Plano tangente
11/08/2025
Adelgazantes milagrosos
«Me hiciste sentir el sabor de mi propia cocina».
Jorge Drexler
917 106 7165
La semaglutida, comercializada bajo la marca Ozempic, fue desarrollada inicialmente para el tratamiento de la diabetes tipo 2 y el control de la obesidad. Consiste en un “agonista” del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1); es decir, es una molécula que simula el efecto de una hormona que de forma natural se produce en el cuerpo y que, entre otros efectos, reduce la sensación de apetito. Justamente ese es su modo de operación en el paciente. Sin embargo, su uso se ha extendido más allá de las indicaciones médicas: personas sanas, sin diagnóstico ni supervisión profesional, la utilizan para reducir su talla con fines puramente estéticos.
El mecanismo de acción de la hormona GLP-1 incluye la ralentización del vaciado gástrico, lo que prolonga la sensación de saciedad, disminuye el apetito y, por lo tanto, actúa como supresor del hambre (Khawagi et al., 2023; Suran, 2023). Esta tendencia se ha difundido ampliamente a través de redes sociales, cobertura mediática y recomendaciones de celebridades. En la actualidad, se estima que “Ozempic” recibe cerca de 1.8 millones de búsquedas mensuales, mientras que el término “semaglutida”, que incluye este fármaco, alcanza aproximadamente 1.2 millones de búsquedas.
En la sociedad actual, la apariencia física se ha convertido en un factor que impacta de manera decisiva la autoestima y las relaciones sociales. Las redes sociales, la publicidad y los modelos de belleza de la cultura popular refuerzan la idea de que un cuerpo delgado es sinónimo de éxito, salud e incluso amor propio, lo que lleva a muchas personas a sentirse insatisfechas con su imagen corporal, aun cuando su estado de salud sea adecuado.
Ante esta presión social, los métodos que prometen resultados rápidos, como el uso de medicamentos para bajar de peso sin supervisión médica, resultan especialmente atractivos. No obstante, esta búsqueda de soluciones inmediatas puede generar impactos psicológicos importantes: ansiedad, frustración, dependencia emocional de los resultados e incluso riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria, por no mencionar los riesgos físicos inherentes al consumo no regulado de medicamentos.
La ilusión de un cambio físico rápido, sin un esfuerzo sostenido, desconoce que la salud integral requiere hábitos duraderos, como una alimentación equilibrada, actividad física regular y acompañamiento profesional. Al depender de estas soluciones inmediatas, la persona puede entrar en un ciclo emocional de expectativas y decepción, que termina afectando su bienestar mental y reforzando la insatisfacción corporal. Reflexionar sobre estas dinámicas es esencial para fomentar un enfoque responsable y saludable del control de peso, donde se priorice el cuidado físico y psicológico por encima de los estándares estéticos externos.
En el caso específico de Ozempic, el uso inadecuado conlleva riesgos, ya que los agonistas del receptor GLP‑1 pueden provocar efectos adversos como: problemas gastrointestinales, inflamación pancreática, hipoglucemia, aumento de la frecuencia cardíaca, infarto de miocardio, lesiones ulcerativas y aterosclerosis (Bartal et al., 2024; Lopes et al., 2023).
En México, Ozempic solo está autorizado para adultos con diabetes tipo 2 bajo valoración médica, y su uso para perder peso no está aprobado. Es un medicamento de fracción IV, lo que significa que requiere receta médica para su adquisición. El contrabandeo de este producto es, de hecho, otro problema, pues el Ozempic comercializado ilegalmente suele presentar empaques no autorizados o en otro idioma, sin garantía de calidad, seguridad ni eficacia, lo que representa una amenaza para la salud pública.
Persisten problemas no resueltos, como la falta de datos a largo plazo, la posible persistencia de efectos adversos debido a la larga vida media de la semaglutida y el riesgo de falsificación y venta ilegal. Por ello, es fundamental que la población comprenda que ningún video en redes sociales ni un testimonio del conocido de un conocido sustituye la consulta médica profesional.
El tratamiento de cualquier enfermedad rara vez se limita a recetar una pastilla y esperar. Por lo general, una prescripción viene acompañada de indicaciones para modificar la alimentación y la actividad física. Lo que lleva a la razonable conclusión de que no tiene caso recurrir a medicamentos como el Ozempic si antes no se hizo un esfuerzo serio por mejorar la nutrición y hacer ejercicio. Este tipo de alternativas son la última barrera de defensa para casos muy concretos, pues la primera línea siempre es la conducta. Aunque el Ozempic es un fármaco ingenioso en su descubrimiento y diseño, sigue contando con efectos secundarios no deseables y está lejos de sustituir los hábitos de cuidado. Si bien vivimos asediados por imposiciones de belleza y un sistema que nos genera problemas para después vendernos su solución, hay que tener presente el abismo que separa la salud de la apariencia. Por eso vale la pena cuestionar por qué hacemos las cosas; algunas veces los problemas se solucionan dejando de verlos como problemas. (jorgequirozcasanova@gmail.com)
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