Villahermosa.-

A UN AÑO DE SU FALLECIMIENTO

El primer conversatorio sobre Alfonso Valdivia Martínez -a un año de su partida terrenal- fue un merecido homenaje a quien logró salir adelante gracias a la cultura del esfuerzo, al amigo, al hombre generoso y a un verdadero impulsor de proyectos periodísticos y culturales que siguen trascendiendo.

• En el Foro Cultural Viva, Víctor Manuel Sámano Labastida, director del Sistema Informativo de Tabasco (SIT); Julio Alfonso Valdivia Chong, hijo del homenajeado; y los escritores Ervey Castillo, Ulises Rodríguez Guzmán y Lorenzo Morales, recordaron al impulsor, en el 2012, de la Mesa de los Martes, que congregaba a periodistas, pintores, escritores, académicos, miembros del ámbito cultural y gente común, pero sobre todo al amigo, al consejero, al padre de familia y a quien le tendía la mano a todos.

Impulsó, además, las publicaciones Ventana Sur y La Tinta Indeleble. Sámano Labastida recordó que fue en el 2007, año de las catastróficas inundaciones, cuando estrechó su amistad con el ingeniero, una persona "solidaria y práctica", "franca y directa".

"Entre todo lo que se llevó el agua me trajo un amigo generoso", dijo el director del SIT y Diario Presente.

Su conocimiento venía de la vida diaria. De vender en su infancia dulces y gelatinas, pasó a ser un inspector de seguridad hasta convertirse en hombre de empresas. Un operador del Hotel Viva y los periódicos Presente, Avance y el Sol del Sureste.

"Él se merecía este homenaje, pero no se merecía irse tan pronto", reflexionó.

Abriendo camino

Por su parte, Julio Alfonso Valdivia Chong comenzó relatando la manera en que su padre salió de la Ciudad de México rumbo a Villahermosa.

"De lo que me acuerdo es de la historia que cuenta mi mamá que un día la llevó al súper y le compró despensa para dos o tres meses". El motivo: venía a Tabasco y no sabía cuándo iba a regresar. "El condenado se quedó cuarenta años y nunca regresó", recordó entre risas.

Sin embargo, siempre los visitaba una o dos veces al mes, aunque "nunca supimos a qué se dedicaba".

Manifestó que, con los años, Valdivia comenzó a tener un gusto por la cultura, de ahí las visitas con su familia a los museos cuando estaban en la Ciudad de México. "Yo disfruté mucho a mi padre", manifestó.

Una de las cosas de las que más hablaba con sus hijos era de las Mesas de los martes -antecedente del Foro Cultural Viva-, pues -decía Valdivia- "es que siento que ahí todo el mundo viene a destruirme la ignorancia"

Agradeció a las personas que siempre apoyaron a su padre, entre ellas al empresario Ignacio Cobo González.

Gratos recuerdos

Ervey Castillo lo recordó como "un hombre profundamente inteligente" que antes de hablar meditaba cada palabra.

"Siempre estaba pensando la forma de iniciar un nuevo proyecto", para lo que siempre contó con una larga red de contactos, desde los obreros que conocen la realidad, hasta los empresarios. Siempre supo ganarse a todos.

"No lo tenemos físicamente, pero lo seguimos teniendo a través del recuerdo", expresó a su vez Ulises Rodríguez Guzmán. Para él, Alfonso Valdivia fue una persona que "nos marcó para bien, nos aconsejó y guío por senderos. Nos recomendó cosas que teníamos que aprender".

Casi al final, los asistentes al conversatorio, en el recinto creado a iniciativa del ingeniero Valdivia, lo recordaron con un minuto de aplausos.