Un pesimista en Tabasco, es un optimista bien informado

Un pesimista en Tabasco, es un optimista bien informado

Todos los niveles de gobierno están nerviosos porque a nadie le gustan los recortes, ni la austeridad, ni menos la “pobreza franciscana” de la que habló el Presidente AMLO, que nos tomamos como una broma de mal gusto, pero que todo parece indicar que era una promesa muy seria. La secretaría de Hacienda ya nos adelanta que el crecimiento del 2.1 previsto para este año se va a quedar en 1 y eso con mucha suerte. Eso de recortar las previsiones de crecimiento no puede suscitar el entusiasmo de los enanos y supone una tragedia aritmética que sucede en la calle y desemboca en el mercado de la calle más cercana, que es donde están nuestras tiendas vacías de clientes que se encuentran buscando empleo en donde no hay. Hacen bien los economistas de la Cuarta Transformación, que anunciaban que todo estaba muy bien, y en crecimiento sostenido en México, en quitarse de en medio, porque si aparecieran por la calle, la gente, que no sabe bien lo que es la “desaceleración global”, podía acelerar el paso para interceptarle el suyo. A nadie le gustan los recortes y en México, y en Tabasco más, todos estamos trasquilados. Cómo será la cosa que incluso el Gobierno admite que la economía está en retroceso, que es como confesar que se avanza hacia la retaguardia, pero no se toman medidas políticas ya que cada sastre quiere cobrar las hechuras, aunque la tela sea de todos los clientes. En esa situación creo que ha hecho muy bien el presidente en no pelear con Donald Trump por lo de la frontera y los migrantes, -aunque a muchas personas que desean perderle de vista les parezca ceder a sus caprichos-, porque todo apunta para que a más tardar a finales de año asome sus garras el fantasma de la recesión y no es bueno tener a los vecinos en contra. Es de suponer que las autoridades financieras mexicanas, que también tienen sede en Washington, nos concedan un plazo mayor para entramparnos hasta que las cosas pinten mejor. Parece que únicamente hay algo que produzca mayor desasosiego que contraer deudas: pagarlas. Y está claro que tenemos que hacerles frente porque no nos permiten darles la espalda. Sería preferible deber dinero toda la vida que tener que pagarlo a plazos, pero no hay otra salida en esta callejuela. Le deseamos suerte en su excursión a los que les toca trabajar en los mercados internacionales para obtener dinero líquido que nos permita afrontar lo que nos viene. Afortunadamente para Tabasco ya se han etiquetado unos cuantos millones para los trabajos iniciales de la Refinería de Dos Bocas y el Gobernador se encuentra trabajando en atraer varios proyectos productivos internacionales que posiblemente ayuden a mitigar la catástrofe financiera que de nuevo parece que va a padecer una buena parte de los países desarrollados y en desarrollo. Dicen que un pesimista es un optimista bien informado y de lo que se trata es de mantener una buena actitud colectiva, no desesperarse y tener un poco de paciencia porque “no hay mal que cien años dure”. Hace falta saber mucho de política y muy poco de la naturaleza humana, pero entre todos hemos logrado que no se entienda nadie. La casa está por barrer, pero en estos tiempos no se puede tirar por la ventana, con evidente riesgo de que le caiga en la cabeza a alguien que pasa por allí.