Cunduacán, Tab.-

Eran las 7:00 de la mañana de un domingo de Día de Muertos. El cielo se muestra azul, despejado. En el panteón municipal se escucha el bullicio generado por los comerciantes de flores, veladoras y alimentos.

Una amalgama de colores y olores se perciben desde el momento de poner un pie en la entrada principal del gran campo santo. El cempasúchil y el olor a copal contrastan entre las tumbas, que hoy lucen rodeadas de familias.

DOLOR DE MADRE

En uno de los callejones conocido como Perpetuidad, una humilde mujer originaria de un ejido cercano a la cabecera, se postra ante una tumba para encender las velitas de unto.

Su moreno rostro, surcado por el tiempo, enmarca una gran tristeza, la muerte le arrebató un ser querido apenas hace un año, era Ernesto su menor hijo.

"Él era un muchacho bueno, solo estudió hasta la prepa, porque, pues, no había para seguirle dando más. Se dedicó por mucho tiempo a trabajar una plantación de plátano por mucho tiempo. Ahí no hacía mucho dinero, pero sí para irla pasando" dijo la humilde madre. Un día, señaló,-sus primos llegaron del norte en unas camionetas de lujo, y le ofrecieron chamba, según bien pagada. Cómo no tenía aún su familia, no lo pensó tanto, y se fue.

Un frío viento se deja sentir en el lugar, mientras la mujer refiere:

"Todo iba bien, a mí me comenzó a mandar mi dinerito, y el también compró un terrenito donde me comentó que haría una casa, pues según estaba ganando bien".

• Nunca me confió en qué trabajaba, pero un fin de año del 2023, mis sobrinos me hablaron desde un estado del norte del país, para decirme que a mi hijo me lo habían matado. El mundo se me vino encima, sentía morirme, era un dolor que es difícil de describir. Mi hijo era todo para mí.

Sentada ante la tumba de su hijo, añadió: -" Que a los dos días, el cuerpo de su hijo llegó del norte, metido en un gran ataúd. Ya no pude despedirme de él, abrazarlo. Sus primos llegaron en varias camionetas blancas, todos portaban armas y no escatimaron en los gastos del funeral".

Los rayos del sol caen con más intensidad, pero la mujer continúa diciendo: 

-Yo tomé fuerzas y le pregunté a uno de sus primos qué como había muerto mi hijo Neto, y solo me comento que lo habían matado de varios balazos en un enfrentamiento.

• Yo, insistí, y le seguí, preguntando, pero entonces en qué trabajaba, él nunca me quiso decir a qué se dedicaba. Mira tía, me respondió mi sobrino, en este país, no hay tantas oportunidades, y Neto ya no era el mismo que conocías, su trabajo era el de sicario al servicio de un cartel, por eso, el patrón nos pidió darle la despedida que se merece...

El tiempo ha pasado, anotó,-pero el dolor de haber perdido a mi hijo, sigue más vivo, qué nunca...

Hay que señalar, que muchos jóvenes de Cunduacán como Ernesto buscan, como alternativa de salir adelante, las filas de la delincuencia, dónde solo encuentran, como destino final, la muerte o la cárcel.

• Así como ella, cientos de familias acudieron a los casi 50 panteones de esta municipalidad y sus comunidades para visitar a sus seres queridos ya fallecidos, durante este domingo de Día de Muertos, que hasta la tarde de ayer, de acuerdo a Protección Civil tenía saldo blanco.