Réquiem por Kundera

El escritor Milan Kundera nos dejó con “la insoportable levedad del ser” el martes 11 de julio. Murió a los 94 años de edad

“El crepúsculo de la desaparición lo baña todo

con la magia de la nostalgia”

Milan Kundera

 

Partió de este mundo un hombre que usó la ficción, el humor y la imaginación como recursos para explicar los desastres de su siglo. Un admirador devoto de Cervantes. El escritor Milan Kundera nos dejó con “la insoportable levedad del ser” el martes 11 de julio. Murió a los 94 años de edad.

No es exagerado ni hiperbólico el calificativo de “gigante de la literatura” que muchos portales informativos le atribuyeron, aun cuando siempre prefirió conducirse con bajo perfil, porque no le gustaba la pompa de los eventos ni tampoco ser fotografiado. Era, en sus propias palabras, “discreto hasta un grado casi patológico”. Pero su exagerada cautela solo es comparable con su grandeza, pues la pulcritud, el ingenio y la ironía de su narrativa son y serán siempre inocultables. Con su maestría literaria conquistó al mundo.

Fue el hombre de los “sietes”, una especie de obsesión que le produjo la música que hasta los 25 años de edad le atraía más que la literatura, en buena medida influido por la tradición familiar. No obstante, bastó su única composición musical para cuatro instrumentos, dividida en siete partes, para prefigurar la futura arquitectura de sus novelas, sin que en aquellos tiempos le pasara por la cabeza: en siete partes están divididas “La insoportable levedad del ser”, “El arte de la novela”, “La inmortalidad”, “La vida está en otra parte”, “El libro de la risa y el olvido”, “La broma”, “El libro de los amores ridículos”… en todas sus obras siete, siempre siete. Vaya cabalístico método de composición.

En “La Inmortalidad” el escritor checo trazó la ruta de su propio destino cuando escribió: “La inmortalidad de la que habla Goethe no tiene, por supuesto, nada que ver con la fe religiosa en la inmortalidad del alma. Se trata de otra inmortalidad distinta, completamente terrenal, de la de quienes permanecerán tras su muerte en la memoria de la posteridad”.

Está claro que a Kundera le preocupaba la amenaza del olvido. Era uno de los problemas capitales que debía sortear la novela como género. Sin embargo, pese a tal riesgo, “en contra de nuestro mundo real, que, por esencia, es fugaz y digno de ser olvidado, las obras de arte se alzan como otro mundo, un mundo ideal, sólido, en el que cada detalle tiene importancia, sentido”.

A decir de Kundera, “lo que aterroriza de la muerte no es la pérdida del futuro sino la pérdida del pasado. El olvido es una forma de muerte siempre presente en la vida”.

Hoy, ante a su ausencia física, es justo que lo recordemos siempre. No lo olvidemos. Que la lectura permanente de sus libros sea el soplo de vida que lo mantenga eterno.

EL DATO

Milan Kundera cerró los ojos para ir en busca del infinito en julio de 2023. Lo hizo en el mes número siete de un año cuyos dígitos suman siete. No podía irse sin haber escrito la última parte de la novela de su vida. Caprichos del destino.