Haberlo dicho antes

SUCEDE CUANDO vas al mercado. Y entre tantos puestos de todo tipo de mercancía, siempre hay un área donde venden “productos milagro”

SUCEDE CUANDO vas al mercado. Y entre tantos puestos de todo tipo de mercancía, siempre hay un área donde venden “productos milagro”, de esos que curan de todo, o resuelven de todo. O tienen productos específicos para cada uno de tus males. No es que sean fraudulentos, sino que tienen mercancía variada, como en el caso de lo que se requiere para remedios caseros, si es para tos, para empacho, vista cansada, estreñimiento, cansancio, caída de pelo, mal de amores, para que regrese la que se fue, etc. Asimismo la sabiduría popular tiene dichos para muchas situaciones. 

EL PUEBLO ES SABIO, que ni qué. Y en su milenaria existencia, con su lógica creada con la experiencia, ha formulado en expresiones sintéticas un sinfín de enseñanzas. Así que para cada situación difícil, el abuelo o la abuela tenían la expresión justa, porque al que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija, y Dios aprieta pero no ahorca.

SI LAS COSAS ANDABAN mal, o de pronto se presentaba el mal, decían: "no te preocupes, que no hay mal que por bien no venga". Y zas. Al poco tiempo de ese mal la situación se iba transformando hacia algo bueno, o de pronto aparecía algo bueno en la vida del que padecía el mal. O esa misma idea en "por más oscura que sea la madrugada, amanece con la luz radiante del nuevo día". O "luego de la tempestad viene la calma".

O ESA OTRA de "no hay enfermedad que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante". Así que o se curaba la persona, o en la solución final, se moría. Pero de que la enfermedad sale, sale. 

O CUANDO INTENTAS algo, y no salía, ni en la primera ni en la segunda, el abuelo te alentaba con "inténtalo de nuevo, que la tercera es la vencida". Y si por una razón u otra tampoco salía, y tampoco la cuarta, te recetaba esta dosis magna de aliento,  "inténtalo de nuevo, que no hay quinto malo".

Y CADA DICHO se aplicaba en situaciones reales de la vida cotidiana. Lo mismo si ya te había dado cortón una mujer, te decía: "nadie sabe lo que gana cuando pierde una mujer". 

SI DE GRATITUDES se trata, y recibías un regalo, y el abuelo te escuchaba en la queja que era muy poco, o no te gustaba te aconsejaba que " a caballo regalado no se le mira el diente". Y aunque uno escuchaba ese dicho desde niño, y los que somos de ciudad no le entendíamos, luego te explicaron que en la dentadura del caballo se le puede saber la edad, pero que siendo regalado no hay que decir nada y ser agradecido.

Y ME DIGO a mí mismo, "Y a todo esto ¿por qué los dichos como tema hoy?". Muy sencillo, porque uno no sabe de qué manera las cosas se van presentando, uno puede creer que no tienen relación, o que todo va a seguir en hechos contradictorios, o sin solución. Y recuerdo que el abuelo decía: "en el camino las calabazas se van acomodando". Y cierto. Al subirlas a la carreta, por la forma que tienen, quedan mal acomodadas, y en el zangoloteo de los baches del camino o lo irregular del suelo, poco a poco se van acomodando mejor. Así las cosas de la vida, sea de noviazgo, matrimonio, trabajo, envidias, estudios, etc. Sin duda alguna.

O A VECES CUANDO una persona que había tomado alcohol hace algo malo o dice algo feo contra alguien, y lo tratan de justificar con la expresión de que no tiene la culpa porque estaba tomado, la respuesta es muy sencilla: "no hay borracho que trague lumbre". O cuando a esta incróspida persona dice algo, y alguien dice que no le crean porque andaba borracho, le responden, pero "acuérdate que los niños y los borrachos dicen la verdad". O en los casos de cuando una persona ocupa un cargo o puesto, sin saber y comete muchos errores, se dice que no tiene la culpa él, sino quien lo hizo compadre. Etc. O te acusan que eres igual a los demás, porque "el león cree que todos son de su condición". O "todos están cortados con la misma tijera". 

PERO SI EXTRAÑABAS a alguien, y luego de no verse, sientes esa espina clavada, y el abuelo se daba cuenta. Y luego cuando te encuentras a esa persona entrañable, luego de años de no verla, siglos o eternidades, que para el caso es igual, el abuelo al enterarse  sonreía y te decía: "ya ves, las piedras rodando se encuentran". O si dicen algo contra una persona, o que ya van a quitar a algún funcionario de sus funciones, valga la redundancia, y dices que no lo crees, entonces te sueltan que "cuando el río suena es que algo arrastra".  O cuando una pareja de muy enamorados, pobres, se casan y a los pocos meses se separan, el abuelo te aclaraba que: "cuando el hambre entra por la puerta, el amor sale por la ventana". O "perro que ladra no muerde". O "mucho ruido y pocas nueces". O "dime de lo que presumes y te diré de lo que careces".