A Emilio Lozoya no se le podrá ver en restaurantes de lujo como se le observó hace unos días. Tampoco estará en su casa de forma cómoda en espera de que sea llamado por un juez.
Fui su alumno en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y desde entonces (1969) lo reconocí y lo admiré por su sabiduría y por su brillantez.
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