Salud y políticas públicas contra el dengue

La dispersión geográfica nos indica que los factores de riesgo -

El pasado 14 de junio, el boletín epidemiológico de la semana 22 de la Secretaría de Salud, reflejó la situación que en esa materia prevalece en el país. En Tabasco hasta el 4 de mayo se registraron 139 casos confirmados de dengue, sólo superado por el Estado de México con 176 casos. Sin embargo, en la semana 21 Tabasco ocupó el primer lugar nacional en casos de dengue con 191, superando al Estado de México que registró 107. Situaciones similares en regiones totalmente distintas, Tabasco con clima cálido húmedo y el Estado de México con clima frío y seco.

La dispersión geográfica nos indica que los factores de riesgo -sean del virus, del huésped o del vector- se encuentran presentes en prácticamente todo el territorio nacional, según lo indica José Narro-Robles y Héctor Gómez-Dantés en “El Dengue en México: Un Problema Prioritario de Salud Pública 1995”. El dengue entró por Tapachula a finales de los años setenta y se diseminó por el territorio en menos de 10 años, hasta afectar 29 entidades federativas en 1994. Esta situación del siglo pasado se repite ahora con la constante y masiva inmigración procedente de países centro y sudamericanos.

El dengue es una enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti que empieza a incorporarse dentro de la agenda de prioridades de atención en varios países de la región de América. La aparición de casos de dengue surge como una seria amenaza para la salud pública y requiere de la formulación de estrategias intensivas de vigilancia y control. El panorama de dengue en México brinda la oportunidad de analizar la emergencia de un problema de salud regional, al confluir los factores de riesgo involucrados en su generación sin que hasta la fecha se haya detectado con las características para considerarlo una epidemia.

El dengue es un problema de salud pública porque poco a poco va tomando espacios que estaban considerados como inadecuados para su desarrollo. La limitación del vector para adaptarse a regiones por arriba de los 1,200 metros sobre el nivel del mar se ha visto rebasada, así como su desarrollo en zonas exclusivamente urbanas, ya que el vector se encuentra bien establecido en diversas áreas rurales. Una epidemia de dengue hemorrágico en nuestro país tiene todas las oportunidades de aparecer en el mediano plazo y su impacto en la demanda de servicios médicos especializados a nivel hospitalario, además de la mortalidad asociada al padecimiento, pueden convertir su atención d en una emergencia epidemiológica de primer orden. En lo inmediato, los desafíos giran en torno a la acción mancomunada y anticipatoria de la vigilancia epidemiológica y el control. Integrar las acciones en una política pública de mediano y largo plazos, donde se promueva la participación de la comunidad como un elemento medular en la estrategia de control y fortalecer a los municipios en riesgo en la organización de campañas de limpieza y dotación de servicios públicos.

El incremento extraordinario de casos en Tabasco, muestra el giro que empieza a tomar, aun cuando se reitere que sólo es parte del ciclo y obliga a considerar este comportamiento, como una seria advertencia sobre la posibilidad de que la aparición de casos se manifieste de manera epidémica. ¿Estamos preparados?