OPINIÓN

Episcopado Mexicano
20/11/2025

La Confederación del Episcopado Mexicano publicó un texto significativamente llamado Conmemorar nuestra historia desde la fe, para comprometernos hoy con nuestra patria

En 2010 con motivo de la conmemoración del centenario del inicio de la Revolución Mexicana, y del bicentenario del inicio de la Independencia de México, la Confederación del Episcopado Mexicano publicó un texto significativamente llamado "Conmemorar nuestra historia desde la fe, para comprometernos hoy con nuestra patria", en el cual en ciento cuarenta puntos dieron a conocer su postura ante estos hechos históricos  y lo que significaban hace quince años para la jerarquía católica.

          Este documento estuvo dividido en tres partes: 1.- "Una mirada a la propia historia desde la fe"; 2.- "Servir a la Nación, colaborando a construir un proyecto cultural desde la fe"; y 3.- "Protagonistas todos, en la construcción de un futuro con esperanza".

          Además de que contaba con una "Presentación", una "Introducción General", y la "Conclusión", titulada esta última como "Una mirada de esperanza", en donde en el último punto del documento los obispos mexicanos concluyeron:

"Confiados en el valor de la oración los exhortamos a dar gracias a Dios por todos los beneficios que ha recibido nuestra Patria, a pedir perdón por las infidelidades de sus miembros, a elevar oraciones por los que murieron en luchas sangrientas, así como pedir la gracia y creatividad en la caridad necesarias para impulsar, junto con todos los mexicanos, el desarrollo para nuestro país".

          Y los jerarcas católicos, expusieron el cómo llegar a ese "desarrollo para nuestro país. Escribieron:

"Unámonos en la plegaria que la Santa Madre Iglesia nos propone en la solemnidad de nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de nuestra libertad"

Y compartieron la plegaria mencionada: "Padre de misericordia, / que has puesto a este pueblo tuyo / bajo la especial protección / de la siempre Virgen María de Guadalupe, Madre de tu hijo, / concédenos por tu intercesión / profundizar en nuestra fe / y buscar el progreso de nuestra patria / por caminos de justicia y de paz. / Por Jesucristo, nuestro Señor: Amén".

          Así, entonces es entendible que aún hoy en día existan personajes públicos que confunden al púlpito con la tribuna, al discurso con la plegaria, a los militantes con la grey, a la jerarquía eclesiástica con las estructuras de gobierno, a la aplicación de la Ley con el castigo de Dios, al estandarte guadalupano con la Bandera Nacional, a la Constitución Política con la palabra de Dios, y al Arzobispado con la Presidencia de la República.

          Y hablando sobre los tiempos actuales, la misma Conferencia del Episcopado Mexicano durante tres días de la semana pasada, realizó su CXIX Asamblea Plenaria, en la cual después de desahogar su agenda de análisis circunscrita, en lo concreto, a "las dolorosas realidades" que viven los mexicanos, sobre las cuales, dijeron, "no tenemos solución".

          En el comunicado oficial sobre dicha Asamblea Plenaria, dado a conocer el pasado viernes 14 de noviembre, los obispos mexicanos dijeron:

"No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestro pueblo. No podemos permanecer neutrales cuando está en juego la dignidad de las personas".

          Y aunque reconocen que la solución a estas "dolorosas realidades" deben ser buscadas a través del "diálogo", pareciera que en la realidad lo que hicieron fue subirse al ring de la lucha política que la derecha, confesional o no, ha construido sobre los hombros de la real realidad que se vive en el territorio nacional, y entonces llenaron su documento con descalificaciones al discurso oficial gubernamental, y con sus propias visiones que quieren impregnar en la percepción de la gente. Visiones que se ajustan a pie juntillas a las de la derecha nacional e internacional.

          Así, y como si fuera una sentencia, expresaron:

"Vivimos tiempos difíciles, la violencia se ha vuelto cotidiana. Ese cáncer del crimen organizado que padecemos desde hace años ha extendido sus tentáculos a muchos rincones del país. Ninguno de los dirigentes que gobierna este país ha logrado erradicar este mal".

          Aunque, a manera de curarse en salud, expresaron unas líneas que bien podrían considerarse como su real manifiesto. Escribieron:

"Porque amamos a este pueblo del que somos parte. Porque amamos a esta que es nuestra nación. Y precisamente por ese amor no podemos callar ante lo que está mal".

          Y para los obispos, todo en México está mal, tan lo está, afirman siguiendo el guión elaborado por la oposición de derecha, que uno de sus integrantes, el obispo de Cuernavaca, Morelos, Tomás Toral Nájera, se congratuló con la marcha de la llamada "Generación Z" llevada a cabo el pasado sábado 15 de noviembre, porque consideró que es un despertar de la juventud ante la situación del país, ya que están alzando su voz para demandar mayor seguridad y justicia.

          Por último, sobre esta concordancia entre jerarquía católica y la derecha, habrá que no olvidar lo que en abril del año pasado dijo uno de sus preclaros representantes, Juan Sandoval Íñiguez:

"Si ganan los que están en el poder, se viene el comunismo, ténganlo claro, se viene el comunismo con todos los males que trae consigo: falta de libertad, se arruina la economía, se combate a la religión y se empobrece a los pueblos como está Cuba o como está Venezuela que era un pueblo muy rico, como Nicaragua".

          La pura derecha, pues.





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