Seguridad pública, un modelo para armar; la protesta policiaca y la Guardia Nacional

Seguridad pública, un modelo para armar; la protesta policiaca y la Guardia Nacional

*No hay marcha atrás, reitera AMLO; la PF en liquidación

*Sexenios obscuros: una larga historia de ensayos y errores

*Cruce de intereses y resistencias; regeneración necesaria

LA CONSTRUCCIÓN de un nuevo sistema policiaco es asunto complejo, más todavía si se trata de combatir no sólo a la delincuencia sino los vicios de corporaciones precedentes. Sabido es que la primera obligación de un Estado –y su gobierno- es proteger la vida y las  propiedades de quienes habitan en su área de influencia. Los ejércitos fueron integrados para defender a un país frente a las amenazas externas; las corporaciones policiacas para garantizar la seguridad de la población.

Hay países, como Costa Rica y Panamá que carecen de un ejército permanente; sólo tienen una denominada Fuerza Pública, que lo mismo se encarga de las acciones contra la delincuencia que para proteger las fronteras.  En otros existe una instancia intermedia entre los militares y la policía: las guardias nacionales.

El amotinamiento de los integrantes de la Policía Federal (PF), colocó bajo los reflectores una de las mayores dificultades que debe enfrentar el presidente Andrés Manuel López Obrador en la reforma o renovación de las instituciones vinculadas a la prevención y combate a los delitos, así como  el castigo a los delincuentes.

AMLO reiteró que no habrá marcha atrás en la consolidación de una Guardia Nacional y en la integración de los elementos seleccionados de la PFP a este nuevo instituto. “Está establecido en la ley que en 18 meses desaparece la Policía Federal, que aún con este mandamiento legal se tomó la decisión de no despedir a ningún elemento, que todos van a mantener su trabajo, todos van a tener su empleo. Estamos haciendo un reajuste, un reacomodo”, puntualizó ayer, luego de que previamente acusó que había “mano negra” en las protestas.

LENTO AVANCE, RÁPIDO RETROCESO

LA POLICÍA Federal Preventiva fue establecida durante la administración de Ernesto Zedillo, en 1999, con unos cinco mil elementos de la policía militar; ya durante el gobierno de Vicente Fox estaban integrados a esta corporación la Policía Federal de Caminos, la Policía Fiscal Federal y el Instituto Nacional de  Migración, bajo el mando de la nueva Secretaría de Seguridad Pública. Con Felipe Calderón en la Presidencia se establecieron diversas divisiones para llegar a conformar un grupo de 32 mil elementos, convirtiéndose sólo en Policía Federal (PF). En ese tiempo el objetivo oficial de la actuación de la PF fueron los cárteles de la droga y la delincuencia organizada, a la que había declarado “la guerra” con el uso directo de las fuerzas armadas.

También Calderón lanzó una fallida iniciativa para la desaparición de las policías municipales y la creación de un mando único.

Enrique Peña Nieto eliminó la Secretaría de Seguridad Pública, quedando unos 37 mil agentes incorporados a la Secretaría de Gobernación, que absorbió las tareas de prevención y combate a los ilícitos. Al mismo tiempo se propuso crear una Gendarmería Nacional: una nueva policía con 40 mil elementos, que habiendo iniciado en 2014 apenas llegó a tener menos de 5 mil agentes al final; pensado como un cuerpo autónomo terminó siendo una División de la Policía Federal.

Mientras, como parte de la Procuraduría General de la República (ahora Fiscalía), se creó la Agencia Federal de Investigación (AFI) en noviembre de 2001 –a cargo del polémico Genaro García Luna-, para “renovar” y sustituir a la Policía Judicial Federal.  Ocho años después (2009) se decretó la desaparición de la AFI para dar paso a la Policía  Federal Ministerial (PFM), que sólo pudo ser establecida a fines 2012, en la despedida del sexenio de Calderón. Entonces también hubo protestas de agentes del Ministerio Público federal y peritos despedidos. De la AFI fueron dados de baja 3 mil 500 agentes federales.

CANTIDAD Y CALIDAD

SIRVA este rápido e incompleto recuento para observar cómo la reestructuración policiaca a nivel federal nos retrata la complejidad de intereses que deben atenderse. Al referirse al Instituto de Migración y al servicio de aduanas –que también realizaban labores policiacas-, el presidente López Obrador señaló que  “son instituciones que se echaron a perder por completo” (27 de junio). Pero no sólo esas. Ahora AMLO advirtió que la Policía Federal es un cuerpo de seguridad que “echado a perder”.

El reto es mayúsculo. Las protestas de los agentes federales son apenas una muestra de todo lo que se tiene que desmontar, con tacto y firmeza.

Se calculan en el país casi dos mil corporaciones policiacas, en las que se incluyen las municipales de la más diversa procedencia y nivel. Unos 400 mil agentes.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), recomienda un promedio de 2.8 policías por cada mil habitantes, por lo menos; pero también capacitados y con equipo correspondiente.

El documento “Modelo Óptimo de la Función Policial” (MOFP) de la Secretaría de Gobernación (Segob, 2018), refería que sólo una entidad en la República cumplía los estándares de la ONU: la Ciudad de México, con 4.3 policías por cada mil habitantes. Tabasco figura en el reporte como el único estado (además de Cdmx) que rebasaba la media nacional aunque sin llegar a lo mínimo sugerido internacionalmente: 1.9 agentes por cada millar. Otro tema es el de la capacidad de respuesta.

Frente a esta realidad el gobierno de López Obrador se propone desplegar en total unos 150 mil elementos de la Guardia Nacional hacia el final de su sexenio y en todo el país. Unos 18 mil procederían de la PF en extinción, no sin antes pasar por rebeliones; se requiere una estrategia inteligente para evitar que individuos entrenados en las armas sean echados a la calle.  (vmsamano@hotmail.com)