Contra el ruido, solo el amor

EL RUIDO ESTÁ EN TODAS PARTES. Hay tanto ruido, que tenemos que poner a veces nuestro oído sordo

HACE AÑOS QUE CAMINABA por las calles de uso peatonal en el centro de Villahermosa, estaba contaminado el ambiente por el ruido exagerado que hacían los altoparlantes en cada tienda. A veces era música del taca taca, o tenían a un empleado llamando la atención de los clientes, con eso de "¡pásele, pásale, aquí vendemos más barato que enfrente!", o cosas por el estilo. Y cada tienda competía por emitir los decibeles más altos. Inaguantable. Así que mejor dejé de ir.  Yo estoy seguro que si continúa después que no he ido, ha de terminar ahora con la reciente nominación de barrio mágico. Abracadabra.

ME DICE UN AMIGO: "cuando no tengas tema, asómate al calendario de los días mundiales de..., y allí te aparecerá como sugerencia uno. Así le hice. Hoy (29 de agosto), por ejemplo: de prevención "contra el ruido", y contra las "bombas nucleares". Y usted no lo va a creer, pero hay también, en otros meses, Días del perro, de la mascota, de la rosa, de la barbacoa, del perro caliente, de la hamburguesa, etc. Pero hoy, "del ruido", entre otros temas.

EL RUIDO ESTÁ EN TODAS PARTES. Hay tanto ruido, que tenemos que poner a veces nuestro oído sordo, como sugiere el refrán hacerle contra las palabras necias. Y a eso me refiero. A veces estamos platicando, y el interlocutor dice sobre un tema, y se le responde con otro. Como decir noche y responder día, blanco, negro, y así por horas. Cierto que no se trata de seguirnos la corriente, sino de aportar en la charla elementos que nos enriquezcan: anécdotas, recuerdos, formas de pensar, opiniones, etc. Pero no llegar a un punto de negar en absoluto que el otro puede tener parte de razón, parte de verdad.

SUCEDE EN LAS PAREJAS (ay, padre mío). Cuando no hay tolerancia y son de distinta religión, de distinta ideología política, de diferentes maneras de pensar sobre los distintos y variados temas, claro que no debiera haber conflicto, porque debe haber acuerdos básicos de respeto. Pero se dan casos, de los que uno se entera por los afectados que lloran a pierna suelta, grito tendido y destemplado, porque nadie los escucha.

EL RUIDO LO ASOCIAMOS con decibeles altos, y no solamente es eso. Es también hablar sobre tonteras, tratar de imponer un criterio, dar sinrazones y tratar de imponerlas sobre las razones, ejemplo: que si "la tierra es cuadrada", que no, "que es ovalada", "que es redonda", que "Baldor es árabe", no, que "es un científico mexicano que se fue a radicar a Cuba", que si "es mejor el Guadalajara", que no, "que es el América", que si "Wendy, la perdida, tiene derechos", que "tratan de imponer ideología de género", etcétera. Y así vamos.

CUANDO VOY A FIESTAS trato de ubicarme en mesas apartadas de las bocinas que hasta en altas pirámides están acomodadas, siendo un saloncito de 10 por 20 metros, como tiene dinero, el padrino contrató sonido para un estadio de futbol, y entonces no hay perros, se quiebran algunos vidrios, y uno tiene que estar gritando con la pareja para tratar que nos escuchen, y el grito de respuesta es alto en volumen para que le escuchamos. El ruido como que va imponiéndose. Como que hemos conformando una sociedad del ruido.

CIERTO. SE SABE QUE las bocinas pequeñas y con alta fidelidad cuestan muy caras, fuera del alcance de los bolsillos de la mayoría. Y a los no aspiracionistas nos queda solo comprar las que venden en oferta, y a estas hay que subirle todo el volumen para poder intentar que escuche el público lo que se dice, pero a mayor volumen más ruido, porque no salen los cientos de sonidos en variedad que tiene el archivo de audio, sino solo una decena, y a mayor volumen salen pocos y todos distorsionados. Entonces ¡súbele!, y hasta parece que es una cucaracha que está dando el discurso. A veces, sí lo es.

RUIDO TAMBIÉN ES cuando entre los interlocutores se tratan de apantallar. Si el que fue por primera vez a Europa cuenta emocionado. Y el otro le responde que ha ido ya muchas veces. Que si compró un auto, el otro le responde que él se acaba de comprar uno mejor. Si el recién casado cuenta que se acaba de casar, entonces el otro responde que él se ha casado ya varias veces. Es ruido. Mucho ruido. Y este se genera porque no aprendimos a escuchar. Estar en silencio mientras el otro habla no es escuchar. Escuchar es poner atención de lo que se está diciendo. Y aun así, si se escucha para responder, tampoco es escuchar.

Y AUNQUE PAREZCA una contradicción, hay música que pasan por la radio, que es ruido. No toda, es cierto. A veces me refiero a ese tipo de música como que fue compuesta con dos acordes y diez palabras. Y alguna se salva, poca pero sí. Puede ser de dos acordes, cuando mucho tres, pero algunas cuentan historias de manera sencilla y para el gusto popular. Pero hay otras que denigran el oído, entonces son solo ruido. Y no quiero decir que el tiempo pasado fue mejor. No, todas las épocas tiene su música y su ruido. Y no hay buena y mala música. Esta última en todo caso es ruido. Lo mismo podemos decir en lo que se presenta como arte. Hay lo que sí y lo que no lo es. Que el mono aunque se vista pachuco, mono se queda. O la mona se vista de seda.

ESTÁ EL RUIDO de los cuentos sin final. De las novelas donde cabe todo como basurero. De los espectáculos sin ton ni son. De los collages que se inventan como si el arte fuera de ocasión, como de generación espontánea. El de la pintura que se te cayó en el cuadro y se formó una nube roja con azul. Están los poemas sin poesía. Están las sociedades de la banalidad. Están las estaciones de autobuses violentas. Está el ruido de la violencia. De mírame y no me toques. De tócame sin carnalidad. El ruido de los sabios que creen que lo saben todo. Del que llama para que escribas bien sobre ella o él. El ruido del que no sabe y habla con seguridad tal como si supiera. Y ruido del que sabe y habla ante quienes están negados en el escuchar. El ruido de las quimeras. El de los discursos del revés. El de la mentira disfrazada con hojuelas de miel. El de la propaganda, anda que te irá muy bien. Mucho ruido, tanto ruido.

HAY UN RUIDO ESTRUENDOSO que no se oye. Es el silencio de los desaparecidos. De los tantos y tantas. Y uno debe escucharlo. La sociedad entera debe escucharlo. Cuando pueda busque y vea ese documental que tiene en cartelera Netflix. Dicho documental se llama precisamente "Ruido". Otro ruido que debemos escuchar es el silencio de los libros.

HAY EL RUIDO del sermón contradictorio. El ruido que hace al bajar la guillotina que hace corte sin estética. El ruido del casino del banco mundial que condena a la pobreza a millones en el planeta. El ruido de los medios que ignoran a la gente, les es todo ello indiferente. Y sale de noticia principal el capo que se entregó como estrategia política para la próxima convención de su partido. Es tanto el ruido, que prefiero el silencio de las piedras y las plantas. Y el silencio cuando lo que impera es el amor. A este me adhiero y prefiero yo.


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