“No somos iguales”: AMLO

Quienes integran un régimen de gobierno no están obligados a ser amigos pero sí colaboradores para concretar los propósitos, en las asignaturas que le confían

Quienes integran un régimen de gobierno no están obligados a ser amigos pero sí colaboradores para concretar los propósitos, en las asignaturas que le confían. Queda claro para el tabasqueño Octavio Romero Oropeza, director de Pemex, no es de sus afectos el gobernador de su estado, Adán Augusto López Hernández; y en su  unilateral aversión afecta al proyecto de la cuarta transformación que encarna el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, paisano de ambos.

Por Tabasco, como todo el sureste mexicano, transita la cuarta transformación  con razones multifactoriales; de inicio la dualidad de ser una de las regiones más acaudalada en recursos naturales que sobre explotadas desde antaño se reflejan en desarrollo así como crecimiento socioeconómico del país, excepto en esta zona que en la paradoja continúa marginado sin beneficiarse de lo suyo.

La primera del listado de prioridades del Gobierno de México es justo atender de raíz las asimetrías de estos lares donde el Jefe de Estado nació, creció y arraigó su trayectoria política de enfoque social, conocedor de las grandes desigualdades encuadradas en el bienestar. Cohabitó en comunidades sensiblemente pobres, carentes de todo, como los indígenas tabasqueños en aquel ya distante 1977, cuando fue Delegado del Instituto Nacional Indigenista.

De ahí los argumentos en las políticas públicas trascendentales plasmadas en el Plan Nacional de Desarrollo que tiene el objetivo servir como hoja de ruta en el desempeño de una gestión pública administrativa en pro del bien común, del cual están obligados los gobernantes de la República a informar a la soberanía popular representada en el Congreso de la Unión, diputados y senadores.

La refinería que se construye en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco al ser ahí el centro logístico de producción petrolera en tierra y aguas someras que se tiene entre esta entidad y Campeche; el Tren Maya, para el recorrido turístico de los estados del sureste donde se asentó gran parte de esa civilización; además del corredor comercial portuario que conecta igual sobre rieles al océano pacífico a través del istmo de Tehuantepec, Oaxaca, con el Atlántico que bordea a Coatzacoalcos, Veracruz, un proyecto exento de controversia política en sus 300 kilómetros de longitud.

Romero Oropeza en su evidente antipatía no se ha dado la oportunidad a sí mismo de reflexionar dentro de la responsabilidad que se le ha encomendado respecto del interés particular que tiene la región, en la que para él está borrado el nombre de Adán Augusto López Hernández,  afectando a los proyectos del gobernador del estado de Tabasco en cuanto a marginarle de cualquier beneficio que le corresponde, además de  atender los conflictos de su propia competencia.

Al director general de Pemex quien despacha desde Ciudad del Carmen, Campeche, no le ha interesado generar las opciones alternas a la crisis petrolera en Tabasco, a partir de solventar el prioritario pago de los compromisos ya realizados por la contratista cadena de valor local.

Un sector empresarial articulado al sector energético que, al no tener liquidez por una irresponsabilidad de Pemex  que le adeuda millones de pesos ya devengados, le ha obligado a prescindir de su activo principal:  los trabajadores. Un despido masivo en cascada que les deja sin ingreso para su bienestar a miles, en la empresa pública del estado mexicano y en la privada.

Teme mirar dónde está ubicado en el tablero del ajedrez de quienes son afines al proyecto de país, peor aún no atiende a quienes le advierten que sólo es amigo de todas las confianzas del Jefe de Estado Mexicano, sólo eso.

Aunque se quiera ocultar tal mezquindad, el gobernador Adán Augusto ha sido diplomático e institucional; está claro que su paisano en la sinrazón no le interesa tener ese trato, al grado de no correrle la cortesía de invitarle en sus actividades locales, como cuando donó ambulancias a alcaldías, en Comalcalco; y la semana anterior recorrió por yacimientos de hidrocarburos, en Huimanguillo.

Para fortuna de Tabasco la construcción de la refinería de Dos Bocas le se asignó  a la Secretaría de Energía que aquí tiene sus oficina central, y no a la subordinada Pemex que le habría arruinado todo. 

Quizás tenga escaso oído como para no haber escuchado con claridad frente a sí que el presidente Andrés Manuel López Obrador hiciera evidente la deferencia con su “Hermano” Adán Augusto, a quien discriminó en sus escasas menciones durante uno de sus evento organizado aquí, por la empresa pública del sector energético que él dirige.

Desde luego que opera con el cuchillo entre los dientes, porque mientras en su caso es sólo el amigo y colaborador de todas las confianzas el otro no es cualquiera entre la estructura del régimen de la cuarta transformación, el Ejecutivo del Estado es el “Hermano” del Ejecutivo de la Nación, dicho por este cada que se presenta la oportunidad, y en eventos públicos a la escucha de los presentes y hasta lo postea en “las benditas redes sociales”.

El apellido no les ata por el lazo no de sangre, pero sí por los ancestrales afectos que tiene con el patriarca de la familia López Hernández, el respetado notario Payambé López Falconi.

El rencor del director general de Pemex viene precisamente de los escalafones en los que han estado siempre él y gobernador de su estado, Tabasco; ambos fueron presidentes del Consejo Político Estatal de Morena con objetivos incumplidos y cumplidos; uno fue candidato a presidente municipal y otro a gobernador, uno tuvo por resultado la derrota y el otro despacha en Palacio de Gobierno…. ¡Hay niveles!

Bitácora

Prohibido politizar la vacuna contra el covid19 de AstraZeneca, patrocinada por Fundación Carlos Slim, en su fase última de prueba, próxima a producirse en México.  

eduhdez@yahoo.com