Sindicalismo
21/05/2025
¿Defensa de derechos o negociación política?"
No fue una dádiva ni un regalo entregado por el poder político y económico a los trabajadores. El derecho al sindicalismo en México y en el mundo, ha sido producto de férreas luchas obreras. En nuestro país ese derecho se reconoce en la Constitución de 1917 y tiene su origen principalmente en la lucha de los trabajadores de Río Blanco y Cananea en la época porfirista, y que derivó en masacres. Fue el constituyente de 1917 que integra en el artículo 123 los derechos mínimos que deben tener los trabajadores mexicanos y también los patrones, entre ellos, reconociendo el derecho a agremiarse a través de asociaciones o sindicatos.
Este artículo en su apartado A fracción XVI señala:
"Tanto los obreros como los empresarios tendrán derecho para coaligarse en defensa de sus respectivos intereses, formando sindicatos, asociaciones profesionales, etc".
Después de la Revolución Mexicana, se han registrado grandes luchas obreras dirigidas por sindicatos y por líderes, que han quedado en la historia del país.
Sin embargo, con el advenimiento de la política neoliberal en México, tanto las luchas sindicales materializadas en huelgas, como los liderazgos, se fueron desvaneciendo, y en muchos casos, de ser sindicatos democráticos y auténticos, pasaron a ser sindicatos charros, convirtiéndose el charrismo en una institución.
De acuerdo al INEGI, mientras en el año 2006 estallaron 55 huelgas en el país, durante los años 2014, 2015 y 2018 no se registró ninguna huelga. En el año 2016 sólo hubo 2 huelgas; en 2017, 1; 9 en 2019; 9 en 2020; 2 en 2021; 12 en 2022 y 13 en 2023. (https://lc.cx/xhRseT)
Las cifras anteriores, muestran cómo la lucha sindical a través de los estallamientos de huelga ha disminuido hasta casi diluirse en la maraña de trampas ejercidas a través de la cooptación. Ya el sociólogo inglés, Anthony Giddens, señalaba en su libro La tercera vía y sus críticos, cómo el neoliberalismo ha sido tan audaz en el sentido de que dejó de reprimir las luchas obreras, toda vez que las represiones traían un efecto adverso para patrones y gobiernos, y entonces, el poder político y económico descubrió que le resultaba más barato comprar líderes sindicales que reprimir a todo un movimiento, de tal manera que comprando a los líderes, los posibles movimientos estarían bajo control.
Uno de los símbolos mundiales de la lucha sindical está en la celebración del primero de mayo, un día en que los trabajadores del mundo pueden salir a las calles especialmente a reclamar mayores prestaciones laborales, no es un día de festejo sino de lucha, y el aparecer como día no laborable en la Ley Federal del Trabajo, no es una dádiva ni del gobierno ni de los patrones, sino una conquista de la lucha obrera.
Ante ello, el que algunos líderes sindicales en Tabasco hayan negociado cambiar la celebración del Día del Trabajo por otro día, no sólo es una traición a sus agremiados, sino una acción que debería conllevar secuelas jurídicas. En primer lugar, porque los agremiados deberían entender que la lucha sindical debe permanecer siempre por encima de cualquier color de gobierno en turno, toda vez que siempre hay reivindicaciones pendientes y hace falta garantizarlas.
En segundo lugar, ¿tienen los líderes sindicales y las autoridades facultad jurídica para cambiar lo indicado en la norma contenida en una Ley Federal del Trabajo? Y si la Ley Federal del Trabajo señala en su artículo 75, que quienes trabajen los días de descanso obligatorio, "tendrán derecho a que se les pague, independientemente del salario que les corresponda por el descanso obligatorio, un salario doble por el servicio prestado". ¿Les pagaron triple a los agremiados que laboraron el día 1 de mayo?
Si los entes que acordaron el cambio de día de descanso obligatorio, lo hicieron sin que hayan tenido alguna repercusión, se debe no tanto a los dirigentes sindicales, sino sobre todo a los agremiados, pues por lo visto, a estos lo que menos les importa es la reivindicaciones de sus derechos laborales, así que mucha razón tenía Giddens: basta comprar a los líderes sindicales, y así no habrá más lucha sindical, los movimientos estarán vendidos de antemano.
robroman300@gmail.com
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