Día con día

Reforma educativa: transformación y restauración

Estamos en los primeros oleajes de la “abrogación” de la reforma educativa, pero de lo único que no se habla en la prensa es de educación.

La escena empieza a estar tomada por la política magisterial y las notas de prensa dominantes son las movilizaciones y exigencias de grupos políticos del sindicato.

Elba Esther Gordillo vuelve a la escena exigiendo la reposición de su liderato. Sale a la prensa y organiza una marcha a la Cámara de Diputados para pedir que le devuelvan lo que juzga suyo: el liderato del SNTE, donde dice tener 200 mil “simpatizantes”, es decir, la quinta o sexta parte de los maestros.

Quiere decir que reclama el puesto mayoritario de dirigente nacional, desde una confesada minoría.

Por su parte, en uno de los foros de educación en Acapulco, la CNTE nos recuerda que puede vandalizar un auditorio, o cualquier otra cosa, si la situación no es de su agrado.

Exige que le devuelvan justamente lo que les quitó la reforma educativa, esa que está hoy en proceso de “abrogación”. La CNTE reclama el control de las nóminas de pago a los maestros que fue la piedra de toque de su abusivo control de los agremiados. Con buen sentido, el Presidente electo los mandó al diablo.

La maestra Gordillo quiere también que le regresen lo que la reforma le quitó: el liderato vitalicio del magisterio, que fue la piedra de toque de su control sobre la educación y sobre un buen pedazo de la política de México.

En ninguna de estas dos devoluciones exigidas aparecen significativamente ni la educación ni los alumnos ni las familias de los alumnos.

El primer plano de las reclamaciones airadas lo ocupan, en ambos casos, las revanchas, las derrotas y los agravios políticos.

A la vista de estas exigencias de reembolso, cabe preguntarse si la abrogación de la reforma educativa no terminará en una restauración.

Difícil imaginar el regreso de la CNTE y el de Elba Esther Gordillo al poder sindical como parte del cambio educativo que busca la cuarta transformación.

La educación empieza a desaparecer otra vez bajo las aguas de la política sindical. Lo que se ve adelante es mucho conflicto por el pasado y poca transformación para el futuro.