Poder Político
29/09/2025
Babel
La reciente 80ª Asamblea General de Naciones Unidas evidenció con crudeza el colapso de una misión imposible por el que fue concebida en 1945, hacer prevalecer el espíritu de paz mundial; habida cuenta que los jefes de estado en particular de los países con supremacía dominante sumadas a los que se hallan en guerra no tienen si quiera el interés por parar los conflictos bélicos, sobre todo en Tierra Santa y Medio Oriente. Un panorama oscuro indeseable ante la sinrazón.
Este 2025 representó un punto de inflexión. Si bien reafirmó la relevancia de la ONU como espacio de diálogo, también evidenció su fragilidad institucional. La falta de consenso entre potencias, el debilitamiento del multilateralismo y la ausencia de mecanismos eficaces para enfrentar crisis globales plantean interrogantes sobre el futuro de la organización.
La hipocresía entre la clase política gobernante afirmó que entre estos no hay amigos ni aliados sino intereses mezquinos, facciosos; en los que no se incluye a la humanidad excepto para validarle sus atrocidades.
Qué se podría esperar de un neofascista Donald Trump que lejos de enviar un mensaje por conciliar la armonía por sobre las diferencias se empecinó en la ridícula obcecación por reclamar un Premio Nobel de la Paz, con el alegato de que en su caso ha tenido que asumir el rol del órgano mundial. Por lo contrario, patrocina la anarquía.
Israel en lo absoluto no se manda solo sino que históricamente ha tenido el consentimiento de los Estados Unidos de América para abrir un inmisericorde fuego contra las naciones vecinas, aún más con Gaza que tiene destruida con la consecuencia de un genocidio que no se puede ocultar, so pretexto de exterminar al gobernante Grupo Hamas, la invasión y rehenes no justifican las ruinas.
La política obsequiosa del ejecutivo estadounidense fue marcado porque mientras el israelí Benjamín Netanyahu acudió a la sede en Nueva York para emitir su posicionamiento en el sentido de mantener la escalada de guerra en Tierra Santa, el palestino Mahmoud Abbas por la prohibición de ser admitido en país norteamericano participó mediante videoconferencia, con el acento de mediar para que cese tanto exterminio en Gaza, por cierto Palestina reconocida como país por los integrantes de la OTAN, entre estos Inglaterra, aliada de los anfitriones; en su caso Trump se mantiene al margen por así convenirle.
Las diferencias a la inversa también se marcaron porque el jefe de estado palestino fue muy ovacionado posterior a su posicionamiento dado de manera virtual, para el israelí el repudio fue abrumador y manifiesto al retirarse la mayoría de los gobernantes y representaciones en señal de reprobarle el entorno de guerra, con la intención de hacerse de territorios que no le pertenecen; Gaza lo tiene a merced pero para entregárselo a Donald Trump, no a los Estados Unidos de América, para erigir un complejo turístico de primer mundo.
La invasión bélica de Rusia en Ucrania desde febrero de 2022 igual tuvo su foco de atención, aunque menor; Volodímir Zelensky pidió apoyo internacional para frenar la ofensiva del invasor Vladimir Putin, quien ya hizo sus incursiones por Polonia y otras naciones que fueron parte de la extinta Unión Soviética, pertenecientes ahora a la OTAN que enfrenta la encrucijada por intervenir ante la velada amenaza del presidente ruso.
La conmemoración del 80 aniversario de la ONU en su Asamblea Anual 2025 se enmarcado con el contraste de las voces críticas en rededor de la misión de la paz frente a los promotores de las guerras movidos por la ambición de conquistar territorios y el provecho de los preciados recursos de que son poseedores. En el limbo quedaron temas trascendentales que implica a todos, caso el las crisis de sustentabilidad por cambio climático y la hambruna.
La ONU se encuentra ante una encrucijada: reformarse para ser más inclusiva, representativa y eficaz, o continuar en una acelerada pérdida legitimidad ante un mundo cada vez más fragmentado. La 80ª Asamblea no ofreció respuestas definitivas, pero sí dejó claro que el tiempo para la transformación es ahora.
Bitácora
Aunque el Secretario de Relaciones Exteriores Juan Ramón de la Fuente se personalizó en representación de México, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo debió considerar la trascendente oportunidad de asistir a un evento convocado para la 80ª Asamblea de la ONU. Sin demerito alguno, no es lo mismo una representación que la presencia de jefe de estado por la autoridad que per se implica ante sus iguales. Aun más porque este país tiene un legado en impulsar la paz y dar refugio a migrantes que a cambio le aportan su talento. eduhdez@yahoo.com
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