Ser auténticos en nuestros tiempos, una tarea que falta cumplir

Desde hace unos años escuchamos cómo algunos jóvenes indígenas ya no quieren hablar sus lenguas, sucede en Tabasco

México es rico en su cultura. Su multiculturalidad lo tiene identificado como un lugar especial. Así debería de ser. Así debería estar. 

Sus distintas lenguas, gastronomías, danzas, ritos, crean todo un abanico cultural lleno de luz, de magia, sin embargo, todo eso viene de más a menos. 

La atención por conservar nuestra identidad se está perdiendo. La llamada globalización, esa que fue aplaudida y que en sí nos colocaría en otro nivel como país, nos está afectando en lo personal. 

Y cuando decimos en lo personal es porque poco a poco nos van ganando otras culturas, esas que deberían ser ajenas, pero que insistentemente las imitamos hasta decir que nos pertenecen. ¿Error de cálculo?, no, error de identidad. 

Desde hace unos años escuchamos cómo algunos jóvenes indígenas ya no quieren hablar sus lenguas, sucede en Tabasco, como un ejemplo más cercano están las comunidades que pertenecen a los municipios de Centro (Tamulté de las Sabanas), Nacajuca, (Tucta o Tapotzingo), donde se habla la lengua yocot´an, ésta viene desapareciendo, ya que las personas se ven envueltas por la globalización, lo moderno, lo tecnológico… 

Debemos entender que la cultura no es un símbolo, es parte de nuestra vida, es parte de nuestra formación, de lo que nos da una directriz. 

Se ha escuchado en el mismo territorio mexicano cómo la parte del norte critica de manera frecuente a la del sur. Los distanciamientos a partir de ahí ya son delicados.  

No estamos viendo a un solo país, unido, con fortaleza, y menos en su cultura. La discriminación es otro de los puntos que está tensionando más una verdadera transformación. 

Aunque la tarea es personal, es necesario el apoyo de las autoridades, organizaciones, clubes, intelectuales, empresarios, medios de comunicación, pero para mala fortuna, todos van en diferentes caminos, por tal razón no se encuentra un sendero que conlleve a un solo punto respecto a darle un mejor sentido a la multiculturalidad. 

El hecho de alejarnos de ese rompecabezas cultural nos indica que igual vamos perdiendo la sensibilidad como personas. Las series de televisión se convirtieron ahora en nuestras guías. A un lado quedaron las fechas que nos indican una festividad local, porque además no queremos celebrarlas más. 

Esta enajenación nos conduce a un abismo sin control, y lo peor es la herencia fatal que les estaremos dejando a nuestros hijos, quienes luego no sabrán qué significado tiene una danza, un ritual, una música original… 

Los pueblos necesitan ser rescatados. Las personas de los pueblos requieren que se les apoye para que sigan conservando su cultura y no salirse de esa multiculturalidad. 

Las instituciones tienen el derecho de hacer su trabajo, y no convertirse en edificios vacíos llenos de poder. 

Una palabra que gusta para quien escribe es la de pertenencia. Ver en las comunidades cómo una mujer aún lleva puesto una vestimenta de la región ya es ganancia. 

Observar un utensilio que viene desde hace cientos de años y es usado para moler el maíz, es un privilegio. Escuchar a los abuelos contar sus historias, lo que entra en la oralidad, es una satisfacción. Esto es lo que nos falta para ser legítimos. 

PARÉNTESIS 

La NASA rendirá un homenaje muy especial para un científico mexicano, nombrando a una de las montañas de Marte en su honor. Se trata de Rafael Navarro González, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM. Hay noticias que deben destacarse porque trascienden el espectáculo cotidiano. (kundera_w@hotmail.com)