Diciembre de 2025 hizo su aparición a tambor batiente, como se dice por ahí, y es que en apenas el primer tercio que lleva transcurrido, a nivel nacional se han mostrado diversos hechos que, con certeza, harán historia: 1.- Aparición virtual de Andrés Manuel López Obrador para presentar su libro "Grandeza" y lo que provocó en las conciencias nacionales; 2.- Aprobación de la "Ley de Aguas" y lo que este hecho legislativo trajo consigo; 3.- Visita de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a Washington al sorteo de la FIFA y la expresión de Donald Trump sobre que la presidenta de México "está haciendo un muy buen trabajo"; 4.- Realización de la asamblea nacional del PAN; 5.- Realización del consejo político nacional del PRI y la toma de protesta de los comités de ese partido en tierras mexiquenses; 6.- Conmemoración de los veinticinco años de la llegada del PAN a la presidencia de la república; 7.- Desmoronamiento de la "Generación Z" y del "Movimiento del Sombrero"; y 8.- Celebración de los siete años del arribo de la Cuarta Transformación a la presidencia de la república, son tan sólo algunos de ellos.

          Y respecto a los dos últimos, es conveniente resaltar que fueron muy diferentes uno del otro. En la celebración del inicio de la Cuarta Transformación, aunque no lo reconozcan sus detractores, todo brilló: fue pública en el zócalo de la capital del país, encabezada por la mismísima presidenta de la república, con la asistencia de más de medio millón de mexicanos. Y la conmemoración de la llegada derecha confesional al poder, fue privada, casi clandestina, con la asistencia de apenas cinco personajes de aquellos entonces: 1.- Vicente Fox, presidente de 2000 a 2006; 2.- Marta Sahagún, su cónyuge; 3.- Rubén Aguilar, su vocero y ex integrante de la guerrilla salvadoreña; 4.- Jorge G. Castañeda, su titular de relaciones exteriores, ex militante de izquierda, creador de la frase "comes y te vas" que Vicente Fox le dijo al comandante Fidel Castro, y principal impulsor en 2024 del "go negative" o ataques en contra de la candidata Claudia Sheinbaum Pardo; y 5.- Rodolfo Elizondo, su titular de turismo y, en un tiempo, cercano a Felipe Calderón.

          Con certeza, el momento en que Andrés Manuel López Obrador triunfó en las urnas y asumió el poder presidencial en 2018, más allá si está o no de acuerdo con estos hechos, permanece fresco en la memoria del mexicano, pero no estoy muy cierto si el ascenso de Vicente Fox a la presidencia está presente, toda vez de que ha pasado un cuarto de siglo, y por ahí dicen que la distancia y el tiempo tienden a diluir todo.

          En lo personal, mientras Vicente Fox se preparaba para recibir la banda presidencial el uno de diciembre de 2000, un día antes, el 30 de noviembre, lo recuerdo bien, yo todavía creía que PRI y PAN no eran uno mismo, como decía la canción del grupo "Timbiriche", y aunque no había votado por ninguno de estos partidos políticos, en el fondo creía que el PRI era menos malo que el PAN, y por ello ese día escuché al gran "Chava" Flores y su "México de ayer": "Estas cosas hermosas / porque yo así las vi / ya no están en mi tierra / ya no están más aquí. / Hoy mi México es bello / como nunca lo fue / pero cuando era niño / tenía mi México un no sé qué".

          Y recordé a la patria frondosa, morena, vestida de blanco, con la bandera en sus manos y de porte orgulloso que aparecía en la portada de mis libros de texto gratuitos; y recordé que en el pueblo de mis antepasados el ejido era la máxima arma para la sobrevivencia; y se me vino a la memoria que el proverbio bíblico de "al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" se cumplía, y los curas no hacían política y los políticos vivían su religiosidad en la intimidad de su hogar; y recordé a ese México que estaba por desaparecer un día después con el ascenso de Vicente Fox a la presidencia de México.

          Aunque también me dije que en apego a la verdad ese México de mi infancia no dejará de existir de la noche a la mañana, y que, por ejemplo, lo que implementó Carlos Salinas de Gortari durante su gestión presidencial de 1988 a 1994, era fundamental para que se diera este cambio en el país, con todo y el arribo de la derecha confesional al poder ejecutivo federal: de entrada, el cambio en la relación del gobierno con las iglesias, principalmente con la católica, donde en la práctica el laicismo pasó a ser letra muerte; y después, con la modificación al artículo 82 constitucional haciendo a un lado aquella máxima de que para llegar a la presidencia del país se tenía que ser hijo de padre y madre mexicanos por nacimiento.

          Y bueno, llegó Vicente Fox a Los Pinos, y con él la Virgen de Guadalupe sustituyó a Benito Juárez en el despacho presidencial, y con este par de acciones, el PAN y el PRI se acercaron cada vez más, tanto que en la actualidad los dos se pelean por decir el discurso más anticomunista, más intervencionista, más antinacionalista, más doctrinal y menos ideológico del espectro nacional, discurso que por fortuna sólo tiene eco en una minoría que cada vez es más minoritaria.

          Es decir: en la realidad, así se ha mostrado en este diciembre, siete años vencen a veinticinco años.