Yo te bendigo, vida (II)

SI MAL HICE FUE inconsciente, cortar un fruto sin pedir permiso al árbol generoso

DICE EL AUTOR SE VIVE SOLO EN EL DÍA A DÍA. Y MÁS PRECISAMENTE EN LOS INSTANTES QUE LO CONFORMAN. APROVECHA EL FIN DE AÑO PARA INVITARNOS A HACER UN BALANCE DE LO TRANSCURRIDO Y MIRAR HACIA ADELANTE. OFRECEMOS LA SEGUNDA PARTE DE SUS REFLEXIONES “YO TE BENDIGO VIDA

**

SI MAL HICE FUE inconsciente, cortar un fruto sin pedir permiso al árbol generoso, escarbar un hueco sin pedir permiso a la tierra, y cosas así por el estilo. Si hice bien, no lo aseguro, no me acuerdo qué, cuándo ni a quién. Sucede sí, a veces, cuando ando deambulando que alguien me saluda, o se me acerca otro alguien para decirme que tal fecha, en algún lugar nos conocimos, y que hice algo por él, y yo la verdad no me acuerdo, pero me da pena, y hago como que sí. Y a veces una mujer se me acerca para decirme que fuimos amigos, y yo le digo que lo seguimos siendo si quiere. Y le agrego que la amistad, y sin duda el amor, son los sentimientos que mueven al mundo en la parte humana, y que el odio también, pero en otro sentido, etcétera.

VIAJO POCO, el bolsillo no es boyante. Casi no uso la tarjeta de crédito, por el horror a pagar a plazos, como una cadena que amarra. Y sí, me gustaría andar por otros lugares, más allá de Matamoros, mi tierra natal, a donde vuelvo cada vez que puedo. "Pero eso que gastas para ir a tu pueblo te puede dar para viajar al extranjero", me dicen amigas. Y puede ser, pero soy un pueblerino que lee, así que prefiero Guanajuato, Oaxaca, Yucatán, por nombrar algunos de los estados de mi México querido. Y me consuelo bien consolado, de que viajo en las lecturas, de la tierra a la luna, y que navego en góndolas de Venecia, y por Atenas me encuentro a los filósofos y poetas, lo mismo en la Roma de aquellos años, de la gracia y esplendor. Y así puedo seguir. Hay un lugar que se llama Matamoros, en el Noreste del país, donde tengo amigas y amigos, y mis familiares directos, hermanas, sobrinos y sobrinas,  primos y primas, el polvo de mi padre, madre, cuñados y mi hermano Mariano, el más reciente.

SIENTO PAZ AL ACOSTARME, y en esos minutos previos al dormir hago recuento de lo que hice en el día. Antes me desesperaba por no haber hecho suficiente -la vida se va- hasta que escuché al poeta arquitecto che mexicano artista Luis Porter, mi amigo, mi hermano mayor, que me cuenta sobre la importancia de no hacer nada y disfrutar el paso, lo que miramos en colores y formas, lo que tentamos, los sonidos que escuchamos, y que nos baste para alimentar nuestro ser. El tiempo de todas maneras nos lleva. Y disfrutar la vida haciendo o no, solo contemplando, bien vale la alegría. Gracias, Luis, por la buena la aclaración sobre esta obligatoria tarea autoimpuesta de hacer como todo sentido de la existencia.

Y PIDO PERDÓN por supuesto a quienes ofendí sin querer o queriendo (esta palabra en gerundio es más bien por ritmo que la escribo, no porque haya sucedido que yo haya querido dañar a alguien), cierto, a veces por imprudencia, algo que dije, no algo que pensé (esto no daña), o si a mi paso pisé alguna planta, o si una palabra escrita -independiente- dijo lo que yo no quería decir, en fin, que me enredo en aclarar. No pido perdón por pensar diferente, eso es cada cual en su derecho. Si alguien "amigo" me pidió un favor ("anda, yo sé que si se puede, todos lo hacen, tú que no me quieres ayudar, ahora si lo que quieres es dinero, y tu negativa es para que sea más, te entiendo"), pero eso significaba violar la Ley, lo perdono yo. Pero sé que no era mi amigo en verdad.

MI BALANCE ES POSITIVO, entre colores y sinsabores, porque hay un equilibrio que me genera paz. Tomo café y es alegría mayor. Porque hay palabras. Hay diálogo. Mezcla de la embriaguez de la poesía, la narrativa y la vida misma. En paz, yo te bendigo, vida; y espero sea aún no muy cercano mi ocaso.