¿Y así quieren el voto?

El letal coronavirus que tiene en vilo a la aldea global de todos los países sobre la faz del planeta Tierra no estaba para nada en la hoja de ruta del 2020 de ningún gobierno

El letal coronavirus chino que tiene en vilo a la aldea global de todos los países sobre la faz del planeta Tierra no estaba para nada en la hoja de ruta del 2020 de ningún gobierno; sin embargo, en todos, incluidos México y su pacto de 32 estados federados, representa también un peligroso desafío que les exige capacidad para gestionar la crisis sanitaria transitada hacia lo socioeconómico, endosado a ello la continuidad y/o fin de la carrera incluso de prominentes integrantes de la clase política cogobernante.

Según el parte médico y socioeconómico de una inocultable crisis indeseable pero que es una realidad a equiparable al crack de 1929, en los mismos parámetros será el resultado que obtendrá cada frente partidista cogobernante en las macro elecciones concurrentes, locales en todos los estados y las federales para renovar a los diputados del Congreso de la Unión.

El seis de junio de 2021 será la fecha en la que por voluntad popular el entramado democrático cobrará las correspondientes facturas; la renovación de autoridades de gobierno, incluidas 15 gubernaturas, por la vía electoral –mandatada por el artículo 41 y 116 constitucional- implicará un radical cambo en la geopolítica mexicana del poder.

 Absolutamente nadie en la administración pública del país, en sus tres niveles, ni los opositores se salvan del desastroso efecto colateral de la pandemia, en donde evidentemente las instituciones políticas ni sus actores públicos tienen “fuerza moral” alguna que les haga inmune, sino que igual hay quienes ya se infectaron.

Sólo para este 2020 serán nuevos pobres entre seis y 10 millones de habitantes adicional a los 52 millones 400 mil habitantes al 2018, consignado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), que genera información objetiva sobre la situación de la política social y la medición de la pobreza en México, que en teoría permita mejorar la toma de decisiones en este tema sustantivo.

La pandemia del covid19 ha puesto al descubierto lo miserable que son aún más quienes se auto proclaman políticos integrantes de una clasista elite, quienes en su escaso intelecto ideológico carecen de capacidad para gestionar un conjunto de planes estructurales asertivos que permitan de inicio poder salir de la emergencia sanitaria, incompetentes  para implementar medidas necesariamente radicales a las masas que en su caótico arbitrio anárquico hacen caso omiso al llamado.

Por donde se le quiera buscar un mediano éxito nada más no lo hay, mientras que la llamada “nueva realidad” se demorará  más allá de lo previsto, desde el 23 de marzo cuando oficialmente inicio la jornada nacional de sana distancia y arraigo domiciliario, derivado de suspender la operatividad en sitio de actividades no esenciales, hasta estar hoy en la tercera fase no ha habido resultado positivo, pese a ser mínima la incidencia de afectados.

Basado en el artículo 29 constitucional que prevé decisiones de estado ante una condición de estas características, las autoridades sanitarias gubernamentales están obligadas a ser todavía más severas, a adoptar medidas similares  a las que adoptaron Italia y España para en lo inmediato tener control y bajar los casos de infectados diarios que aquí llegaron al alarmante record de 3 mil 029 casos nuevos para el 24 de mayo y 502 fallecidos el 27 de mayo siguiente.

Adicional a las medidas generales establecidas del gobierno federal, en el ámbito local y municipal implementaron otras adicionales para controlar y abatir el covid19, pero no ha sido posible ante una irracional actitud de una minoría de la población.

Doctores, enfermeros, camilleros, trabajadores sociales, entre otros integrantes que comprometidos con su vocación social exponen a diario su integridad para asistir a las personas infectadas, con la lamentable muerte sí de pacientes pero igual de personal de salud. Una heroica labor que en vez de ser reconocida más de una vez ha sido discriminada por la sociedad.

La falta de liderazgo político(¿?) entre la clase cogobernante, ejecutiva y legislativa, mantienen su mezquindad en vez de unir sus esfuerzos en pro de un rescate del país ante una pandemia que en definitiva ha llevado a la quiebra de pequeñas y medianas empresas, de quienes sus propietarios en vez de tributar al fisco optaron por utilizar el escaso recurso para liquidar conforme a la ley a sus leal plantilla laboral.

El sistema de partidos en conjunto son cogobernantes, habida cuentas que todos tienen gobiernos desde el presidencial, gubernaturas y alcaldías; además de las legislaturas locales y en el ámbito del Congreso de la Unión. Por tanto, todas deberían cesar el ataque donde son oposición para privilegiar la restauración del bien común, borrado por el covid19.

Sin filias ni fobias, todos los frentes partidistas, están comprometidos a partir de los cargos públicos dados la voluntad popular, esta a la cual se deben en cuanto a los compromisos pactados de gestionar como autoridades ejecutivas y/o legislativas condiciones de un bienestar reflejado en la calidad de vida maltrecha para la generalidad de las colectividades, ante una parálisis total que le ha llevado al país, integrante de la aldea global, hacia la ruta de una crisis extrema en todos los órdenes.

Ahora es cuando la clase cogobernante podría haber resarcido con sus acciones estructurales el desprestigio que arrastran. Pero no, en medio de la tempestad se mantienen en la mezquindad.

Bitácora

No hay mal que dure 100 años… Lástima que el sabio refrán no aplica en México, excepto para la cínica clase política, con sus excepciones.  

eduhdez@yahoo.com