¿Y de ahí?
10/06/2025
La democracia y el diálogo, contra la polarización
Uno de los supuestos más importantes e incomprendidos en una democracia es el diálogo. Mientras en las ciencias sociales hay diversos estudios que ponderan que vivimos en una época que tiende cada vez más a la polarización, tener capacidad y voluntad para dialogar es cada vez más importante. En ese sentido, luego del rechazo de un sector a la propuesta del gobernador Javier May de hacer un nuevo Museo Nacional Olmeca donde está el actual Parque Museo La Venta, se ha dicho que se va a hacer una consulta.
Abiertas las puertas del diálogo, será importante empezar por el principio, establecer claramente necesidades, alcances, alternativas, supuestos y presupuestos. En primer lugar, es innegable que las piezas originales deben ser resguardadas, porque si bien la intención del poeta Pellicer de que el espacio fuera un poema, que el visitante pudiera recrear para sí en alguna medida la experiencia de explorar y descubrir directamente en la selva los vestigios de nuestros ancestros, la realidad es que las piezas no pueden ser debidamente conservadas para la posteridad expuestas así al aire libre, donde han llegado a ser vandalizadas.
El gobierno del Estado habrá de reconocer que quizá hacer el anuncio sin ofrecer mayores detalles fue un error. Antes de que cualquier ejercicio de consulta sea posible, es necesario dar a conocer el proyecto que se tiene, con planos y presupuestos en mano. Sólo entonces pueden tener algún sentido las acusaciones de "ecocidio" o que se desestimen, porque hasta ahora sólo hay especulaciones.
Resulta hasta cierto punto lógico que los tabasqueños estén tan apegados al parque museo, ícono ya no sólo de la capital Villahermosa, sino de Tabasco entero, por cuanto sus raíces culturales e históricas. Es comprensible la molestia de que se les presente, como decisión tomada, una modificación tan importante del espacio público. De por sí, los villahermosinos están cansados de que un día sí y otro también se tomen decisiones que les afectan sin consultarles, como mover el reloj floral de un lado a otro, reparar todos los puentes que son entrada y salida de la ciudad al mismo tiempo, entre un largo etcétera frustrante.
Es posible y necesario abrir un diálogo sobre el Museo Nacional Olmeca / Parque Museo La Venta. Hace falta voluntad, tanto de quienes están en el poder como de quienes dicen defender el patrimonio. Se requiere transparencia, tanto como apertura para conocer opciones. Tal vez, en lugar de un museo nuevo, pueda hacerse una remodelación en la que se priorice la protección de las piezas, aunque haya que ajustar la experiencia que Carlos Pellicer propuso para los visitantes.
Para ello, hace falta despojarse de animadversiones políticas y reducciones simplistas. Se puede tomar decisiones en colectivo, sin arrojarnos descalificativos basados en diferencias de partido, personales o ideológicas. Hay que dejar que opinen los que saben, que propongan los que tengan la capacidad de hacerlo, especialmente hay que hacer a un lado esa gana de usar hasta la más pequeña oportunidad para descalificar todo lo que venga del pasado o todo lo que sea de tal o cual color. Para tomar decisiones de la mejor manera, hay que tener la cabeza fría y no permitir el uso faccioso de la coyuntura.
Habrá que centrar los esfuerzos en la consulta ciudadana, después de que se conozcan los detalles o alternativas del proyecto. Es deseable abrir foros, diálogos en donde todos los que estén organizados e interesados genuinamente puedan expresarse, no como mera formalidad, no nada más para informar de qué va el proyecto, sino que la relatoría sirva efectivamente para tomar en cuenta diferentes puntos de vista. Es más difícil, es lo correcto.
Lo mejor es establecer la premisa de que las piezas no deben continuar a la intemperie como hasta hoy. Aceptar que los cambios en el espacio público son necesarios conforme pasa el tiempo, y que la mejor forma de hacerlos es en colectivo, con la apertura suficiente para escuchar a todos: a los que les importa el parque, a los que les importa la laguna, a los que les importan los animales, a los que les importan las piezas, a los que les importa la ciudad y la ciudadanía. Habrá que hacer espacio para que quepamos todos, para que en realidad nadie se quede fuera, a menos que eso quiera.
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