¡Ese perro ladra mucho, tírenle un hueso!

Recuerdo que al día siguiente de la masacre de estudiantes del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco

Recuerdo que al día siguiente de la masacre de estudiantes del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco ningún periódico de circulación nacional dijo la verdad. Minimizaron el hecho diciendo que sólo se había tratado de un zafarrancho provocado por estudiantes agitadores y terroristas que agredieron al ejército.

Al día siguiente, 3 de octubre, Jacobo Zabludovsky que trabajaba en el noticiero “Diario Nescafé”, transmitido por Telesistema Mexicano, antecedente de Televisa, no informó gran cosa. Furioso el presidente Gustavo Díaz Ordaz le hizo una llamada a Emilio Azcárraga Milmo para reclamarle el por qué Jacobo usaba corbata negra en memoria de los caídos en Tlatelolco. Y en verdad Zabludovzky, antes y después de ese 2 de octubre siempre usó corbata negra. Pero ni esa libertad tenía un comunicador entonces.

Siempre la postura de Azcárraga Milmo, “El Tigre”, y de Televisa fue de una subordinación servil al presidente de la República y al Partido Revolucionario Institucional. En 1982 lo dijo, durante la campaña de Miguel de la Madrid, como candidato, ahí subrayó su postura, dijo entonces: “somos soldados del PRI y del presidente y no de los demás”. Palabras publicadas por la revista Proceso el 15 de mayo de 1982.

Y las arremetidas y guerra sucia que hoy Televisa y demás medios hacen de manera sistemática contra López Obrador es porque siguen vinculados, pertenecen a los intereses más sucios surgidos con el presidencialismo autoritario y maduraron con los gobiernos neoliberales.

Y mi memoria va más atrás con ayuda de las hemerotecas en este breve recuento de la represión política a los medios. El 23 de junio de 1966, el presidente Díaz Ordaz dio órdenes para que cerraran el periódico “Diario de México”. La razón fue que el día anterior ese periódico había publicado dos fotografías con los pies de foto cambiados. En una aparece la imagen de una convención de gasolineros y una imagen de Díaz Ordaz al fondo, y el pie de foto dice: “Se enriquece el zoológico. En la presente foto aparecen algunos ejemplares de monos adquiridos por las autoridades para divertimento de los capitalinos. Estos monos fueron colocados ayer en sus jaulas en el zoológico de Chapultepec”. Y a la foto de los monos le pusieron el pie de foto de la convención. Como el rostro de Díaz Ordaz tenía parecido con un mono, el error pareció ser una alusión a propósito de ese parecido. Cometer ese error en esos años era imperdonable, cuando la libertad de prensa era nula y criticar al presidente o al sistema era muy peligroso.

Cuando el famoso cómico Manuel “Loco” Valdez, en su programa Operación Ja Ja, en canal 2, contó aquel chascarrillo sobre quien había sido el primer presidente bombero de México y dijo que bomberito Juárez y siguió el chascarrillo con doña Margarita Maza: el loco fue suspendido por un tiempo de la televisión y su programa cancelado.

El crítico y famoso caricaturista de izquierda Eduardo del Río, más conocido, como Rius, nos cuenta en sus memorias “Mis Confusiones” cuando en enero de 1969 fue secuestrado por agentes de la judicial. Se lo llevaron al Nevado de Toluca con fines de desaparecerlo. Por suerte para él, los familiares al notar su desaparición hablaron con el general Lázaro Cárdenas del Rio, que era su tío abuelo y, dada la influencia moral y política que aún tenía don Lázaro, lo soltaron. En aquellos días de enero de 1969, recientes al pasado 2 de octubre, Lecumberri se encontraba lleno de presos políticos.

Durante aquellas décadas de autoritarismo y dictadura sexenal, la libertad de prensa era un sueño, más que imposible. Todos los medios estaban maniatados, no sólo por la amenaza que pendía sobre ellos como una espada de Damocles, sino por la seducción de los chayotes que no eran nada despreciables. Criticar o insinuar algo en contra de la sagrada figura presidencial era un pecado, significaba pelearse con la chuleta y poner en riesgo la vida.

Sin embargo, con la llegada de nuestro paisano a la presidencia de la República, las amarras a la libertad de expresión se desataron. Y hoy esos medios están viviendo una libertad de expresión jamás soñada en sexenios anteriores; pero muchos columnistas y comunicadores confunden libertad con libertinaje y han organizado hoy una guerra sucia contra la 4T, donde nadie les reprime. Sus colaboraciones, carentes de ideas y de propuestas, están llenas de insultos, de groserías y calumnias contra AMLO; sobre todo de aquellos que perdieron sus chayotes y jugosos huesos.

Esto me recuerda a Erich Fromm en su libro “Miedo a la libertad”: que el hombre que nunca ha sido libre, no sabe qué hacer con su libertad cuando le han soltado las cadenas. Algo similar sucede cuando un perro ha estado encadenado de por vida y de repente le quitan la cadena y el bozal y el animal no sabe qué hacer, brinca y corre de un lado para otro y loco se quiere volver.

Pero lo que más ha enfurecido a esos “periodistas” que escriben sus colaboraciones con las vísceras, llenas de insultos y majaderías, pero carentes de propuestas es que AMLO les ha quitado el chayo. El presidente Porfirio Díaz les hubiera dicho a esos “periodistas” que hoy despotrican contra la 4T: “¡Ese perro ladra mucho, tírenle un hueso!”.