Tascoob: voces que siembran futuro
13/06/2025
Oratoria Tabasco: el arte de hablar con propósito en la era del ruido
En un mundo marcado por la velocidad, la estridencia y la saturación de discursos vacíos, la palabra bien dicha emerge como un acto de resistencia. No como simple adorno retórico, sino como vehículo de pensamiento, conciencia y libertad. La oratoria, ese arte antiguo que fundó repúblicas y derribó tiranías, vuelve a levantar su voz en nuestros días, gracias al empeño de quienes no se resignan al olvido ni al ruido.
En este contexto, cobra especial relevancia la labor de Oratoria Tabasco, una agrupación formada por apasionados del arte de hablar en público, todos ellos con un historial notable en certámenes estatales y nacionales. Lejos de buscar el aplauso fácil o el lucimiento personal, estos tribunos han hecho causa común para recuperar la prestancia y la dignidad de la palabra pronunciada con propósito. Su esfuerzo es tanto pedagógico como cultural, y responde a una necesidad vital de nuestro tiempo: que el pensamiento vuelva a tener voz.
Desde su fundación, Oratoria Tabasco ha sido semillero y plataforma, convocando a nuevas generaciones a concursos de oratoria y declamación que se han convertido en verdaderos foros de expresión, reflexión y sensibilidad. Pero este sábado 7 de junio marcaron un hito: la realización del certamen nacional "Tascoob, voces por la paz, la cultura y la libertad de expresión", una titánica empresa que congregó en el auditorio de la biblioteca pública "José María Pino Suárez" a participantes provenientes de nueve entidades federativas.
El nombre no es casual: "Tascoob" —una palabra que evoca raíz maya, tenacidad, herencia y porvenir— conjuga una aspiración estética y ética.
La importancia de este evento no radica únicamente en su magnitud organizativa, sino en su sentido profundo: ofrecer un espacio donde la palabra no sea moneda de cambio, sino instrumento de diálogo, de entendimiento, de construcción social. En tiempos convulsos y cacofónicos, donde la superficialidad suele imponerse al argumento y el eslogan al pensamiento, la oratoria es una forma de contracultura lúcida y urgente. No basta con hablar, hay que tener algo que decir; no basta con decirlo, hay que saber cómo decirlo.
A lo largo de la historia, la oratoria ha sido herramienta de transformación. Cicerón enfrentó a Catilina en el foro romano con una frase que aún resuena en las aulas: "¿Hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia?". En América Latina, figuras como José Martí, Belisario Domínguez o Eva Perón comprendieron que una idea justa necesitaba de una forma vibrante. En México, personajes como Benito Juárez y Ricardo Flores Magón supieron que una voz clara podía abrir grietas en los muros más sólidos.
Por eso es tan significativo que una nueva generación esté retomando esta tradición con ímpetu renovado. En tiempos donde la elocuencia es muchas veces confundida con demagogia y la opinión con sabiduría, los oradores que emergen desde espacios como Oratoria Tabasco están llamados no sólo a hablar, sino a significar.
Es preciso reconocer, entonces, a quienes hacen posible este movimiento: Elmer Andrade, Samuel Aguilar y Juan Torres, entre otros organizadores que han demostrado que el liderazgo también se ejerce con idealismo, constancia y visión. Ellos y ellas, desde la trinchera de la palabra, nos recuerdan que hablar ante una audiencia es también un acto de amor por lo público. Que la voz que tiembla, cuando es auténtica, conmueve más que el discurso pulido sin alma.
La oratoria no es reliquia ni ornamento: es necesidad humana, herramienta cívica, faro en medio de la niebla. Que florezca de nuevo entre los jóvenes no es un milagro, es una esperanza, porque toda sociedad que se respete debe enseñar a sus hijos no sólo a hablar, sino a pensar lo que dicen y decir lo que piensan con valentía, belleza y profundidad.
¡Salve, oradores! Que la voz nunca les tiemble cuando sea el momento de decir la verdad. Que la palabra les sirva siempre para construir puentes, para abrir conciencias, para sembrar futuro.
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