Brittney Griner, basquetbolista de Estados Unidos que fue detenida en Rusia desde febrero, fue condenada este jueves a 9 años de prisión por un tribunal ruso que la consideró culpable de tráfico de drogas, luego de ser arrestada en posesión de líquido de vapor a base de cannabis cuando llegó a Moscú. 

El tribunal de Jimki, cerca de Moscú, declaró culpable a la jugadora de posesión y tráfico de drogas, condenándola por ello "a nueve años de detención en una colonia penitenciaria", declaró la jueza Anna Sotnikova, según una corresponsal de la AFP. 

Brittney Griner va a recurrir esta decisión "absurda", anunciaron sus abogados. 

"El veredicto es totalmente absurdo. Vamos a recurrir, sin duda", declararon los abogados de la jugadora en un comunicado, poco después del anuncio de la condena. Griner está detenida en Rusia desde su arresto en febrero en posesión de líquido de vapor a base de cannabis. 

Su sentencia podría allanar el camino para un intercambio de prisioneros entre Rusia y Estados Unidos que incluiría a la deportista de 31 años y a Viktor Bout, un ruso encarcelado en Estados Unidos que fue un prolífico traficante de armas. 

Griner había suplicado antes al juez que no "acabe con su vida" con una dura condena de prisión por introducir los cartuchos de vapeo infundidos con aceite de hachís, antes de romper a llorar en el tribunal. 

Nueve años y medio en la cárcel 

El fiscal ruso pidió que Griner, dos veces medallista de oro olímpica y estrella de la Asociación Nacional de Baloncesto Femenino (WNBA), sea condenada a nueve años y medio de prisión si es declarada culpable de llevar drogas ilegales a Rusia. 

Griner fue detenida en el aeropuerto moscovita de Sheremetyevo el 17 de febrero con cartuchos de vapeo que contenían aceite de hachís en su equipaje. Se declaró culpable, pero dijo que no tenía intención de llevar una sustancia prohibida a Rusia ni de hacer daño a nadie. 

"Cometí un error honesto y espero que su sentencia no acabe con mi vida aquí", dijo Griner en el tribunal antes de romper a llorar. "Mis padres me enseñaron dos cosas importantes: una, asumir tus responsabilidades y dos, trabajar duro por todo lo que tienes. Por eso me declaré culpable de mis cargos". 

El caso lanzó a la deportista texana de 31 años a la vorágine geopolítica desencadenada cuando el presidente Vladimir Putin envió tropas a Ucrania el 24 de febrero.