Y tú ¿eres marmota?

Les cuento la fábula de la marmota: Ante el aburrimiento existente entre los animales

Existe una fábula que por lo general es un ejemplo de lo que ocurre cuando algo no suscita beneficios inmediatos, sino al contrario, enfados y molestias, pero con el correr del tiempo resulta provechoso.

Así, encontramos el caso del alumno que, tras reprobar una materia, culpa al maestro de su visible desdicha, aunque con el paso de los años, ya en su etapa laboralmente productiva, termina por agradecerle la firme y estricta enseñanza. O el caso de los ciudadanos que se incomodan por una obra pública durante su fase de construcción y agravian al gobierno que la realiza, aunque con el tiempo terminan por entender y aceptar lo sustancial que era para mejorar sus condiciones de vida.

Les cuento la fábula de la marmota:

Ante el aburrimiento existente entre los animales, estos determinaron que lo más importante era la alegría y que solo permitirían vivir a los animales o especies alegres. La prueba para saber qué especie animal era alegre y cuál no, consistía en provocar la risa de la marmota, un roedor silvestre, de pelo denso, orejas pequeñas y gran cola, emparentado con las ardillas. Para ese fin, el rey león sería el juez de la prueba.

El primer animal encargado de explicar un chiste a la marmota fue la tortuga. Con su lentitud y su arrugada cara no pudo alegrar el semblante de la marmota. Y el rey león declaró a las tortugas animales a extinguir.

Luego le tocó el turno al conejo. Vivaracho y confiado en sus cualidades

humorísticas, explicó una historieta a la marmota. Pero esta no cambió siquiera de expresión... y los conejos quedaron en espera de su triste final.

Después vino el oso, más tarde el pavo, luego el gallo, la cebra... Todos fracasaron, no hicieron reír a la marmota... y quedaron aguardando lo peor. De pronto, apareció la lechuza. Con voz profunda, lenta y cortas frases narró una confusa historia sucedida en un bosque. Todos esperaron la desaparición de las lechuzas. Pero, de repente, la marmota empezó a mover los labios, insinuó una sonrisa, después empezó a reír y finalizó con una incontenible risa de felicidad.

El león, sorprendido y muy puesto en su papel de juez, preguntó a la marmota: ¿De verdad te ha gustado el cuento de la lechuza?

¡No, por supuesto! —contestó la marmota— ¡Pero, qué divertido era el chiste de la tortuga!

Esto significa que la reacción de la lenta y pesada marmota es tan dilatada que, cuando ríe, hay que remontarse a las causas primeras para entender su actitud.

Reitero: pienso que ocurre lo mismo con la conducta de los ciudadanos ante muchas obras públicas. Es común que su proceso de ejecución no provoque las emociones más agradables; sin embargo, la alegría de seguro llegará después, solo hay que tener presente todos los beneficios que las obras pueden acarrear, es decir, recordar las causas, remitirse a las razones que las originan.

Hoy, la construcción del Acueducto Usumacinta que contribuirá a resolver de fondo los problemas de turbiedad y desabasto de agua en Villahermosa quizá no haga reír a la marmota, pues no es fácil lidiar con el congestionamiento vehicular ocasionado por el cierre de vialidades. Por ello, el gobierno municipal de Centro, entidad responsable del proyecto, apela a la paciencia y la comprensión de vecinos, empresarios y usuarios de servicios, porque mañana el gozo y el beneficio serán permanentes.

La paciencia en escenarios de transformación es un signo distintivo de las sociedades maduras. Es cuestión de esperar; ¡ah!, y también es cuestión de que algunos muestren buena actitud para evitar el riesgo de extinguirse.