¡Tercera llamada!… y la luz roja del semáforo indica que la función está por comenzar, el escenario: el crucero de las avenidas Usumacinta y Periférico, o como muchos le llaman los alrededores del puente de la Feria.

En medio del incesante calor que emana del pavimento, así como de los carros que detienen su marcha en el crucero, se realiza la función de los payasitos, quienes ante todo presentan una sonrisa o una mirada coqueta para atraer la atención de las personas que viajan en las unidades que a diario pasan por el lugar.

Aunque la función es corta, los payasitos realizan sus actos de malabares, en un par de minutos, sus movimientos tienen que ser precisos, pues un mal paso puede provocar un accidente, como resultar lastimado al ser impactado por algún carro de los que se encuentran en movimiento por el lugar.

EN BUSCA DE FORTUNA

Originarios de la ciudad de Mérida, ‘Bolillin Chiflado’ y ‘Chispita Chiflada’, llegaron a tierras tabasqueñas en busca de una oportunidad de trabajo, ambos son un joven matrimonio con una pequeñita de 3 años, quien se quedó con un familiar en la tierra Maya, de eso ya tiene un par de semanas sin poder verla más que por video llamada a través de un celular, debido a que lo que se recolecta a duras penas alcanza para la comida.

 Debido a la contingencia los trabajos en los parques o fiestas infantiles han sido suspendidas por eso mismo han tenido que salir a calle en busca de alguna moneda de forma honrada, por eso le piden a los automovilistas que sean respetuosos con los artistas de los cruceros, pues para muchos de ellos es su única forma de sobrevivir.

AL MAL TIEMPO… BUENA CARA

En otro escenario no muy lejano, pero con las mismas características, realiza su espectáculo Willi Safu Puchi-Ka-ka, quien forma parte de una generación de payasos locales, el señala que en tiempos de Covid-19, ellos se han visto muy afectados, pero ante los malos tiempos, siempre ponerle una sonrisa y con esa misma fórmula él asegura que día a día lucha por juntar los centavos.

Agrega que en algunas ocasiones han sido agredidos por automovilistas, sin embargo, esperan que como pueblo todos nos apoyemos.

 Manteniendo siempre una sonrisa agrega que si alguien no quiere regalarle una moneda, pueden darles, arroz, frijol, o cualquier otro producto de primera necesidad pues en tiempo de pandemia cualquier ayuda es bien recibida.

¡CHIQUITO PERO GRACIOSO!

Christian Yair Hernández, también forma parte de una generación de payasos, que a más de uno le ha logrado robar una sonrisa, él junto con su padre también realiza show en fiestas privadas o en los parques, principalmente en el Tomás Garrido, en donde antes de la pandemia cientos de familias se daban cita para convivir.

Con una sonrisa de oreja a oreja, señala que todo lo que gana es para poder pagar sus estudios y en esta temporada de la pandemia es para pagar su internet, aunque en ocasiones el dinero no es suficiente, pero hace todo lo posible para recolectar el dinero para lo esencial. 

 “Pipito”, como es su nombre artístico, tiene ya 14 años ejercer la profesión de payaso, pues desde muy chiquito de la mano de su padre comenzó a actuar, a pesar de las diversas ocasiones en las que ha sido víctima de bulling, esto debido al tamaño de sus ojos, sin embargo no pierde la esperanza de cada día salir a trabajar para buscar una mejor vida cada día, protagonizando en los cruceros de nuestra ciudad el “Show del Circo de la Calle”.