OPINIÓN

Recuerdos de un gran gobernador
05/09/2025

Primera parte

"La significación del libro sobre Santa Anna de González Pedrero, rebasa el periodo que estudia. Al mostrar una clave que otorga sentido a ese periodo, abre también una ventana para vislumbrar mejor la época actual.[...] El lúcido análisis de González Pedrero nos permite comprenderla".

Luis Villoro. Enrique González Pedrero: Santa Anna o La Nación sin Estado. Nexos, núm. 190.

Eso dice del libro del maestro González Pedrero: País de un Solo Hombre: El México de Santa Anna. Luis Villoro, uno de los filósofos más relevantes de nuestro País.

En días pasados, recibí una atenta invitación, para asistir el martes 2 de septiembre a la presentación de la cátedra "Lic. Enrique González Pedrero" y a la Conferencia Magistral de mi estimado amigo el Lic. Roberto Salcedo Aquino, Presidente de la Fundación "Enrique González Pedrero".

Compromisos adquiridos con anterioridad, imposibles de eludir, me impidieron estar presente como me hubiera gustado. Sin embargo, no quiero dejar pasar la oportunidad, para hilar algunos pensamientos y recuerdos que nos permitan calibrar la importancia que para Tabasco tuvo y sigue teniendo, el gobierno encabezado por nuestro apreciado y siempre añorado maestro.

Quienes tuvimos la fortuna de participar en ese gobierno, en diferentes responsabilidades (en mi caso como Secretario de Gobierno), considero que debemos sentirnos orgullosos y al mismo tiempo agradecidos, por esa oportunidad que la vida nos brindó, al formar parte de uno de los mejores gobiernos que ha tenido nuestro estado.

Al afirmar lo anterior, no lo hago con un alarde presuntuoso. Al contrario, lo que pretendo es poner de relieve el reconocimiento que los tabasqueños tenemos hacia un gobernador que nos dejó múltiples beneficios en todos los órdenes.

Fui testigo (como muchos de ustedes), de ese reconocimiento. Cada vez que Don Enrique vino a nuestro estado. En todos lados, la gente de diferentes estratos sociales, lo saludaban con cariño e incluso le aplaudían. Un reconocimiento merecido, aunque nunca buscado por él. Al contrario, siempre pidió que no se pusiera su nombre a ninguna colonia, calle o comunidad. Se sintió incómodo cuando al puente de Frontera le pusieron (merecidamente) su nombre. Me consta que había elaborado un documento (no sé dónde quedó), para que dicho puente llevara el nombre de su tío Napoleón Pedrero Fócil. (Poeta y compositor, autor de una de nuestras más conocidas canciones: "Tardes de Tabasco "), quien, durante su campaña para diputado federal, fue asesinado en la entonces ranchería Cuauhtémoc, del municipio de Centla en 1937.

Podría extenderme en recuerdos, acciones y anécdotas de nuestro añorado gobernador. Pero prefiero comentar solo aquellos que pueden ser ilustrativos de su pensamiento y de sus acciones en beneficio de Tabasco y de los tabasqueños.

LOS CENTROS INTEGRADORES.

Desde su campaña política su propósito como candidato fue escuchar a la gente. De ahí el lema de la misma: "Que hable Tabasco". De esa forma se llevó acabo. Lo primero era escuchar la voz del pueblo, no prometer, ni hacer ofertas para quedar bien. Lo principal era escuchar directamente las carencias y necesidades; pero también las propuestas que los afectados hacían (con conocimiento de causa), para resolver sus problemas. Un complemento importante fueron las reuniones de desarrollo municipal. En ellas se presentaban las propuestas, tanto de los factores destacados de cada municipio (comerciantes, ganaderos, hoteleros, pequeños industriales, artesanos, etcétera. Así como la de la gente pobre de las comunidades más apartadas).

Estas reuniones fueron organizadas con mucho éxito, por un joven Andrés Manuel López Obrador, quien al llegar a la presidencia de México (para orgullo de Tabasco), llevó a la práctica en todo el país, lo que denominó: La cuarta transformación. La revolución de las conciencias. Lo hizo bajo el democrático lema: Por el bien de todos primero los pobres. ( La de Andrés Manuel, es una historia difícil de creer para quienes no lo conocen. Es una historia de férrea voluntad, de principios y valores personales, de incansable trabajo, recorriendo por años el país a ras de suelo, en permanente contacto con el pueblo más necesitado. Una historia que para muchos puede resultar increíble. La historia de un hombre que con su esfuerzo, principios y tenacidad, logró convertirse en uno de los mejores presidentes de México).

Pero regresemos al gobierno de Don Enrique. Desde un principio el lema ahora fue: "Hablarán los hechos". No estuvo de acuerdo en poner primeras piedras de obras, ni en cortar listones.

Para explicar los centros integradores, nada mejor que citar al maestro, quien fue el creador del concepto: " Según el censo de 1980, había en Tabasco más de mil 400 comunidades dispersas pero, de acuerdo con otras fuentes de información que contaban también a los caseríos, las pequeñas comunidades tabasqueñas, sumaban cerca de 3 mil y en ellas habitaba al rededor del 60% de la población del estado. ¿Cómo ofrecer a tantos pueblos diseminados los servicios mínimos indispensables? ¿Cómo poner en acción ideas maduras en la teoría pero muy distantes todavía de la realidad? Para mí era cada vez más claro: Había que correr el riesgo e impulsar una estrategia que respetara y rescatara a un tiempo valores culturales tradicionales y abriera a las comunidades los caminos para levantar su propio desarrollo".

Hasta aquí el planteamiento del problema que el gobernador quería resolver. (Continuará)





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