Elegir, un conflicto

Las elecciones locales de presidentes municipales y/o diputados en los 32 estados del país

Las elecciones locales de presidentes municipales y/o diputados en los 32 estados del país, incluidas 15 gubernaturas, además de los 500 diputados federales, más allá de estar precedidas de una campaña demandan criterio de calidad en partidos y candidatos que buscan ser elegidos por la voluntad popular, que muchas veces traicionada igual deberá votar con la razón y no con el corazón.

Criterio de calidad en los procesos internos en cada partido para elegir por el método que definan a sus candidatos, los hombres y las mujeres mejor formados, quienes en campaña sean congruentes con el catálogo de compromisos plasmados en las plataformas, igual puedan cumplir con la expectativa de realizar políticas públicas que estructuralmente resuelvan de raíz los muchos problemas de rezagos que hay en la esfera del bien común.

Este país, cada vez más empobrecido y el lastre ancestral del binomio corrupción e impunidad prevaleciente pese a la alternancia, ya no puede permitirse que aquellos a quienes elige votar para mandatarle el cumplimiento de resolver problemas, en contrario optan le den la espalda por servir a la mezquindad de los intereses facciosos partidistas.

Un ideal del régimen en el gobierno cuando en todos los escalafones se han conducido por la cultura del hurto a la hacienda pública desde sus cargos, sumándoles además los moches por aquellos que urgidos de un trámite o bien concursar una obra pública son obligados, porque no hay alternativas para sostenerse en la cadena de valor. 

Sería un insulto por parte de quienes pretenden ser gobierno continuar administrando la pobreza venida del régimen neoliberal y más atrás, tanto que el Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social estima que sólo este 2020 crecerá entre 6 y 10 millones este segmento miserable, una condición hiriente de no tener la generalidad por sí mismos manera alguna para salir de esta condición de carencias.

Un panorama desolador que no es del todo atribuible sino herencia endosada a la vigente administración pública federal de gobierno, y le ha sido complicado gestionar las políticas públicas asertivas para resolver temas coyunturales en el que el factor de la economía e inseguridad pública representan gran parte de los reclamos entre los innumerables problemas.

La disrruptiva aparición de la pandemia del letal coronavirus, que no se tenía entre los temas torales de la agenda pública de los eventos trascendentales e este 2020, la deshizo para dominarla, impactando en carambola al estilo de vida y a la cadena de valor.

Una crisis de sanitaria mundial en el que a los gobiernos les cayó como un ariete de mayor politización, en la puja por ver qué país desarrollaría en tiempo récord una vacuna, sin importar la torpeza que conllevó a millones de contagiados y muertes

Rusia dio el golpe en la supremacía del orbe con la Sputninik V, nombrada así para asociarle con el gallardete espacial como una bofetada a los Estados Unidos, aunque a la fecha no ha recibido el visto bueno de la comunidad científica para validar su efectividad y poder comercializarla más allá de sus fronteras.  

La cruda realidad confirmada igual por organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico del que es integrante, sobre un país como México que tuvo todo para ser autosuficiente en su economía y un pujante desarrollo además de crecimiento social.

Al revés de la década de los 80’s del Siglo XX cuando se dijo que habría que prepararse para administrar la abundancia centrada en la generación ingresos a la hacienda pública por la renta de la producción y venta del petróleo al mercado internacional desbocado a la eterna corrupción, ahora cuatro décadas después no les queda de otra que en medio de la precariedad administrar los escasos pesos y centavos que no alcanzan a la elemental suficiencia para cumplir con los compromisos de desarrollo social.

No hay dinero que alcance con un Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) para 2021 que prevé gasto de 6 billones 295 mil 736.2 millones de pesos. 73.4% a gasto programable y la diferencia, 26.6%, a erogaciones no programables. Un monto superior al 20 por ciento respecto de los ingresos estimados en 5 billones 539 mil millones de pesos, 3% de reducción respecto de 2020, y la inflación se espera en 3%.

Sólo el 54.7 por ciento del Producto Interno Bruto será destinado a pago de intereses y parte del capital de la deuda pública que de superar los 10 billones de pesos  al término del anterior sexenio ahora por efecto de la crisis se incrementó a los 12 billones de pesos.  El resto del presupuesto de  egresos se distribuirá entre salarios a la burocracia y a inversión en bienestar.

Precedida la clase política cogobernante mexicana de un marcado repudio generalizado entre las colectividades sociales, este karma que traen tatuado a perpetuidad, unos y otro frente de una competencia electoral entre pragmáticas coaliciones, el Bloque Opositor Amplio (la BOA) y los anti BOA, enfrentan conflictos para definir qué territorio y posiciones de la cuota le corresponden.

El criterio de calidad pasaría al olvido en una macro elección nunca antes vista de un México ya inmerso en sus propios procesos electorales locales y el federal, en el entendido que la pugna será por hacerse del mayor poder posible, aunque luego no sepan qué hacer con el mismo.

Bitácora

Con  Joe Biden como Presidente de Estados Unidos se abre un inmejorable horizonte para México, no se trata de diferencias ideológicas sino de una colaboración donde ambas partes se favorezcan. 

eduhdez@yahoo.com