en cualquier época y en cualquier geografía la censura se manifiesta de una manera u otra. Aunque los periodistas saben que peor que la censura es la autocensura. (Continuaremos...)