Escala Crítica: Morena, las encuestas y la distribución del poder: gobernabilidad o dispersión

En el caso de Morena, próximo a definir al relevo formal de Andrés Manuel López Obrador, quien gane la mayoría obtendrá la Presidencia, mientras que la “primera minoría”

*En la coalición gobernante cohabitan grupos opositores

*El peso de la condición humana y los compromisos de campaña

*El reparto del Ejecutivo, el Legislativo y el partido, ¿posible?

PARECERÍA que Morena es gobierno y oposición al mismo tiempo. Parecido al modelo clásico del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que nacido en el poder como Partido Nacional Revolucionario en 1929 fue imaginado una coalición de partidos. En el caso de Morena, próximo a definir al relevo formal de Andrés Manuel López Obrador, quien gane la mayoría obtendrá la Presidencia, mientras que la “primera minoría” se quedará –es lo propuesto- con una parte del Legislativo (Senado) y la “segunda minoría” con la otra parte (Cámara de Diputados). Una especie de gobierno de coalición de la coalición morenista…pero que no toma en cuenta a la otra oposición. No es juego de palabras decir que una coalición puede desembocar en colisión; de la colaboración al choque.

De acuerdo a lo anunciado por Mario Delgado, próxima está la selección al azar de las cuatro encuestadoras que participarán como evaluaciones espejo de la medición que también realizará la dirigencia de Morena para decidir quién encabezará “la defensa de la Cuarta Transformación”, como un paso para obtener el registro en la candidatura a la Presidencia en 2024. De esta manera se convertiría en relevo de Andrés Manuel López Obrador. Le entregaré todo, ha dicho AMLO. La insaculación de las encuestadoras está prevista para el 15 de agosto.

A muchos estudiosos les pareció una excelente y salomónica solución la propuesta de AMLO para que entre los participantes se repartan el Poder Ejecutivo (la Presidencia para quien quede en primer lugar) y el Poder Legislativo (la jefatura del Senado para el segundo y la Jefatura de la diputación federal para el tercero), así como un lugar prominente en el gabinete para el cuarto. O quizá el nada desdeñable Gobierno de la Ciudad de México.  También tendrían espacios, en esta lógica, el quinto y sexto competidor…pero el poder hay que ganarlo, antes de repartirlo.

EL JUEGO DE LAS SILLAS

COMO ANOTABA en una colaboración anterior, me parece que en este juego del poder tenemos que considerar la condición humana (y los compromisos de campaña). De ahí que me parece necesario, determinante, que quien gane la encuesta de Morena lo haga por una diferencia tal que inhiba no sólo los cuestionamientos formales, sino que disminuya la posibilidad de que se convierta en un obstáculo para la gobernabilidad. No debe ser una piedra en el zapato de quien obtenga el Ejecutivo. 

Me remito a un ejemplo: López Obrador tienen un liderazgo indudable y casi incuestionable dentro de su Movimiento. Sin embargo, la jefatura que ejerció Ricardo Monreal en el Senado en no pocas ocasiones complicó los proyectos obradoristas. Se dirá que es saludable para la democracia que existan contrapesos. Sin duda, pero en esta ocasión el tema es otro: la búsqueda de AMLO de la seguridad en la continuación de su proyecto.

¿Puede usted imaginar cómo sería una Presidencia en la que el control legislativo esté en quienes tuvieron que aceptar su derrota en las encuestas internas? ¿El poder del partido lo tendrá quien ocupe el Ejecutivo?

Después de las elecciones intermedias del 2021, cuando cambió la mayoría de la Cámara de Diputados para convertirse sólo en una posición relativa, AMLO contó con una jefatura fiel en su bancada, pero esta circunstancia lo obligó a echar a andar planes alternativos para sus propuestas de reforma legal. 

Sin duda que la presencia de López Obrador en el panorama político nacional, sobre todo en su movimiento, en lo que queda del sexenio y aún en su retiro en Palenque, permitirá que sea un eje para las decisiones en el futuro inmediato. Pero no es eterno, de manera que Morena debe estar planteando pasar del obradorismo a otro esquema de liderazgo.

 “La encuesta de encuestas prevista por Morena para aplicarse el 28 de agosto al 3 de septiembre será un ejercicio sin precedente. No porque no se haya aplicado este tipo de mediciones, sino porque el interés de los participantes (el poder) y la desconfianza han hecho que el diseño y realización sea muy compleja.

Publicó Zedryk Raziel en el diario El País (14, julio 2023): El diseño de la encuesta de Morena anuncia un nuevo frente de batalla entre las ‘corcholatas’. La desconfianza de los aspirantes hacia la dirigencia del partido ha dado lugar a un conjunto de criterios complejos para la elaboración y levantamiento de la encuesta que definirá la candidatura presidencial”. Un texto que ya comentaremos.

DEL DICHO AL HECHO

LO CIERTO ES QUE a pesar de los “candados” que cada participante opuso –sobre todo Marcelo Ebrard- continúa la duda de si aceptarán en serio –no de manera superficial o declarativa los resultados. Y aceptarlos significa sumarse de manera comprometida, sin condicionamientos, al proyecto de la Cuarta Transformación y de quien la encabece.

AMLO no tuvo ese problema por su apabullante liderazgo, un liderazgo que deberá construir quien lo releve. Por cierto que al tabasqueño le llevó más de 30 años establecer su jerarquía. Y fundar su propia organización.

En el caso de la encuesta, valdría señalar que de acuerdo al método usual deberá procederse por una muestra representativa de todo el país. Esto significa que el valor será poblacional y no territorial, De acuerdo a la distribución demográfica y electoral, son cinco estados los que concentran el 40 por ciento por ciento de los posibles encuestados: Estado de México (Edomex), Ciudad de México (Cdmx), Puebla, Jalisco, Veracruz. Es ahí donde se concentra la batalla por las simpatías morenistas, siendo cuatro gobernados por esas siglas.

Tabasco sería, en este universo, sólo el 2 por ciento del total. Aunque su significación es emblemática, por ser tierra de origen de López Obrador. (vmsamano@hotmail.com)