Estas palabras vienen a propósito del enorme imperio que han logrado los gringos desde sus orígenes y que culminó con apropiarse de buena parte del mundo. Desde un principio la esencia de Nación de este poderoso país han sido las guerras y las armas y apoderarse de los territorios y recursos de otros países y pueblos.

Este proceso de expansión se inició con el genocidio que hicieron contra las tribus nativas que se encontraron a su llegada los primeros pobladores y colonos de Norteamérica. Arrasaron con estas tribus, las borraron del mapa y se apropiaron de sus tierras, aguas y bosques. Con un genocidio iniciaron su historia los futuros defensores de los Derechos Humanos.

Luego siguieron contra algunas posesiones del imperio español en La Florida y terminaron por comprarle La Luisiana a Francia. Posteriormente continuaron con su fe expansionista y de apropiarse de lo ajeno y arremetieron contra México: primero con Texas y luego apropiándose de la mitad del territorio mexicano, legalizando el despojo, el robo sobre México con el Tratado de Guadalupe en 1848.

Y a fines del siglo XIX los gringos se abalanzaron sobre Cuba para expulsar a España de su último reducto colonial que le quedaba en América y, con la Enmienda Platt se apropiaron de Guantánamo hasta el día de hoy convirtiéndolo en una prisión y un centro de torturas de iraquíes y afganos. Y con todo ello, se autonombran hoy en defensores de los Derechos Humanos.

Y así, obedeciendo al Destino Manifiesto y a su Doctrina Monroe, de “América para los americanos” terminaron por adueñarse de América Latina y de sus recursos mineros, petroleros y agropecuarios, dentro de un proceso de neo colonización.

En estos países los gringos han quitado y puesto los gobiernos a su antojo y, a partir de cuartelazos, golpes de estado e invasiones han impuesto las dictaduras más sangrientas en América Latina como las de los Somoza en Nicaragua, Pinochet en Chile y Leónidas Trujillo en la Dominicana y ni quien dijera nada. Menos los gringos defensores de los Derechos Humanos.

Sobre la pesadilla que sufrió el pueblo dominicano con la dictadura de Leónidas Trujillo, les recomiendo que lean la novela “La fiesta del chivo” de Mario Vargas Llosa. Ésta es una novela muy bien documentada, producto de una investigación minuciosa, periodística y casi detectivesca que nos muestra el infierno que sufrió ese pueblo de Las Antillas. Y la televisión y prensa comercial nunca dijo nada, menos los Derechos Humanos.

Y así, con su profundo amor a las armas, y su profunda vocación belicista los gringos han invadido y hecho la guerra a otros países del mundo, y se han apropiado de buena parte del planeta. Pero toda su larga historia de criminales y asesinos terminó por convertir a los gringos en un pueblo enfermo, profundamente enfermo del Alma y de la mente.

En nuestros días 27 millones de gringos son drogadictos, 66 millones son alcohólicos. Al año 150 mil mueren por suicidio, alcohol o drogas. Estos datos actuales los tomamos de la organización Trust of American’s Health y de la Well Being Trust.

De 1980 a la fecha de hoy, el consumo de antidepresivos en los Estados Unidos se disparó en un 400 por ciento y más del 11 por ciento de estadounidenses mayores de doce años consumen antidepresivos, según nos informa el Doctor Charles Ralson, experto en salud mental, de CNN Health, y profesor de psiquiatría en la Universidad de Arizona.

Y una sociedad que necesita de estupefacientes, de drogas, de alcohol y antidepresivos para poder vivir es que no anda muy bien del alma y de la mente: está enferma. Una sociedad que su sentido de la vida es el dinero y poseer cosas, que sólo tiene al dinero como meta y no como un medio termina enferma del alma y muy vacía.

Les recordamos que en la guerra de Irak se suicidaban cien soldados estadounidenses al año. Para poder combatir y enfrentar el miedo de la guerra, a estos pobres muchachos el gobierno gringo les daba su dotación de heroína, cocaína y marihuana.

Los jóvenes estadounidenses que sobrevivieron a Viet Nam no sólo regresaron lisiados del cuerpo sino principalmente del Alma y de la mente. Por ello hay tanto desquiciado en la Unión Americana que sin razón alguna arma una balacera en la calle o donde sea y masacra a inocentes familias y civiles.

Pero a los industriales de las armas y que de las guerras han hecho un muy rentable negocio, la salud mental y espiritual del pueblo americano no les interesa. A esos negociantes de la guerra y que hoy han provocado la guerra en Ucrania no les interesa la vida porque la vida no es negocio, no les da ganancias económicas; lo que incrementa las ganancias a su capital es la muerte, lo que alimenta su sed insaciable de dinero es matar pueblos.

Ya casi para terminar, retomo las mismas palabras de La Biblia con las que inicié estos comentarios: “¿… de qué le aprovechará al hombre ganar el mundo entero, si pierde su Alma?”

Y lo preocupante de esa Nación enferma es que dada su cercanía con nuestro país, la penetración cultural que desde hace años esa potencia ha hecho en México, y debido a lo permeable y vulnerable que muchos mexicanos son ante el american way of life y que imitan todo lo gringo, hay el peligro de que nos contagien de su enfermedad espiritual y mental para más mal de nuestras patologías sociales.