Cosechando lo sembrado

En el entramado del sistema político de la partidocracia cogobernante el Partido Revolucionario Institucional como marca no volverá a tener de su lado voluntad popular

En el entramado del sistema político de la partidocracia cogobernante el Partido Revolucionario Institucional como marca no volverá a tener de su lado voluntad popular alguna que le dé la oportunidad para presidir al país; aunque indirectamente continúen en el ejercicio por personalidades que formó, pero renunciado a su ideología; desde el Ejecutivo, gran parte del gabinete legal y ampliado hacia abajo.

En iguales circunstancias gran parte de la gobernanza en las entidades federativas, gubernaturas, ayuntamientos y congresos, perdidos desde 2016 y subsecuente no volverán a su dominio.

Los sumisos votantes hicieron a un lado el temor subyugado para romper las ataduras y optar por la alternancia, sin ver cumplir en lo general los retóricos compromisos de campaña, a excepción de privilegiar a algunas colectividades de su primer círculo.

Claro que se tiene mucho de pertinencia la desafiante campaña con el estribillo de #échalelaculpaalPRI en educación, salud, seguridad social, la red de comunicación, el servicio eléctrico, así como otros tantas que eran su obligación proveer; porque esos tantos beneficios en el esfera del desarrollo social se realizaron con el presupuesto aportado por los mexicanos vía pago de impuestos, y no del bolsillo de su clase gobernante.

Un régimen priista que tuvo su punto de inflexión a en el ámbito federal partir de las gestiones de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid hasta las gestiones continuadas del neoliberalismo; no porque este modelo de gobierno como la política sean malos sino porque en su esencia a ambos los prostituyeron.

Girada la otra cara de la moneda en el claroscuro, igual aplica el estribillo  de #échalelaculpaalPRI  ante la constante corrupción e impunidad que le marcó en el saqueo a la hacienda pública, además de hurtarle otros patrimonios nacionales como apropiarse burdamente las reservas territoriales.

Por estas y otras tantas razones a detallar, el PRI perdería todas las posiciones de jerarquía durante las elecciones locales concurrentes de los 32 estados votar por ayuntamientos, excepto Quinta Roo, así congresos, excepto Durango; además de 15 gubernaturas y los 500 legisladores federales.

Prevén derrotas en las entidades aún de su dominio; Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Guerrero, Colima, e incluso Campeche -del que es gobernador con licencia su dirigente nacional Alejandro Moreno. La dominancia priista en la geopolítica gobernante se hará cada vez menor en todos sus escalafones.

Al régimen priista se deben las devaluaciones acompañadas de crisis que minaron la calidad de vida entre colectividades sociales, desde que Luis Echeverría cambió la política económica del desarrollo estabilizador; el incuantificable saqueó a las rentas por la comercialización del petróleo, desde Jorge Díaz Serrano hasta Emilio Lozoya Austin, sin que viesen beneficio alguno de retorno en progreso los principales estados productores de Campeche y Tabasco.

Por supuesto que no puede olvidarse tampoco el cambio del modelo educativo racional a uno conceptual, el mayor daño que le hizo a los mexicanos para cortar de tajo con las sesudas voces discrepantes que dieron lugar al movimiento de estudiantil de 1968, terminado en genocidio de Tlatelolco del dos de octubre, y en el halconazo de 1971, cuando otra vez los jóvenes universitarios fueron avasallados en aquel “jueves de corpus” del 10 de junio. Una política intolerante, represora, desaparición forzada y criminal.

En la contemporaneidad de los años recientes, la gestión de Enrique Peña Nieto como presidente fue una simulación que condensa la corrupción e impunidad; desde la Casa Blanca, Pemex y la simulación ridícula de la “Verdad Histórica” como vendetta de la PGR con Jesús Murillo Karam para deshacerse de los padres de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, Guerrero; caso que rescatado por la 4T desacralizado con resultados al parecer creíbles.

Como olvidar personajes emblemas como Rosario Robles, Secretaria de Desarrollo Social y también de Desarrollo Urbano, Territorial y Urbano, involucrada en la “estafa maestra” junto con Emilio Lozoya, Director de Pemex, en su caso también con la petrolera brasileña Odebrecht.

Cómo olvidar a la llamada nueva generación de políticos gobernantes priistas: entre éstos Javier Duarte en Veracruz, Roberto Borge en Quintana Roo, y César Duarte en Chihuahua, entre otros; todos en prisión por coruptos, extraditados o bien en el proceso correspondiente.

Eso sí, los valores entendidos establecidos le permiten inmunidad al ex presidente Enrique Peña Nieto, principal responsable, no pisará la cárcel. Ni sus íntimos allegados como Luis Videgaray, Secretario de Hacienda y luego de Relaciones Exteriores.

Tabasco, entre los procesos electorales ordinarios 2011-2012 y 2017-2018, perdió la gubernatura, y gradualmente el congreso, y los ayuntamientos. Aquí no valen las siglas del PRD ni Morena sino que ha sido territorio Andrés Manuel López Obrador, que de paso dejó al PRI en el cascarón.

Por sí mismo quien hoy es Presidente de México ganó aquí y en el país absolutamente todas las posiciones; hizo alcaldes y legisladores hasta quienes no merecían serlo. Incluso el zacatecano Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política en el senado, lo ha reconocido en varias ocasiones.     

Bitácora

El encuentro Trump-López Obrador a mediados de semana más allá de la formalidad en el fondo tuvo su contenido electoral para ambos presidentes. Tanto que el discurso de ambos contrasta con el de aquel 2016. El de EU aquilata la renta que en ambos polos le ha representado México, y viceversa.   

eduhdez@yahoo.com