Razones del atraso frente a las grandes batallas científicas y tecnológicas

Siguiendo con el análisis de la educación planteado en mis anteriores comentarios

Siguiendo con el análisis de la educación planteado en mis anteriores comentarios, donde me referí a la importancia de la filosofía, la lógica y las matemáticas, dividiría yo al resto del conocimiento humano en dos partes: la básica y la aplicada. 

Así, por ejemplo en las Ciencias Naturales, la Física, la Química, y la Biología, conforman las Ciencias Naturales Básicas, mientras la Medicina, por ejemplo, para mí sería una Ciencia Aplicada de estas tres disciplinas básicas, y otras disciplinas básicas y aplicadas (como por ejemplo la Economía, la Administración, la Sicología, la Sociología, etc.).  

En este orden de ideas, yo he encontrado que es mucho más fácil “bajar” de las tres áreas a las Ciencias Básicas Naturales o aun a las Ciencias Sociales (tanto básicas como aplicadas) que “subir” de una de ellas a las tres áreas primordiales. Pero en México, los incentivos armados por el Modelo Imperial trabajan exactamente en sentido contrario. Las tres áreas definitivas (Filosofía, Lógica y Matemáticas) están ignoradas. ¿Por qué? 

Básicamente, porque el Modelo Imperial consiste de gente arriba quienes dan instrucciones y gente abajo quienes las comunican más abajo en la estructura de una manera vertical; es decir se requiere de gente estrechamente limitada en su desarrollo intelectual. Para esas funciones estorba el libre pensamiento necesario para el desarrollo de la Filosofía, la Lógica y las Matemáticas. Esta clase de pensamiento invade también a las disciplinas cercanas como la Física. Así es como se desarrolló el pensamiento humano. Los egipcios y los griegos con su Geometría, Filosofía y Lógica; los babilonios, hindúes y árabes con su Aritmética, Álgebra, Filosofía y Lógica; y después los europeos quienes pusieron todo junto en su forma moderna basada en un desarrollo intenso de estas tres áreas. 

Un país que no se integra a la lucha intelectual mundial, porque su modelo no le permite y no lo tolera (que debería de ser el verdadero propósito de la Educación en México), va a seguir siendo dependiente y hasta deformado en su parte más valiosa: su mente. Y siempre va a ser un seguidor de corrientes ya establecidas por líderes en otros países. En fin, el subdesarrollo mental para siempre. En este contexto, tratar de promover al desarrollo tecnológico del país es una tarea sumamente limitada.

Doy un ejemplo de cómo nuestro país pierde recursos, tiempo, y más que nada esperanzas armando “estrategias” nacionales basadas en ocurrencias de los dirigentes del Modelo Imperial. 

Hace décadas, faltaban maestros para educar a nuestra población y se armaron Escuelas Normales con la propaganda barata del Modelo ruidosamente promovido por nuestros políticos mediante promesas de un empleo vitalicio en el Gobierno Federal como maestro. Lógicamente, se volcaron muchos a estudiar “Educación” y las colas para lograr una plaza federal se alargaron al punto de que algunos tenían que esperar años para lograr tal hazaña. Ese sistema vino abajo por ser ilógico, de pobre diseño filosófico, y sin una cuantificación matemática a futuro, elementos básicas de una estrategia exitosa, pero despreciadas en nuestra nación que mucho prefiere las ocurrencias ridículas de nuestros “lideres” que el trabajo mental duro.

Ahora, lo mismo ocurre de nuevo con la carrera de Medicina, ya que la sociedad mexicana se ha convencido de que así se puede lograr el bienestar económico de sus hijos. Pero el número de estudiantes que el país requiere está limitado por la tasa de expansión del sector salud especialmente las plazas disponibles, severamente afectadas por nuestras frecuentes crisis presupuestales. De otra manera, habrá que exportar nuestros egresados a los Estados Unidos o ponerlos en otras actividades nacionales (encontré un egresado de Medicina conduciendo un taxi en Villahermosa recientemente, hasta me dio su tarjeta con su nombre con el título de “Doctor”). En ambos casos -normalistas como médicos-, no tiene sentido para un país con muchas necesidades reales a seguir fomentando fantasías y decepciones con el desperdicio de sus recursos escasos. 

Pero, existe una gran oposición a estudiar a las Ciencias Naturales Básicas que abren un panorama mucho más amplio que la plaza anhelada de médico. De esta manera, la base científica del país no se desarrolla y coexiste precariamente con lo poco que hay en México de las Matemáticas, la Lógica y la Filosofía, dejando manca y tullida a nuestra Nación frente a otras en las grandes batallas científicas y tecnológicas de nuestra época que determinan el nivel de vida de un pueblo. (EL AUTOR ES DOCTORADO EN ECONOMÍA POR LA  UNIVERSIDAD DE PENNSYLVANIA, 1971. COLABORADOR DE DIARIO PRESENTE * Centro de Estudios e Investigación del Sureste AC)