Poder Político
15/09/2025
Mentes de piedra
Qué farsa más insultante para la humanidad en la asfixia por la sobrevivencia aprisionadas por unas botas de la arrogante élite suprema de naciones que dominan sobre las demás; qué hipocresía usar a un organismo fachada como el G7 liderada por los Estados Unidos de América, comprometida en el papel a la protección de las comunidades a nivel mundial, construir seguridad energética y acelerar la transición digital, además de asegurar las alianzas del futuro, cuando en acciones les evidencian una desbocada ambición por poseer territorios y recursos naturales encaminada a la destrucción.
Compromisos huecos de pacificar con el cinismo obsequioso del país americano hacia una Rusia igual despiadada que desde febrero de 2023 invadió a Ucrania para emprender una insensata guerra hasta llevarla a la ruina; igual asentimiento sobre los conflictos entre Israel e Irán, extendidas hacia los otros países circunvecinos, pero sobre todo con Gaza y los palestinos que allí residen, so pretexto de exterminar al régimen de Hamas.
Las tensiones comerciales lejos de extinguirse alcanzan un grado superlativo con la extorsionadora práctica de imponer aranceles con el regreso de un neofascista como Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de América, asumido como el salvador del mundo, aunque detrás de esta máscara pretende ocultar sus intereses más oscuros por ambicionar territorios, poderío militar, económico, y político orientado hacia una supremacía que ahora le obliga a compartir con sus iguales.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que se entendería una asociación al compromiso del G7 de impulsar sustentabilidad y los ecosistemas naturales, desde su génesis en 2015, ningún interés tuvo por parte de las potencias de primer mundo por abrazar con convicción un plan de acción global promovido por la ONU y sus 17 objetivos de Desarrollo Sostenible en pro de un futuro más justo y sostenible, inherente a este el abatimiento de la complejidades cada vez más agudas como la pobreza, el hambre, la educación, el cambio climático y la desigualdad.
Una agenda de buenos propósitos diseñadas con alcances universal, integral, indivisible y transformadora; en búsqueda de una inocente acción colectiva de gobiernos, empresas, sociedad civil y ciudadanos para alcanzar metas específicas con la mira a que para el 2030 el mundo mostrara un rostro promisorio, habitable y no inhóspito.
Entre las 17 líneas de acción a mitad del camino quedaron de lado la erradicación de la pobreza, el combate de la hambruna, salud y bienestar, educación con calidad, igualdad de género, acción por el clima; todas fueron pateadas y pisoteadas con un desdén que evidenció la pérdida de la influencia que alguna vez llegó a poseer la ONU, así como otros tantos organismos internacionales que sólo figuran como elementos decorativos.
La pandemia del COVID que puso de rodillas y confinó al mundo para que las principales naciones reflexionaran y encausaran sus esfuerzos de empatía y humanismo. Por los contrario, les mostró aún más mezquinos, más miserables, al dejar en el caos de la desgracia a las naciones más pobres e indefensas para poder hacer frente en una cruzada de sobrevivencia.
En fechas recientes atestiguar reconciliación entre los liderazgos políticos de China e India, por mucho tiempos confrontados, sumado al desfile militar en Beijing con los presidentes de Rusia y de Corea del Norte, por supuesto que ha puesto nervioso al estadounidense Donald Trump, quien no ocultó su reclamo por no haber sido invitado, en seguida de una forzada felicitación, a través de su red Truth Social.
El espectacular desfile tuvo el doble propósito de enviar mediante los reflectores mediático con un primer mensaje de mostrar al mundo ahora quienes mandan en la geopolítica; en lo militar y el segundo a su socio Estados Unidos de estar condenado a permanecer en solitario, con sus aliados de la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Por vez primera la presidencia de los Estados Unidos de América se halla arrinconado por dos de los 3 integrantes de la supremacía mundial, en este caso Rusia y China que le tienen doblegados en una demostración de poderío; invertida ahora la ecuación que ya se veía venir.
Bitácora
El coletazo del dragón no tendría por qué sorprender ante la imposición de aranceles sobre los productos chinos en México... Los asiáticos no son tan amigables como parecen.
eduhdez@yahoo.com
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