OPINIÓN

Poder Político
08/09/2025

Alto voltaje

En lo absoluto, no será un día de campo para el país la revisión trilateral del TMEC que en términos del mismo habrá de iniciar el 1 de julio de 2026, exactos 6 años desde que entró en vigor en la misma fecha de 2020; los negociadores liderados por Marcelo Ebrard como Secretario de Economía; con la ineludible necesidad de encarar el chantaje de su contraparte estadounidense; la crisis migratoria, el tráfico del drogas asociada a capturar a quienes comandan los cárteles, las controversias agrícolas como el maíz transgénico, entre otros tantos temas, por los que tiene ya inclinada la balanza e contra por la imposición de aranceles.

México estará sometido a un permanente estrés ante la rigidez con la claridad de llevarla al extremo por parte del gobierno presidencial de Donald Trump que no tendrá escrúpulos algunos para pretender obtener un asimétrico beneficio, habida cuenta la dependencia en la cadena de suministro de México hacia su nación, que supera el 80 por ciento; sobre todo en productos agropecuarios, la industria automotriz y electrónicos.

La administración del vecino país ha tendido a ser caótica en el plano social y político por la migración ilegal y también la legal, con las recientes redadas sobre los connacionales mexicanos avecindados en el estado de California, sobre todo en Los Ángeles. Nueva York y Chicago figuran entre las otras entidades con gobiernos demócratas que protegen a las comunidades latinas son amenazadas de ser tomadas por asalto para su captura. Ante la política racista se decidió desde ahora suspender los tradicionales festejos patrios de cada año.

El presidente de los Estados Unidos está negado a aceptar que mucho de la economía de su país la sostienen la fuerza laboral latina, en particular los 40 millones de mexicanos con residencia legal, sumado a otros 4 millones en condición de indocumentados. En frío, esta poderosa nación en la geopolítica está habitada ciento por ciento por migrantes, incluyéndole a él por descendencia irlandesa.

El estatus en la geopolítica dominada en mucho por los Estados Unidos de América juega en su favor como para elevar las complejidades en la negociación en donde poco margen de maniobra se tiene de este lado, aunque sí habría argumentos para lograr condiciones iguales para ambas partes, independiente de la política estatista, que bajo este paraguas los componentes de origen podrían trabar la negociación en capítulos importantes como el automotriz, informática y de telecomunicaciones.

El TMEC ya no sería ciento por ciento, al pretender imponerse reglas arancelarias específicas que jugarían en contra de la cadena de suministro de México, con evidente implicación a castigar los márgenes de rentabilidad en los costos de producción de esos sectores de la economía. Un daño colateral se reflejaría en el cierre de fuentes de empleos que irían en detrimento de la estructura socioeconómica doméstica.

Aunque la relocalización de empresas procedente de Asia a territorio mexicano puede ser la válvula puede sostener e incrementar con sustantivos beneficios a la economía, por su posición geopolítica y de proximidad al mercado estadounidense, con perspectiva de sustentabilidad dada por las inversiones y empleabilidad; al margen de esta plusvalía que darían las empresas de origen chino, caso puntual la industria automotriz que ha tenido un importante auge en el nicho de mercado mexicano.

El equipo negociador mexicano tendrá que tener la perspicacia para saber jugar con sus fichas con estratégicos movimientos en el tablero de la revisión del TMEC, en donde Canadá será un aliado que en conjunto buscarán el mejor arreglo posible a favor de ambos.

Un punto clave a considerar será que Estados Unidos no querrá perder un ápice de supremacía en la geopolítica, sabedor de que romper con el TMEC, vigente por lo menos hasta el 2036, le representaría un debilitamiento en el predominio sobre Norteamérica, su gran fortaleza. Este as bajo la manga debe ser bien jugado en conjunto por las misiones negociadoras de México y Canadá, que de su lado tienen una estrecha relación de cooperación y beneficio mutuo; incluso en un programa de trabajo eventual que permite a trabajadores mexicanos migrar en dos períodos para trabajar en los campos canadienses, una parte va a la siembra y la otra para la cosecha, con el retorno de sus dividendos que permiten la subsistencia familiar.

Bitácora

El gobierno mexicano debería replantearse aprovechar los otros tratados comerciales con los que cuenta, diversificarse y no apostarle todo al TMEC.

eduhdez@yahoo.com





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