Ganar, perdiendo

La figura presidencial en la administración pública mexicana sin aparecer en la boleta será una pieza fundamental en las predominancia el movimiento social de nombre Morena

La figura presidencial en la administración pública mexicana sin aparecer en la boleta será una pieza fundamental en las predominancia que tendrá aún el movimiento social de nombre Morena montado en un registro como partido político,  para las próximas elecciones del seis de junio para renovar diputados federales y los cargos locales, aunque ya no con la fuerza aplastante de 2018.

Un triunfo de conservar la mayoría sólo que ahora será el primero entre las minorías legislativas, pese a los conflictos internos que privan al interior por la directriz nacional y en algunos estados.

En la prospectiva analítica de unos comicios en las elecciones intermedias  tenderá a mantener el patrón de una participación sensiblemente menor, será lo que ocurrirá con los próximo de 2021 cuando se elegirán sólo a los 500 diputados que integrarán la siguiente legislatura en el Congreso de la Unión.

Para que el régimen de la cuarta transformación pueda tener continuidad esta vez requerirá tejer el consenso coaligado con sus afines del PT, PVEM converso a la izquierda y una proporción del PRI.

En el escenario habría que prever la adición de Encuentro Solidario y Redes Sociales Progresistas, en la eventualidad de que estos logren primero registro -esta semana- además del umbral del tres por ciento de votación nacional, yendo ambos en solitario que les daría de inicio posiciones plurinominales.

A Morena no le quedará de otra que ceder a las ambiciones del PT y PVEM quienes excelsos negociadores en la rentabilidad de sus intereses mezquinos obtendrían gran provecho, en vista de la renovación constitucional por voluntad popular de las más compleja de las elecciones concurrentes, para elegir autoridades legislativas,  federal y locales, así ejecutivas; entre estas 15 gubernaturas, ayuntamientos: alcaldes y regidores en todo México.

El número de curules que el movimiento social con enmascarado como partido político tendrá que entre los diputado federales dejaría de ser la mayoría simple a la primera minorías  de todas, en la integración que habrá para el segundo tramo de la gestión administrativa federal en la primera magistratura del país.

La oposición de Acción Nacional, PRD, Movimiento Ciudadano una vez más en coalición electoral en el plano federal no tendrá gran capacidad de maniobra ante sus competidores de la cuarta transformación, pero sí para quitarle la mayoría del 50 por ciento más uno; mientras que en gubernaturas –donde la participación mantendrá su promedio-, ayuntamientos y congresos sus posibilidades en el pragmatismo incrementa la competencia.   

La correlación en la geopolítica de la gobernanza a todos los niveles cambiará en el pragmatismo de sus intereses, todas las rutas de prospectivas conducen a ese punto de convergencia, no hay  más.

Los personajes a postular como candidatos a los cargos ejecutivos y legislativos no serán sorpresa, actores públicos que en la generalidad serán reciclados además de una cuestionable reputación, transitados de una trinchera a otra; escasas serán  las excepciones. Será lo que habrá en la puja del poder por el poder, intentando convencer a quienes en una anterior ocasión le traicionaron a la voluntad popular. 

Si bien los organismos electorales promueven con intensidad la participación ciudadana en la elección de sus autoridades de gobierno, los perfiles de candidatos por partido y/o coalición abonan a lo contrario, al abstencionismo que para los electores igual  es un yerro de irresponsabilidad no expresarse en la urna para dejar la decisión en quienes sí concurren. El voto es dual, un derecho y obligación.

Para nadie es un secreto que el presidente Andrés Manuel López Obrador es Morena y que éste sin el liderazgo de su fundador es absolutamente nada. Aún menos en su originario estado de Tabasco donde los partidos de izquierda PRD y Morena que fundó son simplemente son incapaces de pervivir en el tiempo por sí mismas.

Sólo por este detalle en particular es que el Gobierno Federal y estatales -actuales y por ganar- tendrán vida, considerando que para la jornada cívica electoral se renovarán 31 legislaturas, excepto en Quintana Roo, y Ayuntamientos, excepto Durango y los 500 diputados federales.

En ambos cargos se incluye a Hidalgo y Coahuila que no podrán celebrar ya sus votaciones en el 2020, por razones de la emergencia sanitaria del covid19 que obligó a suspenderlas mediante la facultad de atracción extraordinaria, ejercida del INE.

Sólo esas 15 de las 32 entidades federativas con comicios locales tendrán picos de participación superiores, al considerar el carácter general teniendo en cuenta que también renovarán gubernaturas, casi la mitad de las integrantes de la  Confederación Nacional de Gobernadores.

Ya no es lo mismo Morena, emergido en 2012 como asociación civil fundada por Andrés Manuel López Obrador en apoyo a las presidencial de 2012, y que para 2018 fue la plataforma que le catapultó hacia el triunfo del cargo de Presidente de México.

El PRI navegará en la nada sólo con la posibilidad de aspirar a una simbólica participación en la gobernanza geopolítica, ejecutivas y legislativas; excepto las gubernaturas que perdería en las cinco que de suyo entran en el cambio de estafeta. Una eventual alianza con sus adversarios históricos no le ayudaría en nada. A

l contrario, se desdibujaría todavía más, hundido por lo que fue su eterno  karma, la descarada corrupción e impunidad cuando menos en los 5 últimos sexenios de aquellos 71 años monopólico y autoritario, Peña Nieto no fue distinto.

Bitácora

Aún dista mucho tiempo de aquí a las elecciones, en este trecho mucho habrá de suceder, y las prospectivas cambian. Nada es seguro, aún menos en política.  

eduhdez@yahoo.com